No están en Disneylandia…..!!!

Por: Francisco Manrique. 

El Plan de Desarrollo -(PD)- es el instrumento que define el sello que quiere dejar el nuevo Gobierno que inicia su cuatrienio, elaborado por el DNP. Desde hace varios gobiernos, ha sido una costumbre que las iniciativas que se incluyen en el Plan no se ejecutan por falta de recursos asignados en el Presupuesto General de la Nación. Como resultado, el PD ha perdido importancia y se ha convertido en un tramite mas ante el Congreso que no despierta mayor interés en la sociedad. (Ver revista Dinero Feb 20 2015)

Al finalizar el gobierno de turno, tampoco existe la costumbre de entregar un informe mostrando los resultados obtenidos en la ejecución del PD, que vayan más allá de la ejecución presupuestal correspondiente. El que se gaste una plata no implica necesariamente que se hayan logrado los objetivos propuestos. En el caso del PD, “Prosperidad para Todos” del primer cuatrienio de Santos, yo no conozco que se le haya hecho la divulgación a los logros obtenidos que se buscaban para el periodo 2010 a 2014

El tema anterior es especialmente clave en el caso de la Innovación. Esta fue una de las cinco “locomotoras”, como se les dominó a los pilares del PD de este primer periodo de Santos. Era la primera vez que en un documento de un PD, se le daba importancia a esta dimensión del desarrollo para la sociedad colombiana. Sin amargo, me atrevo a afirmar que esta “locomotora” fue “la Cenicienta” de la ejecución del Plan. En mi concepto, solo hay dos resultados que el Gobierno Santos puede mostrar durante este periodo.

Innpulsa, la organización que se constituyó bajo la sombrilla de Bancoldex, es para mí, la iniciativa de mostrar por sus resultados específicos en pro de impulsar el emprendimiento dinámico y mantener la llama de una política de inmenso impacto para el futuro del país. Otra iniciativa muy importante, pero con muchos cuestionamientos en su implementación, fue la decisión de utilizar el 10% de las regalías para promover la Política de Ciencia, la Tecnología y la Innovación -(CTI)- que se había propuesto en el PD. Una buena decisión cuyo aterrizaje ha tenido muchos inconvenientes y sus resultados están todavía por evaluar y corregir.

Tengo que confesar que tenía mucha curiosidad por ver si los aprendizajes de los últimos cuatro años en la implementación de la política de CTI, se iban a ver reflejados en el nuevo PD de Santos. En mi concepto, lamentablemente las lecciones más importantes que se han debido de tener en cuenta, no se ven reflejadas en el documento entregado por DPN al Congreso en estos días, y me explico.

La competitividad de una sociedad estará cada vez mas relacionada con la utilización del conocimiento para soportar su crecimiento y sostenibilidad. Esta es una tendencia irreversible que tiene unos costos altísimos si se ignora y minimiza su impacto. Para los incrédulos, les invitaría a ver los PD de países más avanzados que el nuestro, donde se hace evidente la prioridad y visibilidad que se le da a CTI para definir las políticas que orientan los recursos públicos y privados en esas sociedades. Esto explica las inversiones crecientes como % del PIB y la guerra por el talento que hoy se ve en el mundo.

La conclusión es que es una apuesta de largo plazo que requiere de un gran esfuerzo de recursos del Estado, especialmente en sus etapas tempranas. Se necesita un liderazgo muy importante desde el Gobierno para posicionar muy alto el tema de CTI en el imaginario y la cultura de una sociedad. En el caso nuestro, esto no se ve reflejado como una gran prioridad para el Gobierno Santos en los próximos cuatro año en su PD. Mas aun. con la crisis fiscal que hoy afecta las finanzas públicas, apuesto que los recursos para estos temas son los primeros que se van a recortar. Y a nivel de PD, el tema no es un hilo conductor como lo analizo mas adelante.

Pero el problema es mas de fondo. El desarrollo y el uso del conocimiento, y la formación del capital humano, es la apuesta más inteligente que un país puede hacer para su desarrollo. Hoy en día, este tema es cada más urgente que nunca ante la crisis de los precios de los recursos naturales, cuya volatilidad deja muy vulnerables a las economías que dependen de ellos. Para no ir muy lejos, los invito a ver nuestro caso y el de Venezuela ante la caída de los precios del petróleo.

