¿Es posible que las universidades sobrevivan a la incertidumbre del COVID-19?

El modelo financiero que sostenía a muchas de las mayores universidades del mundo está amenazado. La pandemia ha puesto en entredicho las cuotas asociadas a las titulaciones universitarias. Los cursos en línea son una alternativa mucho menos atractiva –y menos rentable– que la enseñanza presencial. Si la pandemia tiene un impacto económico negativo a largo plazo, es posible que muchos estudiantes ya no puedan permitirse pagar una titulación.

Las universidades que dependían de los fondos que aportaban los estudiantes extranjeros se encuentran en una situación aún más complicada. En Victoria, Australia, las cuotas de los estudiantes extranjeros aportaban uno de cada tres dólares de los ingresos de sus instituciones de enseñanza superior.


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StockSnap / Pixabay


Este año, hay 210.000 menos estudiantes internacionales matriculados en las universidades australianas que lo previsto, lo cual representa una pérdida de 1.800 millones de dólares australianos (1.400 millones de dólares americanos) en cuotas escolares. Ya han desaparecido más de 17.000 empleos en los campus de todo el sector de la enseñanza superior. Una investigación del periódico The Sunday Age muestra que estas pérdidas de estudiantes como consecuencia del estricto cierre de las fronteras supondrán una brecha de 18.000 millones de dólares en la economía.


Fuente: The Age


En estos momentos, los encabezados en la prensa resaltan que al menos otras cuatro universidades australianas (Central Queensland, Curtin, Griffith y Murdoch) entraron en déficit el año pasado como consecuencia de la pandemia. Gran parte de los ingresos procedían de los estudiantes internacionales. Central Queensland University, por ejemplo, tuvo un déficit de 34 millones de dólares americanos en 2020, debido sobre todo a la caída de sus ingresos de la educación internacional. El vicerrector dijo que había recortado unos 290 puestos, cerrado un campus y dos centros de estudio, congelado los salarios, reducido la remuneración de los ejecutivos y racionalizado sus divisiones operativas de siete a cuatro.

Australia no es la única que está sufriendo. En Alemania, las solicitudes de visados para estudiantes internacionales también se redujeron en un 40%.  Canadá sufrió una caída interanual de entre el 20% y 30% en la matriculación de estudiantes internacionales entre los cursos académicos 2019-20 y 2020-21 debido a la crisis del COVID. Según Denise Amyot, directora ejecutiva de Colleges and Institutes Canada, parte del problema que se deriva de la pandemia es que las cuarentenas hoteleras impuestas son demasiado caras para los estudiantes visitantes. Una factura de hotel de 2.000 dólares equivale al costo de medio semestre para muchos estudiantes, explicó.

La falta de apoyo gubernamental se suma a la presión financiera que sufre el sector de la enseñanza superior. El pasado mes de mayo, las universidades británicas solicitaron un rescate multimillonario al gobierno, pero se les negó; el Instituto de Estudios Fiscales calculó que 13 universidades estaban en riesgo de bancarrota.

Cuando los estudiantes no han podido pagar las cuotas, las matrículas han caído drásticamente en muchos países y el abandono escolar ha aumentado considerablemente. La Asociación de Universidades Privadas de Indonesia estima que casi la mitad de las universidades privadas han sufrido una caída de al menos el 50% en el número de estudiantes nuevos, y que entre ellas las universidades más pequeñas son las más afectadas; 12 universidades privadas ya habían cerrado en febrero de este año.

Lo mismo se observa en América Latina, donde el Banco Interamericano de Desarrollo prevé que millones de estudiantes universitarios abandonarán sus estudios porque ya no pueden pagar las cuotas de matrícula. En Colombia, la matrícula en las universidades en el segundo semestre de 2020 se redujo en un 13%, según ASCUN, principalmente porque los estudiantes y los padres ya no pueden pagar las matrículas, a pesar del apoyo financiero del gobierno. Otros países de la región han tenido problemas para proporcionar apoyo. En Chile, un proyecto de ley propuso una reducción de 42.000 millones de pesos a las instituciones estatales y privadas tradicionales. En Ecuador, el gobierno anunció un recorte de 100 millones de dólares al presupuesto de educación superior el pasado mes de mayo.

Las universidades están atrapadas entre sus prioridades financieras inmediatas y a largo plazo: ¿recortar las cuotas y consevar a los estudiantes, o conservarlas y arriesgar al personal? El año pasado, por ejemplo, muchas universidades de Dubai, en las que los presupuestos eran menos ajustados, redujeron las cuotas para aliviar la presión financiera sobre los estudiantes y sus familias. Middlesex University Dubai anunció recientemente un descuento del 15% para todos los estudiantes graduados de secundaria de los Emiratos Árabes Unidos, que se eleva al 50% para los candidatos de alto rendimiento. La Universidad de los Andes, una de las mayores universidades de Colombia, creó una línea de crédito directo para financiar el 90% de las matrículas hasta dos semestres para los estudiantes afectados por el Covid-19.

Otros miran hacia el futuro. University of Queensland, en Australia, ha reservado cientos de millones de dólares en su Future Fund, ahorrando para futuros choques dada la experiencia del COVID-19. No se trata de una visión a corto plazo. Aland Tudge, Ministro de Educación y Juventud de Australia, cree que es poco probable que los estudiantes extranjeros puedan regresar en masa hasta 2022.

Admitió que la tendencia pasada de depender de un número creciente de estudiantes extranjeros era insostenible e instó a las universidades a “repensar el modelo de negocio de la educación internacional en el campus”. Su modelo incluye cursos innovadores en línea e híbridos, con ofertas de cursos en línea con descuento. En la actualidad, más de la mitad de los estudiantes extranjeros que van a Australia son de India y China. El Ministro sugirió incentivos migratorios para los estudiantes que quieran estudiar determinadas materias.

En Indonesia, también se está intensificando el debate sobre los modelos de negocio que podrían mantener a flote a las universidades privadas. El secretario de la Asociación de Universidades Privadas de Indonesia afirmó que “deberían crear empresas comerciales que puedan generar dinero”. Sin embargo, encontrar un nuevo modelo de negocio que tenga éxito, en tan poco tiempo y bajo tanta presión, podría ser difícil.

Por ello, quizá la verdadera esperanza esté en la vacuna. Puede ser parte de la razón por la que las universidades se están apresurando a hacer obligatoria la vacunación de los estudiantes antes del trimestre de otoño, como señalamos en un blog a principios de esta semana. Una mayor base de apoyo a la vacuna y el hecho de que las universidades sean espacios de aprendizaje seguros en los que las clases presenciales puedan volver a brotar sin obstáculos, dará sus frutos en el futuro. Y mientras esperamos la inmunidad de masa, surgirá una nueva forma de trabajar, que esperemos sea más sostenible e inclusiva. Lamentablemente, un reajuste casi siempre hace que algunos se pierdan por el camino. Las universidades no son una excepción a esta regla.


Nota publicada en el Blog de la Educación Mundial de la UNESCO, reproducida en PCNPost con autorización


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SOURCE: UNESCO

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