La conectividad: nuevo paradigma del desarrollo

Por: Francisco Manrique.

La conectividad, más que la soberanía, es el principio que define cómo se organiza la raza humana hacia adelante. (Parag Khanna, futurista)


La conectividad es uno de los aspectos menos visibles pero que más impacto está teniendo en la globalización. Como veremos, es el activo más importante del siglo XXI. Este cobija toda la infraestructura que se ha venido construyendo en el mundo entero en las últimas dos décadas: autopistas, redes de fibra óptica, redes de energía, aeropuertos, trenes, puertos, satélites, etc. Pero, si esta realidad es impresionante, la construcción de lo que viene es aún más impactante.

Para respaldar esta proyección, es importante dejar que las cifras hablen por sí mismas.

En la actualidad se han construidos 64 millones de km de carreteras, 4 millones de km de ferrocarriles, 2 millones de km de oleoductos. A nivel de las comunicaciones, hay 1 millón de km de cables tendidos para el Internet.

Es necesario mencionar que, esta infraestructura existente hasta la fecha, se proyectó para una población mundial de 3.000 millones de personas. El desafío está en construir lo necesario para acomodar un crecimiento de tres veces más gente, que se va a dar en pocos años. Hoy a nivel mundial, hay 7.000 millones de personas, y se calcula que crecerá en una década hasta llegar a la cifra de 8.100 millones de habitantes. Para el 2050, se estima que tendremos 3.000 millones más que hoy (BBC World).

Diferentes proyecciones hechas por el Banco Mundial, McKinsey, y otros, hablan de una inversión adicional, a la ya hecha, de US 9.000 trillones / año por los siguientes diez años. Es decir, que en todo el mundo se necesitará US 1 trillón/ año por cada 1.000 millones de habitantes. A nivel comparativo, los presupuestos mundiales en armas están por el orden de US 2 trillones / año. Se calcula que la inversión, que se va a hacer en los próximos diez años, será mayor que la realizada en el mundo hasta la fecha.


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Imagen cortesía de Renjith Krishnan en FreeDigitalPhotos.net


Las consecuencias de esta monumental inversión son impresionantes, pero se explican mejor cuando se entiende que, la infraestructura de la conectividad, va a redefinir el paradigma geopolítico y económico  existente. Los paises más conectados, son los más integrados y más estables.

Un ejemplo interesante es el proceso de integración en el Sur Este asiático como consecuencia  de una conectividad creciente. Mientras que los paises que no han entendido el nuevo paradigma, como es el caso de Rusia, o del Oriente Medio, son mucho más propensos a tensiones, situaciones fuera de control y tienen una infraestructura de conectividad muy débil.

A la luz de lo anterior, es posible entender  el juego que se está dando en el Asia, donde se proyecta la mayor expansión en infraestructura de conectividad. En el 2015, China tomó la decisión  de asumir un papel protagónico, contando con la participación de  otros países, para la creación del Banco Asiático para la Infraestructura e Inversion. De esta institución quedaron excluidos los Estados Unidos.

La revolución de la conectividad:

Como lo menciona el futurista Parag Khanna, en unos estudios geopolíticos realizados recientemente, hay una gran fuerza que hoy impacta al planeta: “la revolución de la conectividad, al rededor del transporte, las comunicaciones, la energía, ha permitido un brinco cuántico en el movimiento de gente, recursos, y conocimiento.

Este proceso ha hecho olvidar el paradigma de la geografía”. A la luz de lo anterior, no es este el que define el destino de un país o una región, como tampoco su tamaño y las distancias que los separan entre entre si.

El Dr. Khanna se refiere al proceso que hoy se está desarrollando a nivel mundial, como una evolución de la geografía física a la funcional. Es una transición, de las  fronteras nacionales, a la infraestructura y las cadenas de suministro, que permiten la movilidad de recursos, gente e ideas, en mayor volumen y velocidad. Venimos de un modelo del siglo XIX, de imperios integrados verticalmente, para pasar en el siglo XXI, a otro modelo de naciones y regiones integradas horizontalmente en redes globales. Esto le permite al ser humano ser más que la suma de sus partes.

