La gestión del conocimiento y el liderazgo – Parte I

Por: Gustavo Mutis.

En esta oportunidad pretendemos demostrar que el liderazgo es ante todo una gran responsabilidad que le compete a todos los Ciudadanos, y que solamente cuando dejemos atrás el apego a la figura de un gran líder salvador, héroe o caudillo de gran carisma, y empecemos a ejercer el liderazgo colectivo en cada una de nuestras actividades y responsabilidades, solamente cuando esto ocurra, podremos iniciar una verdadera transformación en nuestros países.


Tenemos una inmensa necesidad de transformar nuestra forma de pensar; se trata de un cambio de actitud y de comportamiento; se trata, ni más ni menos, que dejemos de gerenciar nuestras empresas para pasar a liderarlas. No es posible que en esta nueva era todo haya cambiado, menos nuestra capacidad de entender y aplicar el liderazgo con un nuevo enfoque, con un lente menos ególatra, menos vanidoso, menos unipersonal, menos individual, menos carismático.

Desde hace ya varios años venimos desarrollando nuestras capacidades gerenciales. Creamos una gran complejidad planeando y presupuestando, proponiendo objetivos y metas para solucionar nuestros problemas; establecimos mapas y pasos detallados para lograr estos objetivos, y luego le comunicamos al nivel siguiente de la organización qué hacer y cómo hacerlo, esperando además que ellos, le comunicaran al nivel siguiente nuestros planes.

Nuestro foco se ha centrado en las normas, en los procedimientos y en los controles; en nuestro afán por organizarnos, desarrollamos una gran capacidad para crear organigramas, estructuras y descripciones de cargo precisas y bien limitadas para, a través de ellas, lograr los planes requeridos, por medio de individuos técnicamente calificados, a quienes les delegamos algunas responsabilidades y poca autoridad. Y para asegurar el control y la información, llenamos el sistema de reportes, reuniones, firmas y más firmas, autorizaciones y conductos regulares.

Independiente de si esta gerencia fue “buena o mala”, lo cierto es que ya no es útil; la economía y el mundo productivo para la cual fue creada ya no existe; las transformaciones que están sucediendo en el mundo, a veces más rápidas que nuestra capacidad de reacción, exigen un nuevo pensamiento, una actitud diferente, un nuevo líder capaz de construir el futuro, capaz de crear espacios para que florezca el liderazgo colectivo, capaz de lograr un desarrollo tanto empresarial como humano y social.

El liderazgo es la capacidad de gestionar resultados extraordinarios para beneficio de la prosperidad colectiva.

Un líder debe reconocer los talentos y las habilidades de los trabajadores, y debe crear espacios para el desarrollo del liderazgo generalizado, removiendo obstáculos que impidan el uso completo del potencial individual y colectivo. Liderazgo es entonces sinónimo de gestión efectiva, y esta a su vez implica gestión del conocimiento. Por esto debemos estar convencidos de las razones y de la importancia de convertir en explícito el conocimiento, y que compartirlo no sólo producirá un beneficio para la empresa, sino también para nosotros mismos. Esta es la esencia de la gerencia del conocimiento. Se necesita una forma comprensible para representar el conocimiento, de herramientas para su utilización lógica, así como de un grupo de personas con características especiales para entregar el conocimiento adecuado en el momento oportuno.

El fenómeno empresarial actual lo debemos observar y analizar más como un proceso artístico que científico; el líder empresarial actual tiene como responsabilidad fundamental CREAR el futuro, hacer que las cosas sucedan, desarrollar una identidad y una cultura empresarial propia, anticiparse a los hechos, generar nuevos espacios, inspirar a los trabajadores, ser auténtico, generar confianza en todos los protagonistas, crear cada día mejores productos y servicios.

Lo que hace debe hacer el líder actual es reconocer el conocimiento que poseen todos sus trabajadores, asegurándose del uso adecuado del mismo para lograr los resultados esperados, y este arte de conseguir resultados está basado en unas disciplinas empresariales y personales que se pueden aprender. La palabra Aprender concreta la esencia de la vida; con ella queda establecida la gran diferencia con otros animales e inclusive con otras personas; aprender; es la fuerza motriz, es el poder, es aquello que nos permite entender porqué venimos a este mundo; es aquello que nos alivia de la gran crisis y nos permite no lamentarnos tanto de nuestros propios errores.

