Perseverar

Por: Andrés Quintero Olmos.

Veo a una parte de la sociedad colombiana muy ansiosa por alcanzar a toda costa la paz, tan ávida que estuvo -o sigue estando- dispuesta a sacrificar elementos básicos del Estado de derecho para llegar a tal fin. Sin embargo, el domingo pasado la otra parte de la sociedad le dijo que NO, que así no era la verdadera paz y que, por tanto, había que renegociar lo pactado en La Habana.

El No ganó y su victoria fue inesperada y contundente aunque haya sido por pocos votos. Esto lo digo porque el NO tuvo todo en su contra: a casi todos los partidos políticos y congresistas, a casi todos los medios de comunicación y columnistas y a todos los Alcaldes y Gobernadores del país. Fue una victoria tajante porque desestimó la falsa disyuntiva entre guerra y paz, muy a pesar de las amenazas bélicas que venían desde Presidencia.


El expresidente y Senador colombiano Álvaro Uribe. Octubre 2, 2016. AFP PHOTO / GUILLERMO LEGARIA

El expresidente y Senador colombiano Álvaro Uribe. Octubre 2, 2016. AFP PHOTO / GUILLERMO LEGARIA


Si hay algo que mostró el plebiscito es lo desconectados que están los medios de comunicación con el pueblo, y lo poco representativos que son sus supuestos líderes de opinión. Pero bueno, volteemos la página. ¿Cuáles son los retos?

Las FARC, si quieren entrar a la democracia, tienen que entender que es el pueblo quien decide y no ellos. Esta guerrilla está asustada y tiene toda la razón de estarlo porque el país puede -por fin unirse en su contra en la mesa de negociación. Ahora es que se va a ver si las FARC tienen verdadera vocación de paz. Si en este momento deciden volver al monte porque no quieren renegociar lo pactado, es que nunca se arrepintieron de nada.

Las FARC hoy no les pueden pedir perdón a las víctimas de Bojayá y mañana cometer y justificar otro Bojayá, sería incongruente y develaría que sus perdones sólo existieron porque fueron condicionados al acuerdo. Esto sería evidentemente otro insulto a sus víctimas que quisieron creer en su sincero remordimiento.

De igual manera, el Gobierno también debe demostrar su verdadera vocación de paz. Para esto, tiene que dejar a un lado su histórica arrogancia y dejar de estar en estado de negación frente a los resultados. Ya que Santos no renunció después de los resultados del pasado domingo (como lo hubiera hecho cualquier presidente en un país serio), entonces no podemos pedirle a los del No que gobiernen. Responsabilidad de implementar el NO la tiene el Ejecutivo.

Este es el momento para que Santos nos represente a todos los colombianos en La Habana, tanto a los del Sí como a los del No. El Gobierno tiene que perseverar y forzar a las FARC a renegociar, así como es responsabilidad de los del No materializar planteamientos serios.

Mi esquirla: muchos se escandalizan -con razón- por las demagógicas declaraciones de Juan Carlos Vélez, pero guardaron silencio cuando el Gobierno abusó del todo el poder del Estado para hacer campaña por el Sí (como por ejemplo cuando regalaba casas y llamaba a votar por el Sí). Es la manifestación más cínica de la doble moral nacional: sólo me indigno cuando me conviene. Patético.


 

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