Emma Watson, embajadora de buena voluntad de ONU Mujeres, hace hincapié en la necesidad de poner fin al matrimonio infantil

Antes del Día Internacional de la Niña, la actriz de renombre mundial viaja a Malawi para reunirse con jefas y jefes tradicionales y con niñas que se han librado de matrimonios precoces.


matrimonio infantil

Emma Watson visita la Escuela Secundaria de Mtakataka en el distrito de Dedza, donde conversa con Stella Kalilombe y Cecilia Banda, cuyos matrimonios fueron anulados y quienes pudieron regresar a la escuela. Foto: ONU Mujeres/Karin Schermbrucker.


En vísperas del Día Internacional de la Niña, la embajadora de buena voluntad de ONU Mujeres, Emma Watson, visitó Malawi para mostrar al mundo la necesidad de poner fin al matrimonio infantil. Se reunió con jefas y jefes tradicionales y con niñas que habían regresado a la escuela luego de que sus matrimonios fueran anulados.

En 2015 Malawi aprobó la Ley de matrimonio, divorcio y relaciones familiares, que eleva a 18 años la edad mínima para contraer matrimonio. ONU Mujeres, junto con sus aliadas y aliados, desempeñó un papel fundamental en la promoción de las nuevas leyes y trabaja con jefas y jefes tradicionales para cambiar las prácticas locales.

El Presidente de Malawi, el profesor Arthur Peter Mutharika, un gran activista de HeForShe, estableció el ambicioso objetivo de implementar la nueva ley de matrimonio por completo dentro de los próximos cinco años y designó para tal fin un grupo de trabajo especial que dependa directamente de él.

Este día en el hermoso país de Malawi resultó una experiencia conmovedora e inspiradora para mí. Me reuní con algunas niñas, quienes, al igual que muchas otras de sus compatriotas, sufren las precariedades propias de la pobreza y recibieron presiones para contraer matrimonio en su infancia. Al reconocer que estas prácticas impiden la consecución de sus estudios, caí en la cuenta de la importancia que conlleva para las mujeres poder tomar sus propias decisiones. Es muy alentador presenciar cómo esta práctica nociva puede detenerse cuando las comunidades trabajan en conjunto para aprobar leyes y luego aplican esas leyes en la realidad: Emma Watson.

“Aplaudo y agradezco el trabajo que está llevando a cabo nuestro gran activista de HeForShe, el Presidente Mutharika, en su agenda de gobierno, así como a las jefas y los jefes tradicionales, especialmente a la jefa Kachindamoto, cuyo trabajo es tan formidable que le valió el apodo de ‘Terminator’.

Anuló muchísimos matrimonios infantiles y restituyó el futuro de todas esas niñas. Con la ayuda y colaboración de sus jefas y jefes locales, los grupos de madres y líderes de las comunidades religiosas, logró anular casi 1500 matrimonios infantiles y restablecer la escolaridad de esas niñas. El Presidente Mutharika se comprometió a terminar con la práctica del matrimonio infantil en Malawi en los próximos cinco años. Gracias a esta clase de valiente liderazgo, las cosas pueden empezar a cambiar. ¡Disfruté mucho de presenciar el trabajo que ONU Mujeres hace sobre el terreno!”


Emma Watson y la jefa principal Inkosi Kachindamoto son recibidas por las niñas de la Escuela Secundaria de Mtakataka en el distrito de Dedza, quienes le cuentan que sus matrimonios infantiles fueron anulados y que pudieron regresar a la escuela. Foto: ONU Mujeres/Karin Schermbrucker.

Emma Watson y la jefa principal Inkosi Kachindamoto son recibidas por las niñas de la Escuela Secundaria de Mtakataka en el distrito de Dedza, quienes le cuentan que sus matrimonios infantiles fueron anulados y que pudieron regresar a la escuela. Foto: ONU Mujeres/Karin Schermbrucker.


