¿Porqué y para qué innovar en la universidad?

Por: Francisco Manrique.

Tuve la oportunidad esta semana, de estar en un evento de planeacion de la Universidad Javeriana, invitado por el padre Jorge Pelaéz, rector de la institución. El objetivo era compartir, con más de 200 personas de diferentes áreas de la organización, la política de Innovación que la Universidad ha adoptado como una palanca para su desarrollo.

A lo largo de dos días, el grupo fue invitado a reflexionar alrededor de las implicaciones de la decisión tomada por las directivas, lo cual abrió espacios de conversación muy interesantes en diferentes áreas de su actividad. Estuve en una de las mesas de trabajo,  donde se discutió el impacto de la Innovación en los servicios que ofrece la universidad, a los diferentes grupos de interés.

Aplaudo  la  decisión estratégica de la Universidad de poner la Innovación en el corazón de su quehacer institucional. Ojalá, todas las instituciones de Educación Superior, tomarán este camino, porque le estarían haciendo un extraordinario aporte al país.

Ahora bien, esta es una decisión trascendental que hay que sostener y profundizar en el tiempo. No es una moda como algunas personas piensan. Es una invitación a cambiar sus rutinas y sus modelos mentales que les han dado sentido a su vidas por muchos años. Esto genera resistencia porque las saca de su zona de confort. Para la organización, también implica cambios profundos en la forma como aborda su quehacer diario y estratégico competitivo.

Cuando una organización toma la decisión, que define un norte como la Innovación, surgen algunas preguntas obvias pero que son  fundamentales, y que se deben de contestar antes de iniciar: ¿porqué y para qué tomar ese camino?

Estas dos preguntas están orientadas al propósito de la decisión. El que hacer y como avanzar, vienen después de tener claridad sobre este primer aspecto que inspira el camino a seguir.

El Dr Velez, ex presidente del Grupo ARGOS, invitado al evento de cierre, daba un motivo contundente para la primera pregunta: una empresa como la suya, que vende un producto que no ha cambiado por más de ciento cincuenta años, hoy está a la vanguardia de las empresas colombianas que están innovando en su modelo de negocios, sus procesos y productos.


innovar


¿Porqué lo hicieron?

Como lo dejó muy claro el expositor, ARGOS es una empresa que entiende muy bien el reto inmenso que enfrenta: en el entorno actual de cambios cada vez más rápidos, no existe una sola organización que se pueda sostener, sin que desarrolle la capacidad de reinventarse y de innovar. Es simplemente un problema de supervivencia. Nos mostraba como, en el curso de pocas décadas, la vida útil de una empresa pasó de 60 años a solo 15 años, producto de los cambios en el entorno competitivo.

En un viaje de exploración que hizo a Stanford, descubrió que se están trabajando en más de cincuenta materiales nuevos que todavía no han salido al mercado. Y con razón, cuando tuvo acceso a esa información, se preguntó si dentro de ese grupo no estaba el que iba a remplazar al cemento y sacarlos del mercado. Ya había un antecedente: el Pegacor que remplazo al cemento blanco para estampar la cerámica.

El Dr Velez hace una reflexión muy pertinente, y que muestra además, cómo los cambios de paradigma, normalmente no provienen dentro de la industria sino de fuera de ella. Son promovidos por personas que no tienen nada que perder y si mucho que ganar cuando hacen obsoletos los modelos establecidos. Lo mismo les está sucediendo a las universidades.

Ahora bien, para contestar la segunda pregunta que mencioné: ¿para qué innovar?, el tema tiene que ver en este caso, con un aspecto que es fundamental para los Jesuitas que dirigen a la Universidad Javeriana: su impacto en la sociedad. La relevancia de una entidad educativa, en la que estudian más de 24.000 estudiantes en diferentes niveles en Bogotá, y donde hay investigación en muchas disciplinas, está asociada a su capacidad de estar en sintonía con los retos de su entorno.

De no innovar, los programas y egresados de esta universidad, no serían pertinentes para enfrentar los cambios acelerados que nos afectan a todos. Su impacto misional sería cada día más irrelevante por el simple hecho de que no innovó. El desafío más grande que tienen las organizaciones es adaptarse o morir. Y en el caso de la Javeriana, adicionalmente es el reto de mantener la coherencia al ser una laboratorio vivencial de su política de innovación.

El mundo del aprendizaje está pasando por un momento de cambio fundamental. El modelo pedagógico tradicional ya no responde a las necesidades de los cambios que afectan la sociedad. Hoy, gracias a la tecnología, el conocimiento tiene dos características que marcan el quiebre de los modelos tradicionales: su disponibilidad está a un click en Mr Google, y su relevancia se degrada cada día más rápidamente.

