La masculinidad amenazada – Parte I

Por: Francisco Manrique.

Los cambios económicos y tecnológicos están generando cambios en las normas y en los roles entre hombres y mujeres en la sociedad.


Leer “La masculinidad amenazada – Parte II” el Lunes 15 de Junio


Me encanta leer el Economist porque es la revista que mejor informa lo que está pasando en el mundo. Con alguna periodicidad se publican informes especiales sobre temas que normalmente no son tratados por los medios de comunicación. Muchos de estos artículos muestran tendencias estructurales, que están teniendo un gran impacto en la sociedad.

Uno de estos informes especiales, que me llamó mucho la atención, fue publicado hace algunas semanas sobre el declive del rol del hombre con educación secundaria en los paises desarrollados, especialmente en Europa y los Estados Unidos. A pesar del enfoque, estoy convencido de su relevancia en otras sociedades como la nuestra. Los patrones que se observan en países como el nuestro, son muy similares a los presentados por la revista inglesa.

Desde que el Homo Sapiens apareció sobre la tierra, las diferencias físicas entre el hombre y la mujer definieron sus roles. Desde épocas prehistóricas, la mujer representaba el sexo débil, mientras que el hombre representaba la fuerza. Los hombres, aprovechando su contextura mas fuerte, salían a cazar como proveedores de su familia. Mientras tanto la mujer se responsabilizaba del cuidado de los hijos y las labores de la casa.

Durante siglos, esta diferencia entre los sexos jugó a favor del hombre. Mientras la fuerza era la que definía su superioridad, las mujeres vivieron subyugadas a los designios del macho de la casa. Sin embargo, esta situación fue cambiando a lo largo del siglo XX, cuando la mujer adquirió los derechos a educarse como el hombre, a votar, a trabajar, y lo mas importante, a controlar su función reproductiva. Las consecuencias de estos cambios han sido monumentales en la redifinición de los roles entre los dos sexos.

Miremos las estadísticas que nos muestra el Economist. Hace 50 años, el 80% de las mujeres se casaban y se quedaban en el hogar. Hoy, la mujer escoge cuando tener hijos, cada vez se casan menos, y le da prioridad a su carrera profesional. Las estadísticas muestran que, más del 50% de los nacimientos fuera del matrimonio, corresponden a mujeres con bajos niveles educativos. Esta tendencia es bastante generalizada en Europa, y Norte America, y aún mayor, en países en vías de desarrollo.

En países desarrollados hay un cambio de comportamiento como consecuencia de estas realidades. El trabajo en el hogar, especialmente entre parejas profesionales, se está dividiendo de forma más equitativa. A nivel económico, la mujer contribuye cada vez más con su trabajo mejor remunerado.

Estos cambios son mas notorios en la época que se caracteriza por la economía del conocimiento. En este contexto, el acceso de la mujer contemporánea a la educación avanzada es cada vez mayor. También, se vuelven críticas para el desempeño laboral, las capacidades mal llamadas “suaves”, y que de manera despectiva se solían asociar mas a las mujeres que a los hombres.

Como consecuencia de estos cambios, se han venido derrumbando una serie de supuestos sobre los cuales se fundamentaron los roles de los hombres y las mujeres. El informe muestra como la tecnología y la economía, han venido quitándole importancia al uso de la fuerza en los espacios de trabajo. En el siglo XXI, ha aumentando el impacto de la educación avanzada, el uso del cerebro y las habilidades relacionales.

El problema se evidenció con la desaparición de miles de puestos de trabajo de la vieja economía, en zonas que fueron muy importantes en la era industrial, como es el caso notorio de Detroit en los Estados Unidos. Esta realidad dejó muy mal parqueados a los hombres que dependían de ellos. Poco a poco, estas personas que no se re entrenaron y desarrollaron nuevos conocimientos, habilidades y competencias, se fueron marginando del mercado laboral.

El impacto ha sido profundo, no solo en el mercado laboral, sino en la estructura familiar y la situación personal. Los hombres en estas condiciones tienen grandes dificultades para adaptarse a esta nueva realidad.

