Un deprimido deprimente

Por: Francisco Manrique. 

Me indigna ver a qué nivel de desmadre de la gestión pública hemos llegado en Bogotá. El artículo publicado por El Tiempo el pasado 20 de junio: ” ¿Quién debe de pagar los sobre costos del deprimido de la calle 94?”, es verdaderamente deprimente por que es una radiografía del problema que va a heredar la próxima Administración de la ciudad.

En la entrevista al señor que hoy “gerencia” el Instituto de Desarrollo Urbano -IDU-, responsable de esta obra, podemos ver varias de las perlas que justifican mi indignación como vecino del proyecto, y como ciudadano afectado por esta pésima administración.

Comencemos por lo mas obvio. El presupuesto inicial de la obra era de $40.000 millones. Este caso fue uno de los que cayeron en manos del Carrusel de la Contratación de la administración Moreno, el Ali Baba que hoy está tras las rejas por haber robado a la ciudad. Este proyecto, hoy en manos de Petro, ha tenido unos incrementos desorbitantes. En la entrevista de El Tiempo, se nos informa que puede llegar a ser más de cuatro veces la suma inicialmente calculada !!!.

Pero lo mas increíble de este caso, es la respuesta de la cabeza del IDU, cuando confiesa que todavía no se saben cuanto valdrán, las desviaciones por los inconvenientes que hoy presenta la obra. Y aquí viene la primera herencia que recibirá la siguiente Administracion: la increíble incapacidad de planeacion en las entidades distritales claves, como es el IDU, lo cual es tremendamente preocupante. Quien sea nombrado cabeza de esta entidad a partir del 2015, tendrá una hercúlea tarea de reorganizarla, para que pueda enfrentar las obras que la ciudad urgentemente necesita.

El proyecto de la 94 ya tiene un desfase de mas de seis años. Ahora se nos informa que el cronograma previsto se corre siete meses mas !!!. Y cuando el periodista le pregunta al director del IDU, el porqué se ha retrasado una vez más la obra, su respuesta evidencia otra de las tragedias del desmadre en que está la ciudad: “La falta de celeridad en el traslado de las redes y en la concertación con las empresas de servicios públicos”.

En la respuesta anterior, se evidencia el segundo de los grandes problemas que va a tener que enfrentar el valiente que asuma el manejo de Bogotá: lograr que los músicos de la orquesta sigan una misma partitura. Este ejemplo de la Calle 94, muestra de manera evidente la falta de liderazgo de Petro, y su incapacidad en coordinar a las diferentes entidades bajo su mando, para que actúen eficientemente. Su ineficiencia, se va a traducir en este caso, en mas tiempo con la perjuicios crecientes para quienes estamos en la zona, y también, en un aumento de los sobre costos, que se suman al tremendo descache que ya tiene este proyecto .

A medida que la entrevista avanza, nos recuerda la cabeza del IDU, que el otro problema que ha perjudicado el desarrollo de la obra, es el de un predio invadido por unos vecinos. Este es un tema crítico para el traslado de las redes de servicios de la zona intervenida. En la entrevista, nos enteramos que llevan 3 años buscando arreglar con estos invasores, quienes con insultos, han impedido ingresar al predio. Pero también, nos informa el señor del IDU que “hemos sido lo mas garantistas posibles”, a pesar de haber sido agredidos cada vez que han tratado de ingresar al predio invadido.

El punto anterior demuestra el tercer gran reto que enfrentará la siguiente Administración de Bogotá. El ser “garantistas” se ha traducido en un desmadre impresionante por la total falta de autoridad que se vive en la ciudad, y que en la actualidad, se percibe como un barco al garete, o como un misil fuera de control, que está a punto de estallar.

En Bogotá los actos violentos e ilegales de unos pocos que no tienen sanción, afectan cada vez mas a la comunidad, porque se han convertido en el pan de cada día. El caso de la Calle 94, el de los atracos en el Transmilenio, la invasion del espacio público por parte de los vendedores ambulantes – (ver “Ventas ambulantes invadieron el norte de la ciudad” -, son apenas tres ejemplos recientes que tipifican el proceso de deterioro de la autoridad en la ciudad. Esta degradación se ha entronizado con Petro, por su estilo populista y pendenciero. El resultado: una sensación de inseguridad y desmadre, que hoy se han convertido en uno de los principales problemas de la ciudad.

Pero continuemos con la entrevista al Director del IDU. En sus respuestas encontramos una mina muy rica para ilustrar los niveles tan bajos, a los que nos ha llevado 12 años de desgobierno de la izquierda en Bogotá.

Para financiar el proyecto de la 94, en la Alcaldía de Moreno, se recaudaron recursos por valorización por una suma de $ 60.000 millones. Claramente, esta cifra se quedó muy corta ante la magnitud de la desviación en costos que hoy tiene la obra. Sin embargo, hace varios meses, la cabeza del IDU afirmó que la diferencia seria cubierta con recursos del presupuesto de la ciudad. En la entrevista, este mismo señor nos informa que le llevará al Concejo la propuesta, para cobrar nuevamente valorización. Increíble!!!.