Pero la manera en que una persona aprende, también está cambiando a gran velocidad. Tanto para los jóvenes como para los adultos, lo relevante hoy en día, es su rápida vinculación con problemas y desafíos reales, que les permitan gestionar su camino de formación, de una manera más personalizada y basada en el proceso de descubrimiento – reflexión – acción.

El reto es configurar espacios y comunidades de aprendizaje, donde la experiencia vivida le despierte la pasión al alumno, y le de un sentido a su proceso personal de aprender. Un ejemplo de esta nueva tendencia la presentó un investigador de la Universidad de Mondragón en el País Vasco en España.

El conferencista mostró el modelo de Team Academy, introducido en la Facultad de Empresariales en el 2008, con la ayuda de una institución finlandesa. Lo revolucionario de este modelo, es que desaparecen los profesores,  se re configuran los espacios de trabajo, y se introduce el concepto del aprendizaje en la acción para ayudar a los jóvenes emprendedores a desarrollar su empresa.

Teniendo en cuenta los puntos anteriores, quisiera volver al reto de convertir el entorno universitario, en un laboratorio vivo de innovación permanente. En mi concepto, esto debe de ser una prioridad. porque cada vez es más claro, que la tendencia del aprendizaje, es tener experiencias significativas, más allá  de lo que les transmiten sus profesores.

Y hay otra razón muy poderosa para que se produzcan estos cambios. Las nuevas generaciones, que están ingresando, son muy distintas a sus predecesoras. Vienen con un juego de expectativas y habilidades muy diferentes. La brecha generacional con sus profesores, va a ser cada vez mayor. Pero también, hay las demandas crecientes del sector productivo, que está cada día más insatisfecho, con la calidad de la formación que reciben los egresados de las universidades.

Pero  hay mas razones para el cambio: no hay cosa más difícil de cambiar que un catedrático universitario que utiliza su conocimiento como escudo para justificar su rutina y modo de pensar. Hay una posición defensiva y muy dogmática en el mundo académico universitario.

Esto explica la razón por la cual, la universidad es tan difícil de cambiar. También, el porque les cuesta tanto trabajo dejar sus silos académicos, para construir nuevas propuestas interdisciplinarias que sean relevantes para la sociedad.

Lo anterior implica un gran reto para los docentes: ya no se pueden esconder detrás del escudo de su conocimiento, que como ya vimos, es cada vez más efímero. Su rol debe de cambiar y para esto deben de innovar. Muchos catedráticos necesitan ayuda para cambiar  sus aproximaciones a la nueva enseñanza, como hoy la están recibiendo los profesores de la Universidad de Chile, según nos lo mostraba otro de los invitados al evento de la Javeriana.

Innovar en general significa asumir riesgos y perseverar. En el campo de la docencia, este cambio va a tomar más  tiempo, porque los profesores y estudiantes, necesitan modificar sus rutinas, lo que es difícil de lograr. Implementar la cultura de la innovación significa introducir cambios de rutina en las personas de una organización.

Las dinámicas de estos cambios, que se  aceleran cada vez más hacia el futuro, van a generar una gran tensión, ya que enfrentan las nuevas realidades de los estudiantes contra las viejas perspectivas de sus profesores. Y en el medio, está la institución universitaria que requiere de ambos para cumplir su misión. Ante esta realidad, también sus directivas van a tener que innovar.

Como ya lo vimos, la universidad que no cambia su cultura, será cada vez más irrelevante como agente de transformación de la sociedad. Hoy, hay la percepción de que las universidades en general, tienen unos ritmos internos que son muy lentos y poco ágiles, que les impiden adaptarse rápidamente y estar en sintonía con las nuevas demandas del entorno.

Y como ya vimos, el peligro para este tipo de organizaciones, es que los cambios les vienen por fuera del paradigma existente. Esto significa que otros, que no tienen el peso de su historia y de un estatus quo que defender, pueden asumir el riesgo de experimentar y de proponer innovaciones disruptivas que vuelven obsoletos los modelos existentes.

Hacia adelante cuando el aprender y desaprender será cada vez más necesario, el que aprender y el como hacerlo, deberá ser una preocupación permanente de los individuos. Las universidades deberán de estar innovando continuamente para mantener su relevancia ayudando en este proceso y así tener su impacto en la sociedad.

A la luz de las consideraciones anteriores, es muy encomiable y valiente la decisión de la Universidad Javeriana, de introducir la Innovación como una política fundamental de este importante centro universitario. Pero estoy convencido, de que el éxito de esta iniciativa hacia el futuro, va estar relacionada directamente con la calidad de las conversaciones que se generen a su interior relacionadas con este tema, sus implicaciones y cambios que deberán realizar.

Pero también, su éxito dependerá de la capacidad que tenga su grupo docente de entender, que van a tener que cambiar, y de adaptarse a las demandas crecientes de un entorno que lo exige.


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