La fascinante conquista de Marte

Desde hace milenios, el hombre está fascinado por Marte. Tras creer equivocadamente vislumbrar canales de agua en su superficie y pensar que podía estar habitado por marcianos, los terrícolas se lanzaron a su conquista y quieren enviar el primer vuelo tripulado hacia 2030.

El planeta color sangre -a causa de la presencia de óxido de hierro en su superficie- lleva el nombre del dios de la guerra. Y conquistarlo no es fácil.

Desde los años 1960, hubo más de cuarenta misiones espaciales al planeta más cercano, más bien hostil con su delgada atmósfera, sus gélidas temperaturas, la aridez de su suelo y tormentas de polvo. Hubo muchos fracasos, sobre todo rusos.


Marte

Archivo. Agencia Espacial Europea, March 1, 2016, impresión de artista mostrando..AFP PHOTO / EUROPEAN SPACE AGENCY / D.DUCROS.


Estrenos en serie

La Unión Soviética es la primera en enviar sondas al planeta vecino a partir de 1960, pero sufrió una serie de reveses.

Estados Unidos obtiene un primer éxito con la sonda Mariner 4 que sobrevuela Marte en 1964, trayendo de regreso imágenes que muestran una superficie árida cubierta de cráteres.

Mariner 9, en 1971, logra una primer puesta en órbita exitosa.

Por su parte, los soviéticos logran posar Marte 3 también en 1971, pero ésta deja de emitir al cabo de unos pocos segundos.

Gracias a sus costosos programas Viking, los norteamericanos dan un paso decisivo hacia la conquista de Marte. Las dos sondas Viking 1 y Viking 2 envían con éxito sus respectivos módulos de aterrizaje en 1976.

Lanzado en 1996, el módulo norteamericano Mars Pathfinder es el primero en llevar un pequeño robot móvil a Marte, el Sojourner, franqueando una nueva etapa.

Schiaparelli no está solo

El miércoles, si todo sale bien, la sonda ruso-europea TGO se colocará en órbita marciana y el módulo de aterrizaje Schiaparelli se posará en la superficie.

Pero no estarán solos. Hay cinco sondas en órbita alrededor de Marte. Y dos robots norteamericanos que trabajan en su superficie.

La norteamericana Mars Odyssey trabaja allí desde 2001. Las sondas Mars Reconnaissance Orbiter (MRO), llegada en 2006 y Maven (en 2014), también estadounidenses, siguen en acción.

La sonda europea Mars Express gira en torno al planeta rojo desde 2003 e intentará captar la señal de Schiaparelli tras el impacto.

India se sumó al club lanzando con éxito la sonda Mars Orbiter Mission (Magalyaan) en 2013.

El robot norteamericano Opportunity, que llegó a Marte en 2004, sigue funcionando. Intentará observar a Schiaparelli y su gran paracaídas durante el descenso. Y el robot Curiosity trabaja desde 2012 en el suelo marciano.

En 2020, riesgo de saturación

El interés por Marte no ha disminuido y hay nuevos actores que intentan la aventura.

En 2018, la Nasa enviará al robot norteamericano InSight para escrutar las entrañas de Marte. Llevará un instrumento de fabricación francesa para medir la actividad sísmica.

El año 2020 promete mucho. La misión ruso-europea ExoMars 2020 enviará un robot para perforar a dos metros de profundidad el suelo marciano y buscar rastros de una vida bacteriana pasada.

Gracias a Mars 2020, la Nasa quiere enviar un robot móvil y realizar otras perforaciones.

China también planea enviar una nave espacial alrededor de Marte hacia 2020, antes de desplegar un vehículo teledirigido en su superficie.

Y los Emiratos Árabes Unidos están preparando una pequeña sonda científica.

¿Mañana, vuelos tripulados?

El presidente Barack Obama confirmó la semana pasada su voluntad de que Estados Unidos “envíe seres humanos a Marte en la década del 2030 y hacerlos regresar en seguridad a la Tierra”. Ese “paso de gigante” se logrará gracias a una estrecha colaboración con el sector privado.

Desde hace décadas, decimos que vamos a enviar hombres a Marte con la esperanza de que aumente el presupuesto de la Nasa para lograrlo. La gran revolución, es que ahora se piensa en lo que puede hacer la Nasa, eventualmente con socios extranjeros, con un presupuesto constante: François Forget, paleontólogo francés y director de investigación del Centro Nacional francés de Investigación Científica (CNRS).

El multimillonario Elon Musk, fundador de la empresa SpaceX, es aún más ambicioso. A fines de septiembre, presentó un proyecto para establecer una “aldea” en Marte, enviando seres humanos a bordo de grandes naves espaciales equipadas con cabinas, al precio de 100.000 dólares por persona.

Dijo ser “optimista” acerca de la posibilidad de enviar la primera misión tripulada en 2024, que llegaría a Marte al año siguiente. AFP


 

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