Como lo menciona el Economist, la situación descrita no aplica para quienes tienen buena educación y se encuentran en la parte superior de la pirámide. De hecho, el 95% de los presidentes de las 500 compañías más importantes de los Estados Unidos son hombres, y el 98% de los billonarios también lo son, de la misma manera el 77% de las cabezas del gobierno en los diferentes países son también hombres.

En la economía del conocimiento, cada día hay menos uso de la fuerza y cada vez más prima el cerebro como ya se mencionó. Y la competencia de salarios bajos en algunos países del mundo, también han contribuido a un desplazamiento de puestos de trabajo hacia otras geográficas porque son más competitivos. En las ocupaciones de alto riesgo, el hombre sigue siendo el rey. En estos trabajos, como en la industria de la construcción, o los campos petroleros, los sueldos suelen ser mejor pagados.

Pero como lo muestra el informe especial, el dinero real está en el trabajo con el cerebro, y aquí es donde los hombres se están quedando atrás de las mujeres. Hay mas mujeres que hombre estudiando en las universidades, y muchas de ellas están saliendo mejor graduadas. Esta tendencia se observa cada vez más en diferentes partes del mundo.

Las cifras son muy elocuentes. Hoy en día, en los países desarrollados, los hombres obtienen el 42% de los grados, y las mujeres el 58%. Pero lo mas grave: los jóvenes de estos países tienen un 50% más de probabilidad de retirarse de las escuelas que las mujeres, y de no pasar las pruebas de matemáticas, lectura y ciencias.

Esta tendencia se está traduciendo en la “marginalización creciente de los hombres con educación secundaria”. El resultado se está sintiendo de manera severa en el núcleo familiar. Las mujeres son cada día mejor educadas, mas independientes y selectivas en relación a sus parejas. Especialmente, porque en poblaciones de menores ingresos, la violencia y la infidelidad, además de altas tasas de desempleo, están llevando a las mujeres a la conclusión de que mas vale solas que mal acompañadas.

Esta situación ha disparado los nacimientos fuera del matrimonio y la proliferación de madres solteras, que asumen en sus hombros el cuidado de sus hijos. Mientras tanto, los hombres se comportan de manera cada vez más irresponsable, incapaces de comprometerse en relaciones de largo plazo. Han tomado la decisión cobarde de claudicar a ser los modelos de rol para sus hijos barones.

En esta dinámica, cada vez más destructiva de la unidad familiar, entra en juego otra muy complicada cuando la mujer gana mas que el hombre en el hogar. Este cambio le ha permitido tener mas autonomía para decidir su futuro. En los Estados Unidos, el 23 % de las mujeres casadas ganan mas que sus maridos. En los año 60, esta proporción era apenas del 4%.

Las estadísticas mundiales en esta materia muestran una realidad que no es aceptada fácilmente por el hombre, ya que contradice el estereotipo milenario del buen proveedor. Pero también, porque rompe con la imagen de la mujer que solo es capaz de estar en el hogar, labor que además, es muy poco valorada por su pareja.

La verdad, es que hay una brecha creciente, entre el imaginario de los hombres que no se han podido adaptar a los cambios de rol, y la realidad de las mujeres. Estas necesita cada vez menos de su contraparte masculino. Inclusive, hay mas mujeres que recurren a los bancos de semen para ejercer su maternidad, porque los hombres menos educados no son una buena oferta para ellas.

Teniendo en cuenta el panorama que hoy ofrecen los hombres con baja educación, y muchos de ellos sin empleo, las mujeres cada vez menos tienen esperanza de encontrar a “su príncipe azul”. Como decía una mujer entrevistada :”es más fácil sin los hombres. Es mas predecible. Yo se si voy o vengo “

Lamentablemente, la madre soltera tiene mucho más posibilidad de vivir en condiciones de pobreza y con una inestabilidad crónica. Sus hijos, tienden a tener desempeños más bajos en la escuela, y a repetir el ciclo de familias inestables. Los hijos varones son los más afectados por la falta de un modelo de rol masculino durante su infancia. Las relaciones con sus padres, cuando las hay, tienden a ser muy conflictivas.


Leer “La masculinidad amenazada – Parte II” el Lunes 15 de Junio.


 

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