Carta Urgente a Enrique Peñalosa

Por: Eduardo Lleras Losada.

Doctor: Enrique Peñalosa – Ciudad.

Con agrado veo cómo las últimas en cuestas lo favorecen sobre la baraja de candidatos a la alcaldía. En esta baraja de naipe francés usted es el Rey no solo por ser la carta de más valor, si no por la barba que lo acompaña. Clara López parece mas bien una jota, más o menos fuerte y con una leve sombra en la comisura del labio. Pardo es un diez de picas con pretensiones de As, sube y baja y hasta se le ven los rodillos del nueve de tréboles. Pachito, mmm, Pachito es como tener en la mano un cinco de picas acompañado de un dos de corazones, jugando Texas Holdem. Más o menos el equivalente a tener mamá pero muerta, es decir nada.

Cuando digo con agrado, lo digo de corazón, pues sin duda alguna usted, doctor Peñalosa, es de lejos el mejor de los candidatos para dirigir los destinos de la ciudad. Ha demostrado usted, desde el Palacio de Liévano, que le cabe en la cabeza la ciudad, que tiene una visión de Bogotá progresista y social sin discursos populistas. Ha sido ejecutor y ha dado las peleas y se ha dado las pelas necesarias para hacer de la capital un mejor sitio de donde vivir. Me gusta como alguien alguna vez lo definía “como un político de ideario social y ejecución de derecha”.

Surtido el obligado paso de las merecidas flores, paso a contarle lo que me preocupa de su candidatura. En todas y cada una de las conversaciones privadas a las que he asistido, sus seguidores y detractores coinciden en que tiene usted suficiente tiempo antes de las elecciones para hacer derrumbar su aspiración. Encuentran ellos en su prontuario político ejemplos claros de cómo usted mismo se ha encargado de dar al traste con sus pretensiones por la falta de audacia política en su discurso. Algunos, incluso lo culpan de que hayamos tenidos gobernantes de izquierda que han acabado con la esperanza de un buen vivir en la capital de la república. Yo sé que el problema no es que sean de izquierda o de derecha, sino que son incompetentes, ególatras y/o corruptos, pero en un país polarizado y mentiroso qué mejor argumento para irse lanza en ristre contra usted.

Ahora bien, como me quedó sonando el tema de la falta de audacia política que le endilgan me he dado a la tarea de preguntarle a algunos de nuestros conocidos comunes eso qué quiere decir. Me dicen ellos que usted peca por ser demasiado honesto en sus planteamientos y/o su visión, generando roncha en algunos sectores de la población (caso Country Club, metro, espacio publico, cultura ciudadana, etc…). Creen ellos, que usted considera que el debate de ideas y de lo que es correcto para la ciudad está por encima de la política y las alianzas políticas. En este punto mencionan también que su arrogancia, su emocionalidad y su lenguaje no ayudan a construir puentes o alianzas con otros grupos políticos y que cuando los construye los hace de manera poco asertiva (mala elección del compañero de baile).

Cuando leo los argumentos se me antoja pensar que cualquier persona con aspiraciones políticas debería poder darle manejo a estas objeciones. Sería como seguir el equivalente al Manual de Carreño para la política, aprendiendo a jugar con muñeca izquierda y muñeca derecha (no por las posiciones políticas), para ser de buen recibo en un amplio y disperso sector de la población. Pero qué le vamos a hacer doctor Peñalosa, uno es lo que es y usted no es eso y dudo mucho que quiera serlo. Si alguna vez recibió el manual del buen político creo que se le refundió en algún trasteo, o lo uso para prender la chimenea en alguna fría noche bogotana. Parte de su atractivo, por lo menos para mí, es que se aparta bastante de la idea tradicional del político y la manera de hacer política.

Y como sumercé no quiere cambiar, y como yo le recomendaría que no lo hiciera, decido ahora dirigirle esta carta a aquellos que me leen y que tienen en sus manos la posibilidad de votar para cambiar los rumbos de la ciudad.

En contra de Peñalosa se dice que divide la opinión de derecha o de centro. Desde mi visión, Enrique Peñalosa no divide la opinión para permitirle a la izquierda quedarse con el poder. La opinión se divide en cada uno de nosotros y se divide simple y llanamente cuando anteponemos nuestro interés particular sobre el interés general y de la sociedad. Se divide cuando pensamos que el Country Club está bien donde está, se divide cuando defendemos a ultranza el uso caótico de nuestros automóviles, cuando queremos hacer lo que nos parezca con el espacio publico o cuando queremos ver cultura de ciudad en otros distintos a nosotros mismos. Estamos dividiendo la opinión en defensa de nuestra miope visión y diminuta parcela sin darnos cuenta de que el vivir en sociedad va mucho mas allá. Esto nos propone Peñalosa y si bien genera roncha no podemos ser tan ciegos a esta propuesta.

“Neto, neto”, como diría un colega, es la carta ganadora no por su valor en las encuestas si no por su valor en la baraja. Valor que se ha ganado con la experiencia, visión progresista y envidiable capacidad ejecutora.

Ah casi me olvido de mencionar que si mi amigo Lozano, que es lo sano, lo acompaña, mejor aún.


 

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