En todo el mundo, una de cada tres niñas en los países en desarrollo, a excepción de China, contrae matrimonio antes de cumplir 18 años. Esta práctica impide que disfruten de su infancia y coarta su derecho a asistir a la escuela. Además, quedan expuestas a otras vulnerabilidades, como abuso físico y sexual y embarazo precoz, lo que las convierte en madres antes de estar física o emocionalmente preparadas. Malawi tiene una de las tasas más elevadas de matrimonio infantil. La mitad de las niñas contrae matrimonio antes de los 18 años; muchas de ellas, por la pobreza flagrante de sus familias que no pueden mantenerlas. El embarazo adolescente representa entre el 20 y el 30 por ciento de las muertes maternas del país, y unas pocas niñas, sólo alrededor del 45 por ciento, continúa estudiando más allá del octavo grado.

“No es posible progresar sin invertir en las mujeres y las niñas. Son nuestro futuro y representan la mitad de la promesa y recursos en cualquier sociedad”, afirmó la representante nacional de ONU Mujeres, Clara Anyangwe, para concluir afirmando que “no se alcanzarán los Objetivos de Desarrollo Sostenible sin la contribución de las mujeres y las niñas. Queremos un Planeta 50-50 en 2030 y debemos dar el paso a favor de la igualdad de género. Por ello, para lograr el cambio en Malawi, ONU Mujeres estableció como prioridad fundamental poner fin a la práctica del matrimonio infantil”.

En todo el mundo, ONU Mujeres promueve la adopción e implementación de leyes y políticas que prohíban y prevengan el matrimonio infantil. Asimismo, empodera a las niñas para que conozcan sus derechos y une fuerzas con las comunidades para que alcen la voz contra esta práctica.

Con esta visita, Emma Watson recogió experiencias de primera mano respecto del trabajo que las y los líderes tradicionales están llevando a cabo en las comunidades para poner fin al matrimonio infantil y restablecer la educación de las niñas en las escuelas. Llevó 12 años aprobar la nueva ley en Malawi, pero ahora codifica la práctica. Las y los líderes tradicionales regulan los matrimonios consuetudinarios. Por eso, ONU Mujeres sumó el compromiso de las jefaturas locales.

En el distrito de Dedza, Watson se reunió con la jefa principal Kachindamoto, una destacada activista en la lucha contra el matrimonio infantil. La jefa anuló cerca de 1500 matrimonios infantiles de su jurisdicción y suspendió a responsables de aldeas que habían consentido la práctica. Junto con otras y otros líderes tradicionales, elaboró también un estatuto modelo alineado con la ley nacional y de aplicación en matrimonios infantiles. Busca prohibir todos los matrimonios infantiles, las prácticas culturales nocivas y los abusos con motivo de género.

La jefa Kachindamoto recordó el momento en que se sintió obligada a actuar: ver a niñas de 14 años que ya habían dado a luz a dos criaturas. En la actualidad, además de anular matrimonios, se dedica a conversar con las niñas sobre sus derechos y su futuro y persuade a sus progenitores para que las ayuden. “Trato de convencerlos de que, si educan a sus hijas, tendrán todo en el futuro”, afirmó.

En la Escuela Secundaria de Mtakataka, Watson escuchó las historias de las niñas que se habían librado de sus matrimonios y regresado a la escuela. Entre ellas se encontraba Stella Kalilombe, que describió cómo la habían forzado a contraer matrimonio, embarazada, a los 17 años. Su hijo tiene hoy cuatro años. El abuso físico que sufrió a manos de su esposo causó que Stella regresara a su casa materna. Alentada por los grupos de madres locales, regresó a la escuela. Agradece el trabajo que están realizando las jefas y los jefes tradicionales de la comunidad y los grupos de madres para reducir la discriminación contra las jóvenes madres en las escuelas que, de lo contrario, puede obstaculizar sus esfuerzos para seguir estudiando. Hoy en día, está decidida a terminar la escuela y sueña con convertirse en maestra. “Siempre sentí admiración por las maestras”, admite, para enseguida asegurar, “¡me gustaría ser una de ellas!”. ONU Mujeres


 

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