La malnutrición se extiende por el planeta

La malnutrición se extiende por el mundo, la obesidad aumenta en casi todos los países mientras que la desnutrición persiste en los lugares más pobres, desveló un estudio el martes.

La comunidad internacional no conseguirá acabar con la malnutrición de aquí a 2030 si no actúa más energéticamente, según los autores del Global Nutrition Report, financiado por entidades públicas y organizaciones filantrçopicas alrededor del mundo.

El estudio sobre malnutrición señala que por lo menos 57 de los 129 países analizados presentan altos niveles tanto de desnutrición -sobre todo en el retraso de crecimiento y anemia- como de obesidad y de sobrepeso en los adultos.


malnutrición

Porcentaje de la población afectado por la malnutrición por país, de acuerdo a estadísticas de las Naciones Unidas. Imagen de Lobizón, 2007, en “English Wikipedia”. Wikimedia Commons. CC BY-SA 3.0


“Una de cada tres personas sufre malnutrición”, explicó Lawrence Haddad, copresidente del grupo de este informe e investigador asociado al International Food Policy Research Institute, citado en un comunicado de prensa.

Según el estudio, casi la mitad de las muertes de los menores de cinco años se debe a la malnutrición, que junto a unos regímenes alimenticios inadaptados, constituye el primer riesgo de la sanidad pública.


Para tener una alimentación sana es preciso (OMS):

Adultos

  • comer frutas, verduras, legumbres (por ejemplo, lentejas, judías), frutos secos y cereales integrales (por ejemplo, maíz, mijo, avena, trigo o arroz integral no procesados);
  • al menos 400 g (5 porciones) de frutas y hortalizas al día (2). Las patatas (papas), batatas (camote, boniato), la mandioca (yuca) y otros tubérculos feculentos no se consideran como frutas ni hortalizas.
  • limitar el consumo de azúcares libres a menos del 10% de la ingesta calórica total (2, 5), que equivale a 50 gramos (o unas 12 cucharaditas rasas) en el caso de una persona con un peso saludable que consuma aproximadamente 2000 calorías al día, si bien para obtener mayores beneficios, se recomienda idealmente reducir su consumo a menos del 5% de la ingesta calórica total (5). Son los fabricantes, los cocineros o el propio consumidor quienes añaden a los alimentos la mayor parte de los azúcares libres. El azúcar libre también puede estar presente en el azúcar natural de la miel, los jarabes, y los zumos y concentrados de frutas;
  • limitar el consumo de grasa (1, 2, 3) al 30% de la ingesta calórica diaria. Las grasas no saturadas (presentes, por ejemplo, en el aceite de pescado, los aguacates, los frutos secos, o el aceite de girasol, canola y oliva) son preferibles a las grasas saturadas (presentes, por ejemplo, en la carne grasa, la mantequilla, el aceite de palma y de coco, la nata, el queso, el ghee y la manteca de cerdo) (3). Las grasas industriales de tipo trans (presentes en los alimentos procesados, la comida rápida, los aperitivos, los alimentos fritos, las pizzas congeladas, los pasteles, las galletas, las margarinas y las pastas para untar) no forman parte de una dieta sana;
  • limitar el consumo de sal a menos de 5 gramos al día (aproximadamente una cucharadita de café) (6) y consumir sal yodada.

Lactantes y niños pequeños

En los dos primeros años de la vida de un niño, una nutrición óptima impulsa un crecimiento sano y mejora el desarrollo cognitivo. Además, reduce el riesgo de sobrepeso y obesidad y de desarrollar enfermedades no transmisibles más adelante. 

Los consejos para una alimentación saludable durante la lactancia y la niñez son los mismos que en el caso de los adultos, si bien los consejos que figuran a continuación también son importantes.

  • Debe alimentarse a los lactantes exclusivamente con leche materna durante los primeros seis meses de vida.
  • La lactancia materna debe continuar al menos hasta los dos años.
  • A partir de los seis meses de edad, deberán introducirse en la alimentación del niño alimentos complementarios, variados, adecuados, inocuos y nutritivos, sin abandonar la lactancia materna. No deberá añadirse sal o azúcar a los alimentos complementarios.

Pero el número de menores de cinco años con sobrepeso se acerca al número de los que presentan un peso demasiado bajo para su talla.

En términos presupuestarios, hace falta un esfuerzo “significativo” ya que se debería destinar 70.000 millones de dólares para alcanzar los objetivos de reducción en materia de retraso de crecimiento, de malnutrición severa, de lactancia y la reducción de la anemia. AFP, OMS


 

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