Escribir requiere oficio y disciplina, aconseja el colombiano Manuel Rincón

La tarea de escribir requiere oficio y disciplina, así lo entiende el periodista y escritor colombiano Manuel José Rincón Domínguez, autor de “Cuentos y pasiones del cielo”, que presentó hoy en la Feria Internacional del Libro de Bogotá (Filbo).

Rincón habló hoy con sus lectores, especialmente los jóvenes, sobre su libro de cuentos, un viaje en el tiempo al origen de las constelaciones del zodiaco en el que se sirve de la literatura para explicar la relación entre mitología griega, la astronomía y la astrología.

“Cuentos y pasiones del cielo” (Panamericana Editorial), consta de trece capítulos en los que relata cómo se formaron las constelaciones del zodiaco y rescata del olvido la de Ofiuco, reconocida por la Unión Astronómica Internacional (UAI) pero no por los astrólogos.

“En literatura se necesita mucho oficio y disciplina, es el primer paso para marcar la diferencia. A punta de trabajo va apareciendo el talento, como el de Vargas Llosa, o aparece la genialidad, como la de García Márquez”, explicó.

El oficio y la disciplina pueden resumirse en los doce años que este astrónomo aficionado dedicó a las investigaciones en bibliotecas para contar con rigor científico la composición astrológica del cielo a partir de las leyendas de virtudes, defectos, pasiones y desventuras de los dioses, semidioses y mortales.

“El cielo y sus estrellas, como los libros, son un mundo mágico que invitan a viajar, a soñar y, en mi caso, a escribir”, dice.

El autor añade que para escribir “hay que robarle tiempo al tiempo”, lo que en su caso hace al alba, antes de comenzar “las obligaciones y distracciones cotidianas”.

“El placer es constante cuando se escribe. Son momentos de ensoñación, de deleite. Cuando uno encuentra una frase, un diálogo, una imagen, son espacios de realización que rozan con la alucinación. Es dejarse ir, dejarse llevar por una escena o un personaje”, explicó a sus lectores presentes en la feria.

En su nuevo libro, Rincón, ganador en 2006 del Concurso Nacional de Cuento Ciudad de Bogotá con “Una daga en Alexanderplatz”, muestra que la divinidad no es sinónimo de perfección.

Según explica, los dioses de la mitología, por el simple hecho de ser deidades no son mejores que los mortales, pues “también tienen sus debilidades” y son déspotas por su apego al poder, como es el caso de Cronos, padre de Zeus, cuya leyenda da origen a la constelación de Capricornio.

De la misma manera relata el trágico fin del “bello y encantador” Ganímedes, “el copero del Olimpo” y “único mortal que vio llorar a Zeus”, lo que da origen a Acuario, o el amor soñado de la cazadora Artemisa y su desilusión de Orión, cuyas flechas plateadas se convirtieron en estrellas que forman la constelación de Escorpión, reservando la única dorada para Antares, su corazón.

“Siempre sueño con tocar el alma humana, sembrar en la memoria de las personas sueños, imágenes, recuerdos, y dejar una huella con mis personajes. Si uno como escritor logra eso ya puede darse por bien servido”, concluye. (EFE)


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