Falta de alimentos

Por: Diego Alvarez

Tres testimonios de familias colombo-venezolanas.


Los protagonistas de estas historias comparten la misma desesperación y problema: la falta de alimentos en una crisis que parece no tener fin.

Yusleidi Contreras: La situación en Venezuela está muy dura… en los comedores ya no hay comida para los niños.


Yusleidi llora al recordar la difícil situación que están viviendo familiares y amigos que se quedaron en Venezuela. Foto: WFP/Darío Lopera


“No tengo trabajo. En enero mandé a mis hijos a estudiar a Cúcuta, yo llegué hace 15 días. La situación en Venezuela está muy dura, los alimentos muy caros, en los comedores ya no hay comida para los niños. Tengo cinco hijos colombianos, aunque yo soy venezolana.

Se siente mucha tristeza, todo es muy caro, no le puede dar uno a sus hijos lo que uno quiere. Es triste dejar el país de uno por migrar a otro. Dejé mi casita, mi trabajo, todas mis cosas, mis amigos, parte de mi familia, dejé muchísimas cosas.

Aquí he sentido que todo va mejor, estoy cerca de mis hijos, y veo que tienen un refrigerio en el colegio, tienen algo en donde ellos se pueden alimentar; pero allá no hay nada. En los comedores lo que están dando son puras caraotas [frijoles negros], o sea, mala alimentación para los niños.

Yo lloro de tristeza por los que quedaron allá. Están en una situación muy dura. Donde nosotros estábamos hay personas que tienen muchos hijos y no tienen los recursos para alimentarlos.

Es triste ver a nuestros hijos y los hijos de los demás también sufriendo. Es muy fuerte. Llevamos esperando muchísimo tiempo a que la situación del país cambie, pero nada quiere cambiar.

La plata ya se había acabado, ya no había de dónde sacar más. Y lo que trabajaba, no alcanzaba. Eso fue lo que me motivó a tomar la decisión de salir de Venezuela”.


Rubén Montero: ¿Cómo conseguir la comida del día siguiente?

“Vivía en Venezuela con mi tía. Cultivábamos el plátano, somos de una zona platanera. Yo soy ayudante de construcción y de mecánica. Me vine a Colombia por una situación “verraca” [difícil] que está pasando en Venezuela. Para poder sobrevivir, debo trabajar un día para comprar un kilo de arroz. Pero no es suficiente para sostener a toda una familia.

Rubén Montero y su esposa se registran para obtener la ayuda del Programa Mundial de Alimentos. Foto: WFP/Darío Lopera

Me vine por una razón económica. Además de no conseguir suficientes alimentos, tampoco se consiguen medicinas, la situación está dura. En Venezuela se ve mucha flaqueza [delgadez], por ejemplo, mi familia es de contextura gruesa, pero ahora están todos más delgados que yo.

En Cúcuta llevo mes y medio, y aquí he conseguido cosas que allá no. Ahorita puedo comer bien, comer mis tres comidas, pero allá me comía una comida al día y de allí, a pensar en cómo conseguir la comida del día siguiente.

En Venezuela lo que comíamos era arroz con queso, es algo común; y plátano que era lo que cultivábamos. Conseguir tomates es difícil porque uno trabaja para comprar un kilo de arroz diario, y no alcanza para comprar otros víveres.

La ayuda que nos está dando el PMA, es una oportunidad que tengo de tres meses para solventar (construir) una base económica”.


Zoraida Moreno: Allá la comida es demasiado cara

“Tenía 10 años de vivir en Venezuela, ahorita estoy desempleada, y por la situación del país, nos tocó venirnos para acá (Colombia). Mi esposo trabaja en la construcción. Vivo con mi hija y su bebé de ocho meses. Y esa es otra razón para venirnos, pues allá no se consigue ni leche, ni pañales.

Zoraida muestra las tarjetas pre-pagadas que recibió del WFP, los cuales cambiará por alimentos para su familia. Foto: WFP/Darío Lopera


Allá la comida es demasiado cara. Hay que buscar por todos lados para encontrar una bolsa de harina o de arroz. Tampoco se consigue efectivo. El transporte también es caro, y hay mucha inseguridad, es terrible.

Dejamos nuestra casa. Como tengo familia aquí, pues mi hermana nos está dejando vivir mientras conseguimos un lugar.

Aquí hay más oportunidades de trabajo, todos los días tenemos la comida, pero allá no alcanza para comer las tres comidas, no se puede comer bien.

Con la ayuda del PMA compraré víveres, alimentos. Y trataremos de comenzar de nuevo para salir adelante”.


La crisis de los migrantes y la respuesta del Programa Mundial de Alimentos

El Programa Mundial de Alimentos (WFP) ya inició una respuesta a la emergencia alimentaria que viven migrantes venezolanos y retornados colombianos. El pasado mes de febrero, el gobierno colombiano solicitó oficialmente el apoyo de las Naciones Unidas para desarrollar un plan de respuesta integral para atender las necesidades de la población migrante.

Ante la crisis en la frontera, el WFP está respondiendo en los tres departamentos fronterizos en los que se vive una situación bastante compleja: La Guajira, Norte de Santander y Arauca.

El objetivo es brindar asistencia alimentaria a migrantes venezolanos y colombianos retornados que:

  1. Estén en situación de inseguridad alimentaria y que hayan llegado al país en el último año;
  2. Que buscan refugios temporales o viviendas en asentamientos informales;
  3. Que sean escolares en el departamento de La Guajira;
  4. Personas en comunidades indígenas que acojan un número significativo de migrantes de Venezuela y/o que sean población indígena retornada; y
  5. Hogares con niños y niñas entre 6 y 59 meses, mujeres embarazadas y lactantes, personas de la tercera edad, personas con enfermedades crónicas y personas viviendo con discapacidades.

Nota publicada en WFP – Programa Mundial de Alimentos, reproducida en PCNPost con autorización.


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SOURCE: Programa Mundial de Alimentos

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