La deuda “verde” celebra sus diez años y sigue creciendo

La “deuda verde”, muy apreciada por los inversores, celebra su décimo aniversario y suma cada vez más adeptos, desde empresas a Estados, ansiosos de apropiarse de esta herramienta esencial en el mercado del clima.

No es un fenómeno de moda, hay una dinámica global floreciente que lleva a todo el mundo hacia los bonos verdes. La demanda de los inversores es fenomenal: Frédéric Gabizon, responsable del mercado de bonos de HSBC.

Diez años después de que se realizaran las primeras operaciones “verdes” en el Banco Mundial y el Banco Europeo de Inversiones, el entusiasmo por estos préstamos para financiar inversiones a favor de la transición ecológica sigue intacto.

“El crecimiento del mercado ha sido extremadamente fuerte”, hasta alcanzar cerca de un 80% anual, señala Noémie de la Gorce, analista de S&P Global Ratings, que prevé “alrededor de 30% de crecimiento en 2018”.

El primer trimestre de 2018 fue más tranquilo con “27.000 millones de euros de emisiones a nivel mundial frente a 35.000 millones” un año antes, detalla Stéphane Marciel, responsable de obligaciones sostenibles de Société Générale CIB. Pero este retroceso se explica por factores puntuales, como la volatilidad general de los mercados. Pero los proyectos se acumularon y seguirá habiendo crecimiento en el sector, estiman los expertos.

Estamos muy tranquilos. El objetivo para 2018 es de 250.000 millones de dólares para alcanzar la cifra mágica de un billón de dólares en 2020: Manuel Adamini, responsable del programa de sensibilización de inversores y socios de la Climate Bonds Initiative (CBI).

Guiados por el ejemplo de Francia, considerada como referencia —aunque le precedió Polonia—, en lo que va de año llegaron a este mercado Bélgica (4.500 millones de euros) e Indonesia (1.250 millones de dólares).

Pero no todos los Estados están dispuestos a dar ese paso, ya que emitir bonos de deuda verdes no es fácil. “Necesita recursos humanos importantes, un equipo dedicado y de varios minsiteriosdurante toda el préstamo”, indica Gabizon.

“Algunos proyectos necesitan tiempo: por ejemplo, un parque eólico no se construye en dos semanas”, anota Marciel.


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Necesidades colosales:

No obstante, las necesidades son colosales. “Podrían alcanzar los 90 billones de dólares en los próximos quince años únicamente para las nuevas estructuras verdes. Afortunadamente, el sector privado muestra un interés creciente”, aunque “aún sigue siendo insuficiente” porque los bonos verdes representan menos del 2% de las emisiones de títulos de deuda a nivel global:  François Villeroy de Galhau,gobernador del Banco de Francia.

Sin embargo, gracias al impulso político que surgió del acuerdo de París sobre el clima y el interés de los inversores existe un efecto dominó.

En lo que va de año, el dinamismo de las empresas y las autoridades locales se mantiene, como lo demuestran las emisiones de deuda verde del gigante italiano de energía Enel (1.250 millones de euros) o de la región alemana de Renania del Norte-Westfalia (2.000 millones). En cuanto a los proyectos financiados, “los sectores relacionados con la energía son los más populares, pero son también los que más emisiones de gases de efecto invernadero producen. Por lo tanto no es sorprendente que los esfuerzos se concentren en ellos”, apunta Noémie de la Gorce.

Y como señala Gabizon : “La demanda es muy superior a la oferta, lo que hace que actualmente el costo de un préstamo verde sea equivalente o inferior a un préstamo clásico”.


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