Para visualizar esta evolución, Khanna propone una metáfora muy interesante, donde el planeta es el cuerpo, el esqueleto son las carreteras, los ferrocarriles, los puertos y aeropuertos, que permiten la movilidad. El sistema vascular está integrado por los oleoductos y gasoductos, así como las redes eléctricas. Y el sistema nervioso está configurado por las redes de comunicaciones, los satélites, la telefonía celular, y los centros de datos que hoy soportan la computación en la nube, fundamentos de la nueva economía de la información. “La conectividad, más que la soberanía, es el principio que define como se organiza la raza humana en las próximas décadas y se define la sociedad global”.

En ese contexto que hoy estamos viendo pasar como una película ante nuestro ojos, serán las ciudades, con sus infraestructuras, las que van a caracterizar cada ves más este siglo. En 15 años, el 75% de la población vivirá en una de ellas, y estarán unidas en grandes corredores urbanos como los que ya se pueden observar en diferentes partes del mundo, donde la conectividad jugará un papel fundamental. Propuestas como las de Trump de construir una muralla para aislar a su país de México, además de entupidas, van en contra via de la historia.

Para esta tendencia es interesante ver algunos ejemplo. En el Asia, el corredor de Tokio, Nagoya y Osaka agrupa a 80 millones de personas. En China alrededor de Beijing, y Shanghai, hay más de 100 millones de habitantes. En el este de los Estados Unidos, está el corredor de NY, Washington y Filadelfia, que aglomera más de 60 millones de personas. En la India, Deli y Bombay son emblemáticas de este fenómeno. Lo mismo en África, el ejemplo del Cairo y Alejandría, Lagos y sus alrededores, Johannesburg y Pretoria, muestran la misma tendencia.

El PIB de los corredores identificados de gran tamaño, al rededor del mundo,  es superior a US 2 trillones. Su crecimiento en general es superior al promedio nacional.  Por el número de habitantes y su actividad económica, estas aglomeraciones son más grandes que muchos países. Se calcula que hacía el 2050, habrán 50 mega regiones similares o más grandes.  En este entorno, la conectividad entre ciudades, esencial para el flujo de gente, comercio y tecnología, será cada vez más importante para su crecimiento.

En mi viaje a Bruselas para ver los avances en la implementación de la Política de Especialización Inteligente, fue evidente otra tendencia: el desarrollo de redes globales entre ciudades y regiones. No sorprende que en la actualidad hayan más de 200 de estas redes entre ciudades dedicadas a un propósito: aprender de las experiencias en temas como la urbanización sostenible. Un mensaje bien interesante para Bogota: hasta ahora las ciudades eran parte del problema, ahora son parte de la solución.

El mensaje de la importancia de la conectividad es crucial para Colombia. Los esfuerzos que se están haciendo para cerrar la brecha inmensa en infraestructura que hemos dejado acumular, es una buena noticia. Sin embargo, como se puede observar en este Post, por más importante que sea el esfuerzo que se está haciendo, es minúsculo a la luz del proceso que está en marcha, en otras partes del mundo. Y es en este contexto donde Colombia se debe mirar para entender el inmenso reto que nos espera hacia adelante.

Y ojo !!!: la infraestructura física  es fundamental, pero esta será la base para desarrollar la infraestructura mental (base del conocimiento) que seguirá  creciendo en importancia como motor del desarrollo de la humanidad en los años venideros. Los políticos que no entiendan este mensaje, están condenando a sus pueblos a pagar muy caras las consecuencias, en términos de atraso en su calidad de vida y sostenibilidad en su crecimiento.


Imagen en página principal cortesía de Renjith Krishnan en FreeDigitalPhotos.net