El futuro que nos puede esperar en Bogotá – Parte II

Por: Francisco Manrique.

En la linea de ayudar a construir la vision de futuro para Bogotá y su región, el siguiente Post, escrito desde el futuro, es un aporte en esa dirección. La Navidad y el fin del 2015, es una buena oportunidad para dejar volar nuestra imaginación, cuando estamos ad portas del inicio de una nueva Administración que tiene la inmensa responsabilidad de proyectar a nuestra ciudad a nivel global.


Leer: El futuro que nos puede esperar en Bogotá – Parte I


Infraestructura mental de Bogotá:

La transformación física de esta ciudad latinoamericana, ha sido notable por la velocidad e innovación con la que se ha producido en un tiempo relativamente corto. Pero, lo que este informe del The Economist quiere resaltar, es el cambio que se ha dado en su infraestructura mental.

Con el cambio de la Alcadia que se dio a finales del 2015, se comenzó a construir un nuevo paradigma de colaboración entre el nuevo burgomaestre y su equipo técnico, con los representantes de la nueva institucionalidad, que se había ido formando como consecuencia de la crisis de los años anteriores. Lo nuevo era la disposición a trabajar conjuntamente, para lograr un propósito común.

A partir de las iniciativas de los escenarios, las estrategias productivas inteligentes, el movimiento de E x I = D + I, se iniciaron una serie de proyectos piloto, que se hicieron inicialmente de manera experimental. Se contó con el apoyo especializado por parte de muchas instituciones, que se fueron sumando a la causa. De esta manera se fue consolidando una nueva arquitectura de colaboración. Desde la diversidad de experiencias y capacidades, bajo una visión común de un liderazgo colectivo, se pudieron movilizar activos muy valiosos que tenía la ciudad, anteriormente invisibles y desconectados.

La identificación de líderes jóvenes en las diferentes localidades y municipios vecinos a Bogotá, permitió ir construyendo una red de liderazgo interconectada y muy visible. Los colegios, las escuelas y las universidades, se volvieron puntos de encuentro de las comunidades a su alrededor. Múltiples proyectos empujados por las redes locales de liderazgo y emprendimiento, apoyadas en plataformas tecnológicas sofisticadas, permitieron crear un sentido de comunidades conectadas por intereses comunes, en toda la Región.

Los medios de comunicación jugaron un papel vital en la divulgación de los nuevos modelos de rol que han surgido, así como de los proyectos exitosos que se han hecho. Las universidades han documentado el proceso, que ha permitido ser una fuente muy rica para la investigación desde estos centros de pensamiento. El uso de tecnologías avanzadas ha permitido monitorear en tiempo real la evolución de la nueva narrativa en la ciudad. De esta manera, la sociedad cuenta con mecanismos para incorporar las lecciones aprendidas y generar soluciones novedosas a sus problemas.

A partir de este movimiento, los jóvenes han jugado un papel protagónico, porque han movilizado una transformación muy interesante en el sector educativo. Hoy, se observan los resultados en las mejoras de las competencias básicas en las pruebas Saber y Pisa, pero también, en las nuevas competencias de convivencia, liderazgo, creatividad y emprendimiento. Pero también, se ha buscado sacarle el mayor provecho posible al activo más importante de la Region: su talento humano, ya que la ciudad cuenta con más de cien centros de Educación Superior. Dos de ellos hoy están entre las 100 universidades más importantes del mundo.

El capital humano que se ha venido formando en estos años, ha permitido dar profundidad y sostenibilidad a las estrategias que se plantearon, en el desarrollo de los escenarios 2025. Especialmente en lo relacionado con la Ciudad Educadora, Pedagogia de lo Público, Ciudad – Región Inteligente e Innovadora, y Oportunidad para la Equidad, ha sido posible contar con nuevos líderes y emprendedores, que con su ejemplo y sus proyectos, han ido creando las bases de una nueva narrativa de ciudad.

El uso de nuevas tecnologías de vanguardia, la participación activa de las universidades y centros de investigación, la inversión creciente de las empresas en innovación, y el desarrollo de capacidades alrededor de las apuestas estratégicas hechas hace diez años, han generado una cultura en la ciudad, que aprecia el uso del conocimiento, para sustentar y sostener su desarrollo. Hoy Bogotá cuenta con nuevas industrias que no existían hace una década. Estos nuevos elementos, sumados a una infraestructura física, muy atractiva y mucho más acorde con las exigencias internacionales, han facilitado el atraer talento e inversión extranjera.

En este nuevo entorno cultural, Bogotá cuenta con una masa crítica de actores institucionales, líderes jóvenes, empresarios y educadores, muy conscientes de que la ciudad debe sostener su medio ambiente y mejorar significativamente sus oportunidades de equidad. La transformación de la ciudad es una causa común que se ha asumido como una responsabilidad colectiva.

Algo que vale la pena resaltar, es el aporte que le ha hecho Bogotá al país, al ser un ejemplo de la transformación de una cultura de intolerancia y agresividad, a una más respetuosa y consciente de la diversidad. Los niveles de violencia e inseguridad, que podrían haberse disparado con posterioridad al acuerdo con las FARC en el 2016, no lo hicieron. En buena medida se debe a la coordinación, entre las administraciones de turno, y las acciones colaborativas de muchas instituciones de la ciudad.

