El envejecimiento ¿un problema o una oportunidad?

Por: Francisco Manrique.

Un amigo mío de mi generación, me comentaba el otro día, la dificultad que le había significado cambiar el frenético ritmo de trabajo que tenía, como cabeza de una importante compañía, porque  había  llegado a la edad de retiro mandatorio definido en los estatutos de esa organización. Y también me confesaba, que si bien era un tema que lo había conversado con su familia y sus amigos como algo eventual, el momento lo había cogido sin mayor preparación para enfrentar ese cambio.

Esta pequeña historia no es única ni es inusual.  De hecho, las estadísticas demográficas están mostrando que esta realidad impacta cada vez  a  más gente, como es el caso de mi amigo. El envejecimiento de la población es un fenómeno mundial, del cual no nos escapamos en COLOMBIA, como lo demuestra los resultados del último censo del DANE.

Una de las consecuencias de esta realidad, es la edad para pensionarse, que está asociada en mucho casos al retiro de la vida activa de la persona. Y la discusión, no solo tiene el componente económico de los fondos pensiónales desfinaciados, hay otros temas que son muy prácticos y cada vez más relevantes.

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Imagen cortesía de Ambro en FreeDigitalPhotos.net

Hoy, una persona de 57 años o más, es alguien que puede estar muy vital. Esto se debe a las mejoras significativas en salud, y a la importancia creciente que le da gente de mantenerse en forma, tanto física como mentalmente.

Esta realidad tiene un impacto muy significativo que está cambiando el paradigma de descartar a “la gente mayor” por su edad, sin tener en cuenta su experiencia. Pero también significa otro cambio muy grande de mentalidad. La edad biológica, no condiciona ni impide, la capacidad de aporte de un individuo a la sociedad. Conozco a muchas personas, dentro de las cuales yo me incluyo, que tenemos una mentalidad mucho más joven y una energía mayor, que personas menores que tienen una mentalidad “vieja”.

Dada esta tendencia, hay cada vez más personas mayores de 55 años, en muy buenas condiciones físicas y mentales, que pueden y quieren seguir activas por varios años más. Son personas que están en forma para seguir aportando activamente con su experiencia, voluntad de reinventarse, y capacidad de aprender.  Y a medida que se prolongue más la edad, por la tendencia demográfica ya anotada, está será una realidad, no solo económica, sino de aprovechamiento de un capital humano muy valioso para una sociedad.

En países como el Japón, que está envejeciendo aceleradamente, se están dando cuenta por pura necesidad, que es necesario mantener activas a estas personas y aprovecharlas más. Hay una disminución muy importante de la fuerza laboral y no se pueden dar el lujo de perder a gente , con muchas ganas de seguir aportando, y de estar activa.

Una caso muy interesante, lo conocí hace algún tiempo. Un amigo mío, que había trabajado por muchos años en la industria petrolera y acumulado una extraordinaria experiencia, se había retirado y vuelto al país. Pues bien, el año pasado, lo volvieron a llamar para rogarle que los volviera a acompañar en Huston. La razón el lector posiblemente no lo va a creer: hay una altísima escasez de expertos como él en el mercado laboral, razón por la cual le ofrecieron a mi amigo el oro y el moro para reactivarlo y aprovechar su grandísima experiencia .

Pero hay otro problema asociado con el ejemplo anterior. Con el envejecimiento viene el retiro de la vida activa de personas muy valiosas, que durante su trayectoria profesional y empresarial, acumularon unas experiencias invaluables, que en muchos caso, siguen vigentes. Y sin embargo, en el paradigma existente en la actualidad, la sociedad se da el lujo de voltearles la espalda y no seguirlas utilizando.

Y si este fenómeno va creciendo cada vez más, surge la pregunta de que está sucediendo con este grupo poblacional cada vez más grande. Pues bien, la triste realidad, es que hoy en nuestro medio, para una persona mayor de 50 años, por poner algún límite, conseguir trabajo es un reto muy grande. Y en muchas empresas, de manera bastante irracional, buscan cualquier pretexto para prescindir de sus servicios.

Para quienes han llegado a la edad de retiro, e independiente de su condición social, económica y de salud, el tema es aún más grave. Retirarse, significa en muchos casos “desactivarse” y pasa a ser una carga o un problema, para las familias y para ellos mismos.

No hay nada más pesado de llevar, que sentirse marginado e incapaz por una sociedad cuando no se está. Pero las consecuencias son graves: las personas en estas condiciones, están mucho más expuestas a enfermarse física y psicológicamente.

Con esta introducción al tema del “envejecimiento activo” que me parece es la mejor forma de caracterizarlo, en mi próximo Post, voy a referirme a una iniciativa muy linda que hemos puesto  en marcha un grupo de personas mayores de 55 años, que consideramos que todavía tenemos muchísimo que aportar. Creemos que nuestra trayectoria, experiencia, recursos y contactos, nos van a permitir hacer una gran aporte a varias iniciativas de impacto nacional.

Por esta razón, termino este Post con una pregunta fundamental: ¿debemos ver el envejecimiento como un problema o una oportunidad?


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