Medidas e impacto

Por: David Malpass

Presidente del Banco Mundial

El cambio climático —causado por las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) provenientes de las actividades humanas— constituye una grave amenaza para las personas y para el desarrollo.  La pobreza, el desarrollo y el cambio climático deben abordarse en conjunto, reconociendo las interconexiones entre las personas, el planeta y la economía. La acción climática es un bien público mundial de importancia clave que requiere una considerable cantidad de financiamiento nuevo de la comunidad mundial y mecanismos para la recepción de flujos de fondos. Se necesitan actividades de mitigación para reducir las emisiones de GEI en nuestra atmósfera, y deben redoblarse las medidas de adaptación para afrontar los mayores niveles de hambre, migración, conflictos y proteccionismo comercial que genera el cambio climático.

Para satisfacer la necesidad de incrementar con prontitud la producción de electricidad y el acceso a este servicio, se necesitarán grandes inversiones mundiales en generación, transmisión y redes de distribución , así como en tecnologías e innovaciones para una producción de electricidad, acero, cemento y manufacturas con menor intensidad de emisiones de carbono. Los mercados mundiales demandan progresivamente productos más ecológicos y con menor contenido de carbono, y la transición global también crea grandes oportunidades de crecimiento y exportación en cadenas de valor ecológicas para países de todos los niveles de ingreso.


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El Grupo Banco Mundial es un núcleo de importancia mundial para la acción contra el cambio climático que facilita la participación del sector privado y el financiamiento de bienes públicos mundiales, como parte de su misión de poner fin a la pobreza e impulsar la prosperidad compartida.  Somos la mayor fuente de financiamiento para la acción climática en los países en desarrollo (USD 31 700 millones en el ejercicio de 2022); canalizamos fondos de la comunidad mundial —tanto del sector público como del privado— a través de fondos fiduciarios como los Fondos de Inversión en el Clima (CIF), y mantenemos uno de los mayores repositorios de información y conocimientos especializados sobre el tema. También trabajamos desde cada unidad de la institución para apoyar las reformas sectoriales y de políticas, el fortalecimiento de la capacidad institucional y la mejora del clima para la inversión a fin de generar oportunidades para la participación del sector privado, lo que se traduce en capital privado facilitado.

El eje de nuestra labor es transformar los saberes, los conocimientos especializados y los compromisos en impactos positivos para los países en desarrollo. Diseñamos, ejecutamos y monitoreamos los proyectos de adaptación y reducción de GEI que necesita la comunidad mundial para una acción climática eficaz en todos los países en desarrollo. Esto requiere diagnósticos sólidos, una identificación clara de los programas y proyectos de alto impacto, mejores políticas públicas y estructuras de incentivos, y la coordinación de múltiples donantes y fuentes de financiamiento, todos elementos clave de nuestra misión.

En 2022, pusimos en marcha con éxito una nueva herramienta central y transformadora para realizar diagnósticos, los informes sobre el clima y el desarrollo de los países, o CCDR. Ya hemos publicado más de 20 CCDR, que abarcan más de un tercio de la población mundial y de las emisiones de GEI. Los CCDR están reorientando las deliberaciones, que pasan de los impactos a largo plazo a recomendaciones inmediatas y factibles para los responsables de la toma de decisiones de hoy. Ayudan a los países, las regiones y la comunidad mundial a priorizar las medidas que tienen mayor impacto para reducir las emisiones de GEI e impulsar la adaptación, al tiempo que permiten alcanzar objetivos de desarrollo más amplios.

En las conclusiones de los CCDR se hace hincapié en que la mitigación y la adaptación climáticas deben ser un esfuerzo global.   Los países de ingreso alto —con una mayor proporción de emisiones históricas, mayores emisiones per cápita, mayor capacidad para desarrollar nuevas soluciones y tecnologías, y mayores recursos— deben ser los primeros en adoptar la transición hacia niveles bajos de emisión de carbono. Los principales emisores actuales y futuros del mundo en desarrollo también desempeñan un papel clave para que se alcancen los objetivos del Acuerdo de París. Y, en general, casi todos los países deberán intensificar sus esfuerzos de adaptación.

En el ejercicio de 2022, proporcionamos más del 35 % de nuestro financiamiento directo a través de fondos de alto impacto para el clima. Como parte de la COP27, presentaremos SCALE, un nuevo fondo fiduciario general del Banco para el financiamiento climático basado en los resultados. A través de SCALE, se otorgarán donaciones para reducciones de emisiones verificables y se buscará ampliar las fuentes de financiamiento para estas actividades, incluidas las provenientes del sector privado y las entidades filantrópicas. El fondo ayudará a los países a armar un historial de sus proyectos y acceder a financiamiento privado en los mercados internacionales de carbono. Esto coincide con nuestro objetivo de proporcionar formas eficientes de agrupar fondos de la comunidad mundial para proyectos de impacto y escala ampliable.

Hemos finalizado nuevos documentos sobre el financiamiento de la transición energética, el metano, las soluciones de adaptación basadas en la naturaleza y el capital humano. Todos toman como referencia nuestro Plan de Acción sobre el Cambio Climático y abordan en profundidad temas de fundamental importancia, por ejemplo, cómo hacer frente al doble desafío de proporcionar acceso confiable y asequible a la electricidad en los países en desarrollo reduciendo al mismo tiempo las emisiones mundiales de GEI, y cómo se puede financiar una transición exitosa del sistema de energía eléctrica en todo el mundo. En dichos documentos se indican intervenciones eficaces en función de los costos para reducir las emisiones de metano en los sectores clave de la agricultura y la alimentación, la energía y el saneamiento, y el manejo de desechos, y se muestra cómo estamos profundizando nuestra labor para acelerar el proceso de mitigación. También se analiza el modo en que las soluciones basadas en la naturaleza pueden generar la integración del desarrollo, el clima y la naturaleza, y la forma en que la combinación estratégica de infraestructura verde y gris puede maximizar los beneficios. Por último, se hace hincapié en que los países deberán invertir en capital humano y promover la igualdad de género a fin de proporcionar a su población las habilidades necesarias para satisfacer las demandas de la economía verde y garantizar una transición justa para todos.

Los objetivos climáticos y de desarrollo pueden alcanzarse conjuntamente si hay reformas de políticas bien priorizadas y secuenciadas y proyectos de alto impacto, instituciones idóneas, reasignación de recursos públicos escasos, mayor movilización de capital privado y suficiente apoyo financiero de la comunidad internacional. Verdaderamente, se trata de un esfuerzo global y el Grupo Banco Mundial está dispuesto a hacer su parte.


Nota publicada en Voces, Perspectivas del desarrollo del Banco Mundial, reproducida en PCNPost con autorización


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SOURCE: Banco Mundial

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