En la búsqueda de sentido

Por: Francisco Manrique.

Tuve una conversación hace unos días con Daniel Buriticá, fundador de Recojo – Red colombiana de jóvenes- en relación a la necesidad de crear un puente entre dos mundos: los jóvenes que tienen la pasión por lograr cambios significativos en este planeta, y los adultos mayores que tienen la experiencia de toda una vida y que quieren todavía sentirse útiles. Pensábamos juntos que esta seria una posibilidad muy interesante para activar de manera más potente un capital humano que, puede y debe, ayudar a mover nuestro país en la coyuntura histórica por la que atravesamos en la actualidad.

Acordamos escribir algo juntos para dar el primer paso en esa dirección. Sin embargo, a medida que me puse a pensar sobre este reto, se me vinieron varias preguntas a la cabeza que quiero compartir con el lector.

  • ¿Qué explica la apatía e indiferencia de tantas personas ante los problemas que enfrentamos como sociedad?
  • ¿Porqué vemos a tanta gente perdida en la vida y un incremento significativo de suicidios entre gente joven?.
  • ¿Qué tenemos que hacer para despegar la chispa de la pasión en gente joven y adulta, para que se comprometan mucho mas con su entorno?
  • ¿Qué se necesita para que haya jóvenes y adultos que quieran convertirse en agentes de cambio activos en la sociedad?

En la conversación con Daniel, saltó varias veces la idea de que, el encontrarle sentido a la existencia, es un prerequisito para lograr tener pasión por algo, dejar una huella en la vida, y hacer la diferencia en el entorno donde uno se mueve.

Estas reflexiones me llevaron a desempolvar el libro de Victor Frankl: “El hombre en búsqueda de sentido”, que ha vendido varios millones de ejemplares en el mundo desde que fue publicado en 1962. Este libro fue escrito como resultado de su experiencia de haber sobrevivido cuatro campos de concentración durante tres años en la II Guerra Mundial. El Dr Frankl era un médico austriaco, psiquiatra, y promotor de la “Logoterapia”,disciplina que busca ayudar a los pacientes a encontrarle sentido a sus vidas. Murió en 1997

El éxito del libro de Victor Frankl, demuestra que existe un problema en la actualidad porque hay mucha gente perdida y frustrada, que está en la búsqueda de un sentido para sus vidas. Son personas con un abismal sentimiento de vacío, resultado de no encontrarle un norte a su existencia. En una entrevista antes de morir hace 18 años, Frankl afirmaba que este problema era una epidemia en muchas partes del mundo.

La experiencia en el campo de concentración, le enseñó al Dr Frankl, que los prisioneros que tenían más posibilidades de sobrevivir, era aquellos que demostraban una orientación hacia el futuro, porque tenían algo importante que hacer, o porque tenía a alguien que los estaba esperando al salir de su cautiverio. Eran personas que tenían una fuerte orientación hacia un sentido de la vida, con una esperanza, aunque fuera mínima, de sobrevivir, lo que les daba fuerzas para superar una situación muy compleja de su existencia.

Como Frankl lo recordaba en una entrevista hecha hace varios años: “La vida puede tener sentido significativo por lo que hacemos, por la manera positiva con la que enfrentamos cualquier experiencia, por las personas que amamos, reconociendo su forma única de ser, pero también, se encuentra sentido en la vida cuando se requiere tener mucha fe para enfrentar una enfermedad como puede ser un cáncer terminal”.

En todas estas situaciones es donde existe el mayor potencial para encontrarle sentido a la vida porque es cuando se debe de aceptar que hay una realidad y hay una necesidad de cambiar de actitud ante la misma. Cuando esto sucede, “es donde aflora el gran potencial humano de transformar una obstáculo en un logro, o una tragedia en un triunfo”.

En otra entrevista en UK, le hicieron la siguiente pregunta al Dr Frankl: “¿Cuál es la diferencia entre aquellas personas que son capaces de levantarse después de un problema grave que han sufrido, y las que no lo son ?”. Esta pregunta está directamente asociada a la palabra “resiliencia” , o capacidad de recobrarse de una situación negativa.

Su respuesta fue contundente: “El factor más importante es la decisión, que viene de la libertad de elegir, a pesar de las peores condiciones del entorno que parecerían determinar totalmente el comportamiento, porque hay un deseo de actuar libremente y de hacerse responsable. Esto es lo que nos hace humanos”. Su afirmación la sustenta en su experiencia, y la de otras personas, que lograron superar situaciones infrahumanas en los campos de concentración alemana en la II Guerra Mundial. Por esta razón, la filosofía de Víctor Frankl es que la vida tiene sentido bajo cualquier condición.

Más adelante en la misma entrevista le preguntaron: “¿Qué tan fácil es lograr encontrarle sentido a la vida cuando hay sentimientos de desesperanza, de desesperación?”

