El mundo de la economía sin carbono

Ambientalistas en una demostración por el movimiento de justicia por el medio ambiente en Manila, diciembre 13, 2015. AFP PHOTO / Jay

Ambientalistas en una demostración por el movimiento de justicia por el medio ambiente en Manila, diciembre 13, 2015. AFP PHOTO / Jay


Un calentamiento limitado a +2 ºC, inversiones para acelerar la transición hacia un mundo sin carbono: el acuerdo universal alcanzado este sábado en París podría cambiar por completo el rostro de la economía mundial.

En 2050, “tendremos una economía más limpia con una dependencia menos fuerte de las energías fósiles, que creará nuevos empleos en nuevos sectores”, anticipa Edward Cameron, de la coalición We Mean Business.

Y según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la transición ecológica podría crear hasta 60 millones de empleos de aquí a 2030.

Una energía más verde:

La energía, sin distinción de cómo se utilice, es responsable de dos tercios de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Para respetar la meta de los 2 ºC, este sector deberá apostar a las energías renovables.

La Agencia Internacional de la Energía (AIE) calculó que para ello se necesitará alcanzar 50% de energías renovables y al menos 36 billones de dólares de inversiones adicionales de aquí a 2050. Su desarrollo permitirá además acelerar el acceso a la electricidad en los países en desarrollo.

El potencial de empleos es importante: 24 millones en 2030, según la Agencia internacional de energías renovables.

Sin embargo, dentro de 20 o 30 años, las energías fósiles -carbón, gas y petróleo- no habrán desaparecido. Según la AIE, representarán un 75% de la matriz energética mundial hacia 2040.

Sin embargo, los países petroleros deberán acelerar la diversificación de sus economías, que hoy dependen casi exclusivamente de los hidrocarburos.

Para Nicolas Hulot, enviado especial del presidente francés François Hollande para la protección del planeta, “el esfuerzo es más estructural que técnico, ya no estamos acostumbrados a dar vuelta la espalda a un recurso que nos está tendiendo la mano”.

Nuevas formas de transporte:

Según los profesionales, de aquí a 2030, el tráfico aéreo de pasajeros se duplicará, el flete aéreo se triplicará y el marítimo de contenedores se multiplicará por cuatro.

El acuerdo de París protege al transporte aéreo y marítimo, una aberración según las ONG. Para descarbonizar el sector, será necesario reemplazar, según la AIE, por lo menos 10% (contra 3% actualmente) de la gasolina resultante de las energías fósiles por biocombustibles (bioetanol, biogas, etc.) producidos a partir de la biomasa, en la medida de lo posible no proveniente de cultivos alimentarios.

También deberá desplegarse un enorme parque automotor eléctrico. Las proyecciones anticipan un desarrollo masivo de los transportes públicos para limitar la expansión de los automóviles individuales.

Es necesario tomar medidas “desde ya”, insiste Franck Lecocq, ingeniero del Cired, porque se trata de un sector “en el que la vida de los equipamientos es muy larga”.

Unos 3 billones de dólares serían necesarios de aquí a 2035, según la Climate Policy Initiative.

Una industria más ahorrativa:

Para reducir el impacto sobre el clima, los expertos preconizan instaurar una tarificación del carbono que penalice la contaminación, pero el acuerdo de París no lo menciona.

“Parte de las transformaciones resultará de una mejora de la eficacia, de ser capaces de hacer lo mismo con menos”, aplica Franck Lecocq.

Muchas empresas ya intentan reducir su consumo de energía y materias primas, reciclan sus residuos, se vuelcan hacia la eco-concepción de sus productos. Pero se necesitará hacer mucho más.

Algunas actividades, especialmente las que más consumen energía (siderurgia, aluminio, petroquímica) deberán transformarse por completo.

“A mediano plazo, uno puede imaginar que actividades hoy existentes se reduzcan considerablemente”, advirtió Lecoq. “Hay sectores económicos, regiones, que van a ser afectadas aunque haya compensaciones, agregó, insistiendo en la necesidad de “dar perspectivas a estos sectores y a las personas que emplean”.

Proteger la agricultura:

Las emisiones de gas con efecto invernadero, especialmente la ganadería, probablemente aumenten porque el consumo de carne y productos lácteos va a explotar.

Para frenar el calentamiento del planeta, será necesario proteger los bosques y restaurar las tierras degradadas por la agricultura intensiva o la deforestación masiva.

Aunque limitado, el calentamiento actual ya tuvo un impacto sobre la productividad y los rendimientos agrícolas y los precios. Lo que está en juego es el acceso de todos a los alimentos.

“La tecnología desempeña un papel”, explica Edward Cameron, especialmente “sobre la manera de administrar eficazmente los recursos de agua”.

Edificios autónomos:

Al ritmo actual, las emisiones de CO2 del sector podrían aumentar un 70% de aquí a 2050. Según los expertos que se expresaron en la COP21, la reducción del consumo de energía en el sector de la construcción permitirá realizar sustanciales reducciones de emisiones.

Se necesitarán sin embargo 220.000 millones de dólares en inversiones de aquí a 2020, es decir 50% más que en 2014.

Habrá entonces edificios de nueva generación, mejor aislados, construidos con nuevos materiales, que producirán su propia energía con paneles solares y tendrán calefacción gracias a la fermentación de nuestros residuos. La adaptación de los edificios actuales será sin embargo complicada. AFP

Debes loguearte para poder agregar comentarios ingresa ahora