Las preguntas que nos esperan – III Parte

Por: Francisco Manrique.


Ver: 

Las preguntas que nos esperan – II Parte

Las preguntas que nos esperan


Paz

Bogotá, septiembre 30, 2016. AFP PHOTO / GUILLERMO LEGARIA


Capitulo 4: drogas ilícitas. Lo tratado en este capítulo, en mi opinión, no pasa de ser una declaración de buenas intenciones. Mientras la política gringa no cambie, y el mundo reconozca el estruendoso fracaso de más de cuatro décadas de guerra contra las drogas, Colombia seguirá pagando el altísimo costo de esta realidad. La única buena noticia, es la salida de las FARC del negocio. La mala noticia es que alguien más ocupará su lugar

¿Cómo se va a controlar y verificar realmente que las FARC si se han salido de verdad de el negocio de las drogas?

¿Qué pasa si se comprueba, que como organización, siguen metidos en el negocio?

¿Cuáles son los programas innovadores que están planteados en este capítulo y que no se hayan intentado en el pasado?

¿Cuál es la capacidad del Estado y de las FARC para asumir las responsabilidades planteadas en este capítulo del acuerdo.?

Capitulo 5: acuerdo sobre las victimas y sistema integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición. Del desempeño institucional acordado en este capítulo dependerá en buena medida todo el esfuerzo hecho, y los sapos que nos debemos comer como sociedad. La credibilidad y confianza que se construya hacia adelante, dependerá  de que se cumplan todas las expectativas que se han generado en esta parte del acuerdo y se desvirtúen los temores inmensos que tienen varios observadores y analistas.

Por ser un tema con un alta complejidad por los aspectos jurídicos relacionados con las violaciones a los derechos humanos, y que tiene los ojos de la Corte Penal Internacional, las preguntas se las cedo a los expertos sobre el tema.

Sin embargo, por todo lo que he leído en estas semanas, después de conocidos los detalles del acuerdo, la percepción que tiene mucha gente es que los  cabecillas de las FARC van a salir sin pagar un solo día de cárcel por lo que hicieron. Por esta razón la pregunta fundamental sería:

¿Qué sucede con los cabecillas que se les encuentra culpables de delitos de lesa humanidad, genocidio, etc, que están taxativamente excluidos del acuerdo?

Capitulo 6: implementación y verificación. La definición de las zonas y el mecanismo para la dejación de las armas, fueron dos puntos muy complejos durante la negociación. El fantasma de la exterminación de la UP, partido de las FARC durante el Gobierno de Betancur, siempre estuvo presente durante esta fase del acuerdo. Por esta razón, es muy importante la vinculación de la ONU y la CELAC, con miembros de las FA y las FARC, para la verificación de la desmovilización de este grupo guerrillero y el cumplimiento de lo acordado.

¿Cuál es la capacidad que se necesita para lograr la implementación y verificación?

¿Qué tan lejos estamos para garantizar la sostenibilidad de este esfuerzo en el largo plazo?

Y finalmente una pregunta más general. Si mañana desaparecieran el ELN y las bandas criminales,  ¿como sería este país?…Enfrentemos nuestra situación: los factores anteriores, sumados a las FARC , representan solo el 6% de las estadísticas de muertes violentas registrados en las estadísticas nacionales. El 96% restante está en los hombros del resto de los colombianos.  ¿A quién le vamos a hechas la culpa? ¿Qué nos dice esto de nuestra responsabilidad como sociedad ? Nos llegó la hora para vernos en el espejo y aceptar la realidad.

Un buen amigo nos decía en una reunión que, de pasar el referéndum el próximo 2 de octubre, tendremos que asumir los colombianos un rol muy diferente. Hay que prepararse para hacer las preguntas difíciles que las FARC han evitado responder y buscarán seguirlo haciendo. La presión social que esto generaría, los tendrá que obligar a contestar, y por ende, a pagar el altísimo costo político en las urnas por su pasado sangriento de muchas décadas. Solo así, la prevención de muchos colombianos, por la participación política de este grupo que lograron en el acuerdo, tendría la forma de encontrar una compensación, y los riesgos de los sapos que tenemos que tragar, serán menos dolorosos y peligrosos.

Alejandro Reyes Posada lo explicaba muy bien el pasado domingo en El Espectador:

“Es suficiente saber que las guerrillas de las Farc han acumulado un pasivo tan grande de resentimiento y rechazo, que les costará tiempo remontar para comenzar a contar en las elecciones. La inmensa mayoría de quienes votaremos Sí en el plebiscito derrotaremos a las Farc en las urnas, como lo harán también los del No, hasta que aprendan a ganarse el derecho de admisión a la democracia al transformarse en un movimiento que lucha sin violencia ni recursos del crimen, para conseguir el respaldo ciudadano en las urnas por la pertinencia y sensatez de sus propuestas. Votar Sí es firmar la partida de defunción de las actuales Farc”.

Pero el reto más grande de este acuerdo serán las elecciones del 2018 y posteriores. Porque les corresponderá a futuros presidentes, ya sin reelección, mantener el rumbo para que el Estado cumpla con lo acordado, y se verifique que las FARC también lo hagan.

Se van a necesitar muchos años de trabajo duro colectivo y recursos muy cuantiosos, para lograr que este esfuerzo haya valido la pena. Pero sobre todo, que los colombianos hayamos asumido igualmente nuestras responsabilidades. De lo contrario, veamos a Guatemala y El Salvador como el espejo de lo que nos espera.

El próximo 2 de octubre sabremos si estamos dispuestos los colombianos a emprender un nuevo camino, o nos quedamos una vez más amarrados a nuestra cruenta historia. Y hablando de preguntas, esa va a ser la más importante de todas.

Ver: Los cinco sapos del acuerdo de La Habana


Debes loguearte para poder agregar comentarios ingresa ahora