Frankl explicaba que la desesperanza se puede definir como el sufrimiento sin un propósito. Por esta razón afirmaba que: “Mientras un individuo no puede ver un sentido en su sufrimiento porque no tiene un propósito, esta persona tendrá una tendencia hacia la desesperanza, y bajo ciertas condiciones, inclusive buscará el suicidio. En el momento en que pueda darle sentido a su sufrimiento, puede convertirlo entonces en un logro, en una conquista, transformar una tragedia en un triunfo personal, pero debe de saber qué va a hacer con ese logro y con este triunfo.”

Lamentablemente hay muchas personas en la sociedad que no le ven algún significado a sus vidas. En el mejor de los casos, tienen algo con que vivir, pero muy poco para qué vivir. Quienes si lo logran, son precisamente aquellas personas que le pueden poner pasión a lo que hacen porque les da sentido y tienen un propósito para sus vidas.

En otra entrevista le preguntaban a Frankl: “¿Cuál es la respuesta a la pregunta: porqué yo” ?”¿Porqué me sucede esto a mí?. Detrás de estas preguntas que son frecuentes, hay una visión fatalista, de víctima, que condiciona totalmente lo que es posible hacer en la vida.

En su respuesta, Frankll mencionaba que no compartía la afirmación de Jean Paul Sartre cuando decía que: “teníamos que aceptar, y soportar con coraje, y de manera heroica, el absoluto sinsentido de nuestras vidas”. Contrario a esta opinión, lo que hay que aceptar es la incapacidad de los seres humanos de reconocer que hay un sentido supremo para nuestras vidas, en términos intelectuales y racionales.

La entrevistadora le planteó a Frankl otra pregunta muy pertinente: “¿Hasta qué punto tenemos opciones con las cosas que nos suceden?”

Frankl explicaba que la libertad que tiene el ser humano es una libertad finita condicionada a las situaciones de tipo biológico, psicológico o sociológico. Sin embargo, afirmaba que tenemos la última libertad, la de elegir una actitud en cualquiera que sean las condiciones que enfrentamos, lo que define como reaccionamos ante cualquier situación que no podemos cambiar, pero que si depende de nosotros como la enfrentamos. Tenemos la libertad de cambiar la actitud ante una situación adversa.

En otra entrevista Frankl daba un lindo ejemplo de darle sentido a la vida a pesar de tener una situación de desesperanza.

Un joven norteamericano le escribió una carta que decía lo siguiente: “a los 17 años tuve un accidente mientras practicaba buceo deportivo y desde entonces he estado paralizado de la cabeza hacia abajo. Me rompí el cuello pero eso no me rompió mi vida. En la actualidad, estoy incapacitado, y esta situación me va a acompañar por el resto de mi vida. A pesar de ello, yo tomé la decisión de no abandonar mis estudios. Por causa de mi incapacidad, quiero convertirme en un psicólogo, para ayudar a otros, y estoy seguro, de que mi sufrimiento añadirá una contribución esencial a mi capacidad de entender y ayudar a esas personas”. Este caso fue presentado por el joven, en el tercer congreso de los logoterapia en Alemania bajo el título: “El desafiante poder del espíritu humano”.

Me imagino que este caso le llegó muy hondo a Frankl ya que en su libro mencionaba que cuando ingresó al primer campo de concentración, se propuso tres cosas: sobrevivir, aprender y ayudar a otros. A pesar de esto, afirmaba: “El sufrimiento tiene sentido solamente bajo la condición que nunca podrás eliminar el costo del sufrimiento en sí” .

Y concluía: “lo que sucede después de ello, es la actitud que se toma ante una situación única, que no se puede cambiar. Por lo tanto, uno debe y tiene que cambiar su actitud. La pregunta que hay que hacerse es cómo se quiere ver uno en 10 años y como en ese tiempo se puede uno devolver para reflexionar sobre lo que pasó en ese periodo de su vida”.

He querido utilizar los aportes de Victor Frankl sobre la importancia de encontrarle sentido a la vida. Tengo la impresión de que este tema está en el corazón de muchos de los problemas que tiene la sociedad colombiana. El mensaje no puede ser mas oportuno para quienes han padecido las consecuencias de la violencia, pero también, para los jóvenes que hoy se encuentran sin un rumbo porque no le hallan sentido ni le ven futuro en su vida. Igualmente, es un mensaje muy oportuno para quienes han llegado a un momento de su existencia cuando han pensado en retirarse y sienten que esta se les acabó.

La edad, las condiciones, o el género, no son una limitación para encontrarle sentido la vida. Si muchas personas en nuestro país se apropiaran de este mensaje, sería posible darle sostenibilidad a la transformación que se necesita en la sociedad colombiana y una respuesta a las preguntas que hice al principio de este blog.


 

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