La agricultura con cara de mujer – Parte II

¿En qué aspectos de la agricultura existe una brecha de género?


Agricultoras. Trabajadoras. Empresarias. Cuidadoras. Sustentadoras. Productoras. Madres. Esposas. Hijas.

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Archivo. Colombia - Proyecto de Desarrollo Rural Arauca II - Nov 1987. ©IFAD/Franco Mattioli

Archivo. Colombia – Proyecto de Desarrollo Rural Arauca II – Nov 1987. ©IFAD/Franco Mattioli


Las mujeres son la piedra angular de la economía rural, especialmente en los países en desarrollo. Sin embargo, en comparación con los hombres solo obtienen una fracción de la tierra, el crédito, los insumos (como semillas mejoradas y fertilizantes) y la formación e información en agricultura que ellos reciben.

Se ha demostrado que, si se potencia el papel de las mujeres rurales y se invierte en actividades que aumentan significativamente la productividad, el hambre y la malnutrición se reducen y mejoran los medios de vida rurales. Esto no solo beneficia a las mujeres, sino a toda la población.


¿En qué aspectos de la agricultura existe una brecha de género?

En muchas sociedades, las leyes y las tradiciones impiden que las mujeres adquieran o hereden la tierra.

Asimismo, cuando las mujeres son titulares de la tierra sus parcelas son generalmente más pequeñas, de menor calidad y con menos garantías en cuanto a derechos que las pertenecientes a los hombres.

La inmensa mayoría de los estudios han revelado que las diferencias entre hombres y mujeres en materia de rendimiento no se deben a que las mujeres posean menos habilidades, sino a que tienen menos acceso a insumos como semillas mejoradas, fertilizantes y equipos agrícolas.

En numerosos campos no se plantan cultivos debido a que los agricultores no disponen de suficiente mano de obra para las tareas de deshierbe, ni tampoco tienen acceso a herbicidas.

Debido a ciertas actitudes culturales, a la discriminación y a la falta de reconocimiento de la función que desempeñan las mujeres en la producción de alimentos, estas obtienen escaso o ningún beneficio de la extensión y la formación sobre nuevas variedades de cultivos y nuevas tecnologías.

Las niñas que no abandonan la escuela tienen más probabilidades de estar en condiciones de alimentarse y alimentar a sus familias cuando alcancen la edad adulta. Un estudio mostró que la educación de las mujeres contribuía un 43 % a la reducción de la malnutrición infantil a lo largo del tiempo frente al 26 % atribuible a la disponibilidad de alimentos (Smith y Haddad, 2000).

En la mayor parte de los países, existe una diferencia de entre el 5 y el 10 % en el porcentaje de hogares encabezados por mujeres que acceden al crédito en comparación con los encabezados por hombres. Al carecer de acceso al crédito, a menudo las mujeres tampoco pueden adquirir insumos esenciales como semillas, herramientas y fertilizantes, ni invertir en sistemas de regadío y mejora de la tierra.

El incremento de la proporción de los ingresos familiares que reciben las mujeres permite obtener grandes beneficios en cuanto a la mejora de los medios de vida rurales. La mejora respecto de las limitaciones de transporte e infraestructura y el fomento de la participación de las mujeres rurales en organizaciones y cooperativas de agricultores pueden contribuir tanto a la obtención de economías de escala en el acceso a los mercados como a la reducción del aislamiento y a la creación de confianza, liderazgo y seguridad.


Ver infografía – FAO


SOURCE: FAO

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