La protección social para la adaptación se puede usar para enfrentar las crisis y reforzar la resiliencia

Por: Michal Rutkowski.

Las crisis se están convirtiendo en una nueva normalidad en el mundo de hoy. En los últimos 30 años, los desastres naturales causaron la muerte de más de 2,5 millones de personas y casi unos USD 4 billones en daños en el mundo. Los fenómenos naturales adversos provocaron, solo en 2017, pérdidas por unos USD 330 000 millones, convirtiéndose en el año más costoso en la historia.

El cambio climático y los cambios demográficos, así como otras tendencias mundiales, podrían también crear riesgos de fragilidad. Actualmente, los conflictos generan el 80 % de las necesidades humanitarias, y se espera que la proporción de personas extremadamente pobres que viven en situaciones afectadas por conflictos aumente a más del 60 % en 2030.

En un mundo con cada vez mayores riesgos, los sistemas de protección social ayudan a las personas y las familias a enfrentar las guerras civiles, los desastres naturales, el desplazamiento y otras crisis. También ayudan a desarrollar capital humano al conectar a las personas con los empleos, hacer inversiones en la salud y la educación de sus hijos y proteger a los ancianos y otros grupos vulnerables.


En un mundo con cada vez mayores riesgos, los sistemas de protección social ayudan a las personas y las familias a enfrentar las guerras civiles, los desastres naturales, el desplazamiento y otras crisis. © Farhana Asnap/Banco Mundial.


Los sistemas de protección social para la adaptación van un poco más allá, ayudando a garantizar que estas inversiones cruciales en capital humano no se vean socavadas por una crisis o perturbación. Estos sistemas son similares a los sistemas de protección social convencionales, pero también nos permiten saber quién es pobre en este momento y quién podría caer en la pobreza en el caso de una crisis; cuáles serían sus necesidades, y cómo se podrían financiar y proporcionarles apoyo en tiempos de crisis. Estos sistemas pueden servir de base para otras intervenciones en salud, educación y otros servicios sociales.

El Banco Mundial ya está ayudando a los países a desarrollar sistemas de respuesta a las crisis y lo hace identificando los riesgos —a través de la creación de modelos y mapas de riesgos—, fortaleciendo los sistemas de alerta temprana, garantizando que un país tenga protección financiera (p. ej., seguros, bonos para catástrofe) antes de un desastre, “construyendo mejor” e invirtiendo en protección social.

Si bien el Banco Mundial se dedica tradicionalmente a tareas en el ámbito del desarrollo, cada vez realizamos más acciones que complementan la labor de los actores humanitarios a medida que aumentamos nuestra interacción con los países frágiles y afectados por conflictos y respondemos a otras crisis como los desastres naturales y el cambio climático.

En respuesta a la devastadora crisis alimentaria en el noreste de Nigeria, Somalia, Sudán del Sur y Yemen registrada en marzo pasado, el Banco Mundial movilizó un paquete de USD 1800 millones consistente en 17 proyectos para entregar dinero en efectivo a la población afectada y permitirles comprar alimentos, reforzar la resiliencia comunitaria y continuar entregando servicios a los más vulnerables en esos países. Hasta ahora se ha evitado la hambruna en Yemen como resultado de esfuerzos concertados, entre ellos las mencionadas transferencias de efectivo.

En 2015, el Gobierno de Pakistán se asoció con el Banco Mundial para poner en marcha el Proyecto de Recuperación de Emergencia para Personas Desplazadas Temporalmente de las áreas tribales bajo administración federal. La iniciativa tuvo como objetivo respaldar la recuperación de las familias afectadas a través de un programa de donaciones en efectivo.

Y cuando surgieron pandemias como el ébola, el Banco proporcionó asistencia para la compra de suministros y medicamentos esenciales, el aumento de los trabajadores de la salud extranjeros para las comunidades afectadas y apoyo psicosocial para los afectados por el virus. El Banco también dio apoyo presupuestario para ayudar a los Gobiernos de Guinea, Liberia y Sierra Leona a enfrentar los impactos económicos del brote epidémico y financiar la ampliación de los programas de protección social para la población de estos tres países.

Dada la función clave de los sistemas de protección social en la respuesta a las crisis y las situaciones de vulnerabilidad, continuamos asociados con los Gobiernos y otros actores humanitarios y del desarrollo para promover un aumento de la cobertura de los sistemas de protección social y así reducir la carga de los sistemas humanitarios y dar un rol de liderazgo a los Gobiernos en las iniciativas de respuesta a las crisis siempre que sea posible.

Esta semana, aproximadamente 240 encargados de formular políticas de 70 países se reúnen en Frankfurt para analizar estos importantes temas en el Séptimo Foro de Aprendizaje Sur-Sur. En el evento se tratarán todos los aspectos de la protección social para la adaptación, desde políticas y programas para dar una respuesta eficaz a las crisis, el financiamiento sostenible y los sistemas de gestión de la información a todos los tipos de crisis incluidos los desastres naturales, los refugiados y las crisis económicas. Esperamos aprender de nuestros colegas provenientes de todo el mundo.


Nota publicada en Voces, Perspectivas del desarrollo del Banco Mundial, reproducida en PCNPost con autorización.


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SOURCE: Voces, perspectiva del desarrollo

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