El lado obscuro de la China

Por: Francisco Manrique.

En los últimos dos Posts, El milagro de la China y La historia de un milagro, escribí sobre el milagro de la China, que en un periodo muy corto de cuatro décadas, logró llegar a ser la segunda potencia económica mundial, y sacar de la pobreza absoluta a tres cuarta partes de su población de 1400 millones de habitantes. Es una historia fascinante cuando solo se lee desde esta perspectiva. 

Sin embargo, hay un lado obscuro que también es necesario iluminar, y que tiene que ver con algunos aspectos de la cultura china. Los dirigentes del Partido Comunista los han utilizado para mantener el control del país más poblado del planeta. Es muy importante tener en cuenta estos factores, para una mejor comprensión  del impresionante modelo de desarrollo chino, y  el porqué no pueden ser trasplantados  con facilidad a otras culturas.

En un recientef artículo sobre la China, publicado en el New York Times, James Leibold experto en temas étnicos de este país, muestra como ha habido una tradición milenaria, aún vigente,  detrás de las acciones de control que hoy muestra el régimen autoritario imperante. Esta tradición se ver reflejada en acciones, que el gobierno chino busca ocultar, y que a lo largo de los años, ha generado abusos y costado la vida de mucha gente.


sasint / Pixabay


El uso de la tecnología para afectar el comportamiento de la gente, de acuerdo a unas pautas definidas por el Partido Comunista, fue un tema al que me referí en el blog anterior. Detrás de estas políticas, hay una lógica paternalista de la sociedad, que busca controlar el comportamiento y el pensamiento de su gente. Pero que además, está postura política utiliza sin rubor alguno,  métodos violatorios de los derechos humanos.

Por ejemplo, la represión de las minorías étnicas musulmanas en la region de Xinjiang, se ha caracterizado por la operación de campos de adoctrinamiento, donde se les obliga a renunciar a su religión y otros aspectos de su cultura. Son espacios que son aprovechado para la adoctrinación política, bajo el pretexto de un entrenamiento vocacional, y para que aprendan la lengua oficial. En la práctica, los abusos documentados, han sido motivo de escándalo internacional.

Desde hace dos mil años, los filósofos chinos tenían una visión muy negativa  del ser humano, al referirse a él como “un pedazo de madera torcido”, cuyo carácter había que enderezar para garantizar la harmonía de la sociedad. El Confusionismo, aspecto fundamental de la cultura china, enfatiza la aceptación de la estructura jerárquica y la creencia de que los seres humanos se pueden mejorar.

Es interesante que, contrario al precepto cristiano de que todos los seres humanos son creado como iguales, la mirada china es distinta. Hay personas que están  mejor dotadas que otras y deben de tener mejores posiciones que los demás. En la escala jerárquica social, hay personas que están en la base, normalmente asociadas a las minorías, pero hay otras que pertenecen a la mayoría Han, que son vistas como superiores. Esto explica el tratamiento discriminatorio que se observa en la China contemporánea contra grupos como los Ukghur, y la política seguida por el Partido Comunista Chino desde que llegó al poder hace siete décadas.

A la luz de está lógica cultural, las personas, que se perciben como superiores, tienen la responsabilidad de liderar las condiciones para que exista un ambiente que transforme positivamente a la gente. Esto también se logra educándola o moviéndola a otro lugar. Son famosos los desplazamientos internos promovidos por el Gobierno para lograr este fin. Es una visión benevolente del rol que asume el Estado para ayudar a los ciudadanos a ser más competentes y responsables.

La cultura china es milenaria y refleja costumbres muy particulares de esa sociedad. Por ejemplo, la visión de que la familia es “la incubadora del orden social”, donde los padres y los esposos asumen la responsabilidad de guiar a sus niños y esposas, buscando la harmonía mediante unos rituales rígidos.

Si lo anterior se logra, el supuesto es que se transmite al resto de la comunidad. Quienes no responden positivamente, son penalizados severamente. No es de extrañar que en la China, se castigue hasta con la muerte con métodos medievales, delitos como el tráfico de drogas, o se someta a la persona al exilio o a recibir una paliza por otras infracciones que son vistas como un ataque a la armonía social.

Como lo menciona el señor Leibold en su artículo, la lógica de esta cultura está reflejada en el sistema de educación imperante. “Se busca mejorar los rasgos de carácter de las personas utilizando los ejemplos de superioridad moral”. Pero, a pesar de lo anterior, el Partido Comunista Chino, ha afianzado su autoritarismo recurriendo a la represión sistemática de la población. El uso de campos de reeducación fue una práctica común hasta hace  poco tiempo.

Con este Post, termino la serie sobre el nuevo coloso mundial. No hay duda que, el modelo seguido desde hace cuatro décadas por el Partido Comunista Chino, ha logrado el milagro de sacar de la pobreza extrema a cientos de millones de persona. Pero no es menos cierto, que lo han logrado mediante métodos muy cuestionables de los derechos del individuo.

Y por estas razones, vale la pena estudiarlo para entenderlo mejor. La razón: la presencia de la China seguirá creciendo, mientras que los modelos democráticos muestra señales indudables de decaimiento en varias partes del mundo.


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