La tradición universitaria

Por: Carlos Francisco Guevara Mann.

A propósito del 80 aniversario de la Universidad de Panamá.


La universidad moderna nació en la Europa medieval, a cargo de corporaciones religiosas—catedrales, monasterios—dedicadas a la recuperación, generación y dispersión de conocimientos.  Paradójicamente, surgió en una época normalmente asociada con el oscurantismo y la ignorancia.

La Escuela Médica de Salerno (Italia), fundada en el siglo noveno, es considerada la primera universidad europea.  Dejó de funcionar en 1811.  La Universidad de Bolonia (Italia), creada en 1088, es la más antigua aún en funcionamiento.

Los españoles trajeron a América la tradición universitaria.  En 1538 se fundó en Santo Domingo la Universidad de Santo Tomás de Aquino (cerrada en 1832).  La más antigua que todavía opera en el Nuevo Mundo es la Universidad Mayor de San Marcos (Perú), establecida en 1551 y “madrina” de la Universidad de Panamá.  Más tarde ese mismo año fue fundada la Real Universidad de México, hoy Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la más grande de América Latina.

En sus inicios, el currículum universitario comprendía las siete artes liberales, divididas en el trivio o artes de la elocuencia (gramática, lógica, retórica) y el cuadrivio o artes matemáticas (aritmética, música, geometría y astronomía).  Una vez completaban el programa básico, los estudiantes emprendían estudios más adelantados en una de las tres áreas profesionales: medicina, derecho y teología.

Este formato prevaleció hasta el auge del liberalismo y, sobre todo, del utilitarismo, que impregnó el ramo educativo con su máxima de “enseñar lo que es útil”.  Emergieron entonces numerosas disciplinas universitarias, como la administración, las distintas ingenierías y las diferentes ciencias naturales y sociales.

Panamá tuvo su primera universidad en 1749, cuando por iniciativa del sacerdote natariego Francisco Javier de Luna Victoria y Castro—luego obispo de Panamá (1751-58)—el rey Fernando VI creó la Universidad de San Francisco Xavier.  Funcionó hasta 1767, cuando el rey Carlos III expulsó de sus dominios a la Compañía de Jesús, a la que pertenecía esa universidad.

Tras la creación de la primera república—el Estado de Panamá—en 1840, la Asamblea Constituyente transformó el Colegio del Istmo (1823) en universidad.  Como su antecesora jesuita, la Universidad del Istmo operó por pocos años, hasta su clausura en 1852.

Luego de la fundación de la República, para promover la educación superior en un campo especialmente importante inició labores en 1918 la Facultad Nacional de Derecho.  Diecisiete años más tarde, el presidente Harmodio Arias Madrid fundó la Universidad de Panamá, que este mes de octubre celebra su octogésimo aniversario.

En su discurso de inauguración, pronunciado el 7 de octubre de 1935 el Dr. Harmodio Arias expresó: “en el propósito explícito de que la Universidad sea la culminación de nuestro sistema escolar está también el propósito implícito de reforzar, con el servicio que ella pueda ofrecer, los altos fines de la educación nacional que, evidentemente, no pueden ser otros que los de consolidar y reafirmar los atributos espirituales de la nacionalidad panameña.”

Que tan sabias palabras nos estimulen a pensar en la milenaria tradición universitaria y cómo afianzarla en Panamá, Colombia y los países americanos, a fin de alcanzar un mayor desarrollo.


Versión actualizada del artículo publicado en la edición de octubre de 2015 de la Revista Elite, Club Unión de Panamá.


© Blogs Uninorte, 2015


Imagen: El edificio de la Administración es conocido como La Colina. Por: Edwinosb, 2014. CC BY-SA 4.0


 

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