#ElUltimoDíaDeLaGuerra

Por: Juan David Cárdenas.

23 de junio de 2016 pasará a la historia como uno delos días más importantes de la historia política contemporánea de Colombia. Si bien es solo la firma de un papel, y su materialización está supeditada a la firma del acuerdo final, el hecho de que el grupo guerrillero más antiguo del país haya decidido abandonar las armas y buscar su reincorporación política, social y económica al país, es de por si una noticia de la más alta importancia y debería llenarnos de felicidad y esperanza de cara al futuro.


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Archivo. AFP PHOTO / Luis Acosta


Después de más de 60 años de guerra, millones de colombianos muertos, miles de secuestrados, pueblos destruidos y muchos más horrores propios de una guerra, casi 4 años de negociaciones en La Habana, parece que ha llegado el momento de cerrar uno de los peores ciclos de violencia que aún persisten en el mundo actual

Con la firma del acuerdo del fin del conflicto, sumado a los acuerdos de tierras, participación política, drogas ilícitas y justicia y víctimas, se cumple la agenda de negociaciones y restan detalles pendientes por aclarar para llegar a la firma del acuerdo final, hecho que sería histórico para Colombia.

El camino que viene no es fácil. Muchos sectores, algunos con razón, otros apelando a la especulación y la mala intención, buscarán que los acuerdos no puedan ser materializados. Es momento de despolitizar el escenario y que seamos nosotros, los ciudadanos, los que asumamos la bandera de la defensa de lo acordado. Esto no implica ser ingenuos y pensar que con la firma de los acuerdos llegará inmediatamente la paz.

Sin embargo, esto si implica, y así debe ser comprendido por todos como un pasó en la dirección correcta hacia la construcción de un nuevo país con más participación ciudadana, más oportunidades para todos los colombianos, justicia social y respeto por las libertades de todos los colombianos.

La diferencia sustancial entre quienes apoyamos la firma de los acuerdos y los que no, es que somos capaces de abstraernos de situaciones puntuales o tragedias personales (muy lamentable, y no deberían haber pasado jamás) y pensar hacia futuro en un país donde no se pueden repetir todos los horrores que Colombia padece desde hace más de 60 años.

El perdón es algo individual pero la reconciliación es algo colectivo. Preferible mil veces un país con cada vez menos gente empuñando armas y utilizando la palabra. Preferible mil veces un país donde tengamos que convivir y escuchar cosas que no nos gusten mientras que todos podamos hacerlo sin tener el temor de ser silenciados para siempre.

La paz es un proyecto colectivo en construcción que apenas empieza y así debe entenderse. Seguir dando vueltas sobre el odio, sobre el pasado, es reproducir la misma historia.

#‎ElUltimoDiaDeLaGuerra es solo la antesala al primer día de la construcción colectiva de la paz. Creo que somos más los que pensamos así y lo vamos a lograr, así sean las futuras generaciones las que puedan disfrutar mucho más de un país diferente.

El país merece que los colombianos estemos a la altura de la historia. La responsabilidad está en nuestras manos. No la dejemos escapar.


 

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