A nivel empresarial no existe otro concepto más fundamental, otra prioridad más estratégica, otra necesidad más inmediata que la de convertir las organizaciones en sistemas de aprendizaje y conocimiento permanente, o sea, en organizaciones inteligentes donde, como afirma Peter Senge, la gente expande continuamente su aptitud para crear los resultados que desea, donde se cultivan nuevos y expansivos patrones de pensamiento, donde la inspiración colectiva queda en libertad, y donde la gente continuamente aprende a aprender en conjunto.

La pasión por aprender, por adquirir conocimiento y por ende por lograr, es la única ventaja competitiva perdurable y difícilmente copiable en el mundo empresarial; solamente con el uso apropiado de la inteligencia de todos los directivos, los ejecutivos y los ejecutores, una organización puede atraer y retener clientes, mejorar las utilidades y estar en permanente evolución y desarrollo. Dado lo anterior, este Post pretende entrar más a fondo en el tema del aprendizaje organizacional, no sin antes anunciar que el concepto, hoy por hoy, e infortunadamente, ha pasado a ser sinónimo de “absorción de información”; aprender no es solamente una capacidad para almacenar nuevos conocimientos, o nuevos conceptos o nuevas técnicas. Tampoco se trata de participar en más seminarios o leer más libros. El concepto de Aprendizaje y de Conocimiento es más amplio y más profundo.

La Gestión del Conocimiento es lo verdaderamente estratégico, lo esencial. Aprender y adquirir Conocimiento es a nuestro modo de ver, sinónimo de educación, palabra ésta última que significa, en latín, de adentro. Ud. y su empresa aprenden a aprender, cuando usan la creatividad, la imaginación, la intuición, como herramienta fundamental en el desarrollo de los negocios. Se aprende a aprender, cuando se observa con atención no solo las señales típicas del entorno, la sociedad o los clientes, sino que se penetra profundamente en la esencia, en la causa de la causa, en las verdaderas necesidades no manifiestas de su interlocutor. Se aprende a aprender cuando se desarrolla intensamente la capacidad de escuchar con atención, colocándome en el mapa del otro, o sea, sin juzgarlo, sin contradecirlo, sin atacarlo; simplemente escuchándolo. Se aprende a aprender, obviamente, de los errores propios o ajenos, de los desaciertos, de las equivocaciones e inclusive, de los logros.

Igualmente debemos aprender a desaprender, y esto es lo que denominamos, evolución. O es que acaso no evolucionamos cuando logramos desprendernos de hábitos, apegos, o viejas mañas del pasado?. Este es uno de los retos más determinantes para los líderes actuales, sobre todo para aquellos que son exitosos, pero que no quieren entender que las claves, las técnicas o los conocimientos que garantizaron dicho éxito, no son necesariamente los factores determinantes para esta Nueva Era.

Aprender a desaprender, a desafiar las suposiciones con que hemos gerenciado nuestras empresas en la última década, a cuestionar nuestro casset mental tradicional, y retarlo hacia nuevos horizontes, nuevos raciocinios, nueva lógica. Aprender a cambiar el foco del negocio que ya sabíamos hacer los últimos diez años, o las prioridades o planes que nos llevaron a la cima y que hoy son totalmente inútiles. También debemos aprender a vivir, y es aquí donde está la verdadera sabiduría, personal y empresarial. Vivir, gozar viviendo y logrando, gozar aprendiendo. Aprender a vivir, a sentir, a mirar, a no juzgar, a callar, a amar. Aprender a vivir en nuestra empresa, a construir con pasión y método nuestros sueños, a vivir con la ansiedad del logro. Aprender a vivir, a descansar, a tener un hobbie, a estar con nuestros hijos, a disfrutar un atardecer.

Por último, y citando a Senge de nuevo, podemos concluir que el verdadero aprendizaje es esencial para el ser humano. A través del aprendizaje y el conocimiento nos recreamos a nosotros mismos, o nos capacitamos para hacer algo que antes no podíamos, A través del aprendizaje percibimos nuevamente al mundo y nuestra relación con él. A través del aprendizaje ampliamos nuestra capacidad para crear, para formar parte del proceso generativo de la vida.

Queremos insistir que liderar tiene que ver con la Gestión del Conocimiento y movilizar la inteligencia y el liderazgo colectivos, asegurando crear un espacio para el desarrollo de la capacidad y la inteligencia de todos los equipos de trabajo, quienes con su compromiso y sus logros, podrán entonces impactar en los clientes y en la sociedad que cada día requiere de nuevos productos y servicios que mejoren su calidad de vida.


Ver La gestión del conocimiento y el liderazgo – Parte II, la próxima semana.


 

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