El desarrollo del talento, que se necesita para jugar en el nuevo juego de la “Economía del Conocimiento” en el siglo XXI, le da un sentido de urgencia para mejorar significativamente el sistema de educación del país. Las pruebas internacionales nos muestran que estamos muy lejos de responder a los retos de esta nueva realidad. En ese contexto, la “Educación”, tiene un papel fundamental para formar la gente que la sociedad necesita: innovadora, emprendedora, con una vocación mayor hacia la ingeniería y las ciencias. Hoy, estos son los pilares cada vez más importantes para la competitividad de un país que reconoce en su gente el verdadero motor para su desarrollo.

En razón a lo anterior, es un avance que en el nuevo PD la Educación sea una pieza clave. Sin embargo, al leer el documento y ver los hechos recientes, es claro que en Colombia no hemos entendido todavía el contexto que debe enmarcar los esfuerzos que se hagan en esta materia donde estamos muy mal.

Desde esa perspectiva, yo aplaudo el programa de Colciencias: “Es tiempo de volver”, para retornar 140 personas expatriados, altamente capacitadas con doctorados y post doctorados. Para estas personas, la anterior Administración de la entidad, les ofreció unas condiciones atractivas de remuneración y trabajo por un tiempo determinado para atraerlos al país. Era un primer paso en la dirección correcta.

Sin embargo, este caso es un bonito ejemplo de como convertir una excelente idea en un gran escándalo por su pésima ejecución. Las historias de varios de los repatriados muestran un escenario de insensibilidad asombroso y una incapacidad de ejecución lamentable. (Ver De Cerebros fugados a cerebros desencantados). El resultado: quisiera apostar que, una segunda convocatoria de este tipo clave para el país, no tendría credibilidad alguna. ¿Quién se va a arriesgar a dejar un trabajo bien remunerado y con prestigio, para regresar a su país y padecer el viacrucis que reportaron los medios de comunicación?.

Hay varios aspectos de este lamentable ejemplo de incapacidad institucional que me asombran. El primero de ellos es el comentario de la funcionaria encargada en una reunión con algunos de los damnificados de Colciencias: “No están en Disneylandia, tendrán que adaptarse a la realidad colombiana”. El mensaje es desastroso: no se puede confiar en las ofertas del Gobierno, porque mas allá de sus buenas intensiones, no tiene las capacidades ni la organización para cumplir con lo que promete.

El otro aspecto se refiere al manejo del Gobierno en este tema. La Directora de Colciencias salió a los medios para enfrentar el escándalo lo mejor que pudo. Sin embargo, en mi humilde opinión, ha debido haber una reacción mucho más contundente de la Entidad con los responsables del desastre, dado el inmenso daño en la credibilidad de un programa tan clave, y por la importancia de lo que estaba en juego.

El episodio de Cociencias se le puede legítimamente interpretar como un ejemplo más del valor tan bajo que le da la sociedad colombiana a su recurso mas preciado como es su capital humano. No lo cuidamos y no lo sabemos retener. Tema por demás incomprensible en un entorno internacional como el que he descrito anteriormente.

Es evidente que el país no valora el conocimiento, y a las personas que se han preparado a un alto nivel y con un costo muy importante. Es claro que su importancia no se ve resaltada como un gran activo que debería movilizarse para la solución de los múltiples problemas que el Plan quiere abordar para los próximos cuatro años.

Pero hay otros aspectos que me preocupan de PD presentado, y que a la luz de estas reflexiones, no es muy difícil entender el porque esto es así.

Hoy es cada vez mas claro en el mundo, que la política de CTI es estratégica para hacer sostenible el desarrollo de un país. Y aceptando esta premisa, muy difícil de refutar, su aplicación es transversal para soportar otras políticas claves para el desarrollo, tales como en los temas de salud, justicia, educacion, infraestructura, competitividad, entre otros. Hubiera esperado por lo tanto, que en el siguiente PD de Santos, la política de CTI, dejará de ser la Cenicienta de su anterior gobierno, y se convirtiera en los rieles sobre los cuales se encadenara el siguiente Plan 2015- 2018. Sin embargo, al leer el documento radicado en el Congreso, es evidente que esto no fue lo que pasó.


 

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