El aceite de oliva, elixir del Mediterráneo, escaseará este año

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Olive-Oil

El aceite de oliva, una gracia de los dioses del Mediterráneo que según los científicos alarga la vida, escaseará este año por el mal tiempo y las plagas. La pésima cosecha de aceitunas este año en Italia, así como en gran parte del sur de Europa, amenaza no sólo la supervivencia de algunos cultivos sino también la posibilidad de comprarlo a un precio asequible.

Los precios al por mayor del aceite de oliva se disparan, y los consumidores a lo largo y ancho del planeta seguramente tendrán que pagar más por este producto básico de la dieta mediterránea, cuyas bondades destacan tanto los ‘gourmets’ como los nutricionistas.

En Italia, la Toscana y la Umbría, en cuyas señeras colinas se produce un aceite extravirgen de aromas sutiles, se han visto particularmente afectadas por el mal tiempo que imperó durante el último verano (boreal).

En España, productora el año pasado de la mitad del aceite de oliva que se comercializó en el mundo, se dio una combinación fatal entre la sequía y bacterias que afectaron a los olivares, lo que puede provocar que la cosecha de este año alcance a sólo la mitad del anterior.

Por otro lado, en el sur de Italia, una bacteria procedente de América del Sur está siendo muy dañina para los olivos.

La mosca del olivo

En el corazón de Italia, donde algunos aceites presentados en botellas de lujo son degustados como los grandes vinos por los especialistas, es la mosca del olivo la que pone en peligro la producción.

En Fiesole, Toscana, la prensa sofisticada de Cesare Buonamici debería trabajar a pleno ritmo hasta Navidad. Pero las instalaciones están en reposo a falta de aceitunas que exprimir. “Nuestra producción se redujo a la mitad”, explica este veterano ingeniero.

Según el Consejo Internacional de la Oliva, los precios de las aceitunas al por mayor han aumentado ya un 37% desde 2013, pero Buonamici estima que la subida del precio del aceite al consumidor podría superar el 60%.

La situación es la misma un poco más al sur, en la finca de Tenuta Ronci, donde se cultivan el olivo y la vid. “Éste es todo el aceite que nos queda, y es del año pasado”, explica Federico Leszczynski, mostrando con amargura una botella medio vacía, en una mañana brumosa de invierno. “Este año, no producimos ni una sola botella”, añade.

Leszczynski es el agrónomo de la finca, que cuenta con unos 1.700 árboles en poco más de 4 hectáreas de terreno, que en las buenas cosechas producen hasta unas 10.000 botellas de medio litro de un aceite extravirgen que se venden a 8 euros cada una.

“En nuestro caso (la pérdida) será del 100%. Tomamos la decisión de no producir aceite este año, porque la cantidad de aceitunas útiles en los árboles era tan pequeña que no valía la pena cosecharlas”, comenta.

La mosca del olivo es muy sensible al clima. En el centro de Italia, una combinación entre inviernos fríos y veranos calurosos suele impedir su desarrollo.

Un aceite rancio

Pero en este último verano, las temperaturas dignas del norte de Europa y las fuertes lluvias favorecieron el ciclo de reproducción de este insecto, que pone sus huevos debajo de la piel de las aceitunas. “En algunos casos, el aceite está rancio. Incluso alguien inexperto se daría cuenta rápidamente”, explica el agrónomo, quien afirma que, lamentablemente, no queda gran cosa por hacer.

“En lugar de tres generaciones (de moscas), este año tenemos cinco, tan agresivas unas como otras, y todas peligrosas para los frutos”, destaca.

Pero la situación no es catastrófica para todo el mundo. La producción de los olivares fue muy buena este año en Grecia y Túnez, cuyos productores esperan poder aprovecharla para conquistar parte del mercado de alta gama.

Y el aumento récord de los precios incita a plantar olivos en zonas donde no existe una tradición ancestral. Según numerosos expertos, Australia reúne todas las condiciones para convertirse en un gigante del sector.(AFP)


 

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