De nuevo, la siguiente Alcaldia enfrentará otro problema: la falta de credibilidad que hoy tienen las “autoridades” responsables del manejo de la ciudad, por su incompetencia, y por los antecedentes de corrupción que la precedieron. Y como se ve en este caso de la valorización, estos temas se han visto agravados por los pronunciamientos mentirosos e irresponsables de los funcionarios de turno. Ejemplos como este, y tantos otros que han caracterizado la Administración de Petro durante todo su periodo, justifican la desconfianza que tiene el ciudadano común, que se ha sentido robado, irrespetado y maltratado durante estos años.

En estos días, conversaba yo con uno de los candidatos a la Alcaldía de Bogotá. Le mencionaba que si se ganaba la dudosa lotería de enderezar los desmadres que hoy se evidencian por todos lados en la ciudad, iba a tener dos grandes retos hacia adelante.

Como se evidencia por el análisis que he hecho del caso del proyecto de la Calle 94, el resumen podría ser el siguiente: la ciudad muestra una tremenda incapacidad de gestión para afrontar los problemas cotidianos, que afectan diariamente a todos sus habitantes. La inmovilidad, la inseguridad, son apenas una punta del iceberg que evidencian mi afirmación. Sin embargo, no son los únicos.

A quien llegue a la Alcaldía, le va tocar hacer lo que hizo Fajardo al llegar a la Gobernacion de Antioquia: un libro blanco donde consignó el estado lamentable con el que recibió la administración del Departamento de su antecesor, hoy tras las rejas. En el caso de Bogotá, no quiero imaginarme lo que se va a encontrar. Lo que si puedo predecir, es que el desgaste que va a tener el nuevo alcalde y su equipo va a ser enorme, tratando de apagar tantos incendios para responder a las expectativas de una ciudadanía, que va a exigir soluciones inmediatas.

Y la verdad, es que no hay soluciones instantáneas a los problemas que hoy padece la ciudad capital. La mayoría de ellos son el el resultado del desmadre en la gestión y la incapacidad de quienes han estado a la cabeza de la ciudad por 12 años. Durante este tiempo, la ciudad perdió los logros alcanzados por Mockus y Peñalosa, que nos hicieron sentir orgullosos de nuestra urbe. Hoy nos sentimos avergonzados y con nostalgia de lo que pudo ser y no fue además de la envidia que nos da ver a Medellin, Barranquilla, Bucaramanga y Cali, que han seguido avanzando durante este periodo.

Además de contar con una excelente capacidad de gestión, la siguiente Administración va a tener que desplegar una extraordinaria capacidad de liderazgo. Todos los que vivimos en Bogotá, tendremos que aportar para corregir el rumbo de esta ciudad, que hoy se muestra perdida en su desorden, desidia e indiferencia.

Acometer la tarea de arreglar la casa, en simultánea al aprendizaje que va a tener que hacer el nuevo equipo de gobierno, va a demandar muchísimo tiempo y energía. Por lo menos va a pasar un año, si bien les va, para que puedan sentir que tienen medio domada a la bestia que heredaron. Y mientras tanto, los problemas seguirán su marcha desbordada creando una situación muy peligrosa, por las expectativas no cumplidas.

La dinámica que enfrentará la siguiente administración, demandará del alcalde y su equipo, un gran liderazgo y capacidad, para vincular e informar a la ciudadanía, de cada paso que se de, de los problemas encontrados, las decisiones tomadas, y los resultados esperados, en los meses siguientes a la posecion del cargo.

Pero hay otro reto todavía más grande: construir la agenda de futuro de una ciudad que no ha tenido norte por tanto tiempo. Aquí es donde el nuevo alcalde deberá apoyarse en instituciones como CONNECT Bogotá, ProBogota, la CCB, entre otras.

Pero también, el nuevo alcalde debe aprovechar algo muy importante. Por primera vez, la ciudad está contando con una institucionalidad del sector privado, que de manera armónica y coordinada, está desarrollando iniciativas como los Escenarios 2025 para Bogotá y el trabajo de Apuestas Inteligentes. Estos esfuerzos deben de ser utilizados por la nueva administración, para trabajar conjuntamente en la construcción de la visión de futuro para Bogotá, con la participación de muchos otros actores, que han sido convocados para este fin.

El tema da para largo. Aspiro a seguir contribuyendo desde este espacio, y como participante de varias de la iniciativas descritas en el párrafo anterior, a iluminar la conversación de futuro que deberá de servir de telón de fondo, de la campaña política que se inicia por la Alcaldía de Bogotá. Quien llegue finalmente a ella, tiene una tremenda responsabilidad. Pero igualmente la tenemos quienes vivimos en esta ciudad, porque nuestra indiferencia y apatía, las pésimas decisiones consignadas en las urnas, nos han puesto en el estado lamentable que hoy muestra nuestra ciudad.


Imagen del Home tomada de www.bogota.gov.co


 

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