Puntos de Vista

Por Andrés Quintero Olmos.


La sociedad del espectáculo es la única sociedad que se preocupa por mentir. Es la sociedad que le da más importancia a los escándalos mediáticos, chismes, maquinaciones o conspiraciones que a los estudios profesionales o académicos. Su objetivo es manosear los hechos a través de una presentación tramposa de éstos con el fin de transmitir, inventar e incrustar una idea errónea en el mundo consciente o, más grave aún, subconsciente de las personas.

En el último capítulo que ha divulgado la saga cinematográfica “Hunger Games” se enfrentan mediáticamente el Estado dictatorial y los rebeldes. El objetivo de la insurgencia es contraatacar la propaganda oficialista del Estado autocrático que filtra y censura la cruda realidad de los diferentes y herméticos distritos de su nación. Para lograrlo, los rebeldes identifican a la adecuada heroína de su lucha e intentan a toda costa transmitir clandestinamente sus mensajes revolucionarios al pueblo con el objetivo de inyectarle coraje a su resistencia y no dejarle el monopolio de la verdad al Estado despótico. De esta manera, cada parte intenta divulgar masivamente su punto de vista; siendo la guerra mediática mucho más trascendente que la guerra de calle.

En la realidad informativa mundial esto sucede todos los días. Por eso, los Estados siempre han querido controlar los medios de comunicación, con el objetivo de controlar su verdad interna o, más sutil aún, su punto de vista a nivel internacional. De ahí es que el Estado Francés creó su canal internacional de noticias en múltiples idiomas “France 24”. Asimismo hicieron los catarí con “Al Jazeera”, los dizque bolivarianos con “Telesur”, los rusos con “RT”, los chinos con “CCTV”, etc.

A nivel interno, España es un buen ejemplo de polarización política a través de sus medios nacionales. En este país cada canal privado tiene abiertamente sus postulados ideológicos. El periodismo en España desde hace más de dos décadas se ha convertido en la primera arma política de los partidos.

En la realidad mediática colombiana esto sucedió más que nunca durante la última campaña electoral. La connivencia de los medios nacionales con el Gobierno de Santos, y su reelección, al omitir o reducir la importancia noticiosa de los múltiples ataques terroristas de las guerrillas mostraron sólo la punta de iceberg de la manipulación mediática. Asimismo, se alcanzó esconder el escalonamiento del conflicto en un intento bien rematado de manosear a la opinión pública que veía al proceso de paz con viento en popa.

Pero los espejismos no duran ilimitadamente. En los próximos meses despertaremos poquito a poquito de esta sociedad del espectáculo y nos golpearemos la frente con el hueco fiscal de más de 15 billones de pesos de un Gobierno derrochón que hace política con nuestros impuestos, la infraestructura en pañales, el hueco pensional creciente, los duraderos paros judiciales, la agricultura subsidiada a punta de paros y bloqueos, el 1% de los ricos concentrando más del 20% del ingreso total del país y con unos terroristas de cuello blanco dándonos lecciones de paz.


 

 

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