Esta colaboración también se ha extendido al área metropolitana, donde se han logrado acciones coordinadas entre Bogotá y 24 municipios vecinos. Pero también se han vinculado los Departamentos vecinos. Se ha logrado superar el problema de muchas décadas: la desarticulación con la Region. Hoy, los logros obtenidos en este campo, son un modelo para AL de colaboración orquestada bajo una visión común, que se ha venido consolidando en el tiempo. Como consecuencia, la movilidad regional, el manejo de las basuras, el tratamiento de aguas servidas, la expansión urbana, son temas que se manejan coordinadamente.

Esta nueva infraestructura mental, ha permitido tener ya dos alcaldes y una alcaldesa, apoyando las grandes apuestas que ha venido haciendo la ciudad en esta década, con un soporte abrumador de la gente. Se ha vencido la apatía hacia la innovación y se han superado las barreras que impedían una buena gestión. La Administración trata a los ciudadanos como adultos, y poco a poco, ha venido calando la importancia de superar la dependencia de “líderes que prometen hacer milagros”. Hoy se entiende que la corresponsabilidad es de todos para ponernos de acuerdo de lo que debemos hacer colectivamente, a partir de la principal riqueza de Bogotá: su diversidad. Hoy se observan conversaciones diferentes donde las diferencias no se resuelven con violencia, sino de manera más madura.

Hoy se entiende muy bien, que la visión que se ha venido construyendo, se fundamenta en:

  • Formar redes de liderazgo, vinculando a las nuevas generaciones, como agentes de cambio en sus localidades. Se ha promovido una nueva pedagogia del liderazgo, fundamentada en una escala de valores diferentes, para sembrar de manera temprana las bases que soporten los cambios requeridos.
  • Ser una ciudad educadora que forma el mejor talento y un sistema educativo alineado con la transformación de la Region, para enfrentar los retos de ser una ciudad global.
  • Hacer apuestas inteligentes para su competitividad, utilizando CTI como palancas para su desarrollo y solución de muchos de los problemas de la ciudad.
  • Reforzar la pedagogía de lo público para aumentar el sentido de apropiación y compromiso del ciudadano con su ciudad, así como una nueva cultura de participación activa, que fomente la convivencia y la construcción colectiva.
  • Propiciar las oportunidades para la equidad, de manera que se cierren las brechas de desigualdad,. Se entiende que estos temas no son propiedad de la izquierda sino de toda la sociedad.
  • Contar con servicios públicos de talla mundial, y una administración transparente.
  • Proteger su medio ambiente, porque se tiene una cultura de participación, que entiende la importancia del desarrollo sostenible, y que aporta a la calidad de vida de la comunidad. Para lógralo, CTI juega un papel fundamental para resolver el manejo de residuos, tener nuevas fuentes de energía, disminuir la contaminación del aire, y mejorar la movilidad.
  • Movilizar las acciones colaborativas entre todos los actores que tienen en sus manos las competencias y experiencias para generar y sostener los cambios en la Región.
  • Desarrollar una capacidad de gestión sobresaliente y contar con una memoria institucional que le permite incorporar las lecciones aprendidas.

Como se puede ver en este informe especial sobre Bogotá, The Economist ha podido constatar el impacto que tiene el liderazgo colectivo, inspirado por una visión común de futuro, una capacidad sobresaliente de gestión, con un gran apoyo y participación. Es un ejemplo innovador que rompió con los esquemas de otras ciudades latinoamericanas, porque aprovechó la inteligencia colectiva para complementar el trabajo de los gobiernos de turno.

Bogotá quedó ubicada como la primera ciudad global en AL en el informe de McKinsey, porque ha logrado contar con una estrategia clara para lograrlo. Es una ciudad que tuvo la osadía de pensar en grande a partir de un propósito común, de mucha paciencia y perseverancia para volver los sueños una realidad. Es una urbe que recuperó una vez más su orgullo. Definitivamente, esta ciudad latinoamericana es un modelo para el mundo.


Soñar no cuesta nada, pero no soñar es demasiado costoso. Como lo mencionaba en las 4 entregas de mi Post anterior (Informe especial sobre Colombia en septiembre del 2025 – Parte IInforme especial sobre Colombia en septiembre del 2025 – Parte IIInforme especial sobre Colombia en septiembre del 2025 – Parte IIIInforme especial sobre Colombia en septiembre del 2025 – Parte IV), una visión de futuro sin acción, es solo un sueño, una acción sin visión de futuro no tiene sentido, pero una visión de futuro con acción puede cambiar el mundo, y también a Bogotá y su región. Para mí, llegada de Enrique Peñalosa a la Alcadia de Bogotá, es la oportunidad de retomar el camino que nos permita aspirar en diez años, a que una publicación tan prestigiosa como es The Economist, pueda escribir un artículo como el que aportado en este blog. Estoy seguro que si creemos todos que esto es posible, lo volveremos una realidad.

La gran pregunta que yo tengo, después de escribí este Post es la siguiente: ¿Tendrá Enrique Peñalosa la apertura, para darle la importancia que se merece, a la agenda de la infraestructura mental?. Sin ella, estoy convencido que no será sostenible el proceso de cambio de Bogotá hacia adelante. Las vías, el Metro, la seguridad, el río Bogotá, donde está su pasión como urbanista, son necesarios más no suficientes. En siglo XXI, el papel de la mente es vital para lograr proyectar a una ciudad y su región a nivel global.


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