Oxfam denuncia que la mayoría de las inversiones privadas del Banco Mundial van a empresas con presencia en paraísos fiscales

En 2015, 51 de las 68 empresas que recibieron dinero de la Corporación Financiera Internacional (IFC, por sus siglas en inglés) –brazo crediticio para el sector privado del Banco Mundial– para financiar inversiones en el África subsahariana utilizaron paraísos fiscales.

Oxfam lo ha revelado hoy en un informe que se centra en las inversiones de la IFC en el África subsahariana. Este informe muestra que, juntas, estas 51 empresas (cuyo uso de paraísos fiscales carece de un vínculo aparente con su negocio principal) recibieron el 84% de las inversiones de la IFC en la región en 2015. El informe también evidencia que en tan solo cinco años la IFC ha más que duplicado sus inversiones en empresas que utilizan paraísos fiscales: de 1.200 millones de dólares en 2010 a 2.870 millones en 2015.


Paraísos fiscales

Imagen cortesía de Sira Anamwong en FreeDigitalPhotos.net


Estos hallazgos se han producido justo antes de que se celebren las Spring Meetings del Banco Mundial y el FMI, que tendrán lugar en Washington del 13 al 15 de abril, y tan solo unos días después del escándalo de los papeles de Panamá que han revelado cómo poderosas empresas y personas utilizan paraísos fiscales para ocultar su riqueza y evadir y eludir impuestos.

El informe de Oxfam concluye que el paraíso fiscal más popular entre las empresas cliente de la IFC es Mauricio: el 40% de los clientes de la IFC que invierten en el África subsahariana tiene vínculos con este paraíso fiscal. Mauricio es conocido por facilitar el denominado “round-tripping”, método por el cual un inversor envía su dinero a un paraíso fiscal para luego invertirlo de nuevo en el país de origen como inversión extranjera directa, beneficiándose de exenciones fiscales y otro tipo de incentivos financieros.

El África subsahariana es la región más pobre del mundo. Precisa de forma desesperada de ingresos generados por el impuesto de sociedades para invertir en servicios públicos e infraestructuras. Por ejemplo, esta región carece de fondos para proporcionar suficiente atención al parto profesional, agua potable o redes antimosquitos, lo que provoca una elevada tasa de mortalidad infantil: uno de cada 12 niños y niñas muere antes de cumplir los 5 años.

No tiene sentido que el Grupo del Banco Mundial invierta dinero en promover inversiones en ‘desarrollo’ entre las empresas para, luego, hacer la vista gorda ante el hecho de que estas mismas empresas podrían estar privando a los países pobres de unos ingresos fiscales muy necesarios para combatir la pobreza y la desigualdad. El grupo del Banco Mundial no debería arriesgarse a financiar empresas que están eludiendo y evadiendo el pago de impuestos en el África subsahariana y en otros países del mundo. Debe garantizar que sus clientes puedan demostrar que están pagando los impuestos que les corresponden: Susana Ruiz, asesora sobre políticas fiscales de Oxfam.

La IFC invirtió más de 86.000 millones de dólares de dinero público en países en desarrollo entre 2010 y 2015; un 18,6% en el África subsahariana. Entre otros sectores, la IFC centra una parte significativa de su negocio en los mercados financieros, las infraestructuras y las industrias agroalimentaria y forestal.

Aunque la IFC promueve el cumplimiento de unos estándares mínimos medioambientales, sociales y de información en el sector privado, el público aún carece de acceso a información acerca de dónde acaba más de la mitad de la financiación de la institución, puesto que esta se provee a través de intermediarios financieros opacos. La IFC también se enfrenta a importantes dificultades a la hora de medir su impacto total en el ámbito del desarrollo y garantizar que los proyectos que financia no perjudican a las comunidades locales. Asimismo, tal y como este informe de Oxfam muestra, el Grupo del Banco Mundial aún tiene mucho por hacer para garantizar que sus clientes sean contribuyentes responsables.

Oxfam hace un llamamiento a la IFC para que establezca nuevos estándares a fin de garantizar que solo invierte en empresas con prácticas tributarias responsables. Por ejemplo, las empresas deberían informar de forma transparente acerca de sus actividades económicas para demostrar que pagan los impuestos que les corresponden allí donde operan.

El Banco Mundial y el FMI deben trabajar con todos los Gobiernos para reformar el sistema fiscal internacional y contribuir a acabar con la evasión y elusión fiscal de empresas y personas ricas. Esta debe incluir medidas para acabar con los paraísos fiscales.


Valor total de las inversiones de la IFC en 2010-2015 en todas las regiones: 86.460.000.000 de dólares (precios actuales)

La evasión y elusión fiscal mediante paraísos fiscales se está convirtiendo en una práctica cada vez más común entre las empresas y se estima que priva a los países pobres de 100.000 millones de dólares en ingresos fiscales cada año.


Oxfam


 

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