La historia de un emprendedor de paz

Por: Francisco Manrique.

Quiero compartir con el lector la siguiente historia que me ha enviado Cesar Salamanca, con quien hemos venido recorriendo la aventura de Innovacion para la Paz -(hoy IxE = D+P)-. Es el relato de una extraordinaria iniciativa, donde veo reflejada el mejor ejemplo de la nueva narrativa nacional, en la que hemos estado trabajando por más de dos años, y a la que me he referido en blogs anteriores. Es una invitación para que la juventud pase adelante y se apropie de la construcción del nuevo capítulo de la historia de nuestro país. A continuación el aporte de Cesar.


Por fin encontré el tiempo  para presentar mi historia por invitación del Dr. Francisco Manrique. Doy gracias a Dios por esta oportunidad para presentar varias narrativas que cuentan mi aventura personal apoyando su iniciativa. Con estas líneas busco inspirar en otros para que haya mas emprendimientos e innovaciones para la paz y la convivencia en nuestro país. No lo hago como experto, sino como soñador. A continuación invito al lector a leer una crononología de varias pequeñas narrativas, que en su conjunto, muestran como un sueño se vuelve realidad.

“Por fin tenemos algo bueno para vender”: ese fue el pensamiento en mi diálogo interno que tuve en noviembre de 2013 previo a llegar a las oficinas de ORIGEN, Escuela de Liderazgo, donde me gradué en el 2011. Llegué dos años después de haber promovido el emprendimiento: Pedagogía para el Amor, Paz y Justicia de EducaRSE S.A.S. Con esta empresa queríamos construir un vehículo para hacer realidad nuestro propósito de vida junto a mi socio Juan.

Queríamos tener un escenario educativo para aportar a la convivencia de nuestro país: 10 Principios Para Escuchar En Paz. El día en que nos atendió el Dr. Manrique, presidente de Connect Bogotá y fundador de ORIGEN, nos recibió amablemente y al finalizar la reunión, la cerró diciendo: “muy bien, esta es la pedagogía que se necesita en Colombia y los felicito”. No hubo más que una felicitación, y en ese momento, murió mi ilusión de venderle los talleres que habíamos desarrollado.

“El general, el coronel, los empresarios y los desmovilizados están confirmados, mañana nos vemos”: estas fueron las palabras del Dr. Manrique en su teléfono celular a alguien que lo llamó mientras yo empacaba mi computador y mis ilusiones de poder hacer nuestros talleres de paz en algún lugar; me sentía achantado y además, me sentí dormido por no haberle dicho que me invitara a  la reunión que se iba a realizar al otro día, y cuyo objeto que escuché y me intrigó, me sonaba a paz.

“Usted váyase a conversar con ella mientras tanto”: la misma noche de lo que pareció un  aburrido día, me entró una llamada de alguien invitándome a la reunión que había escuchado, y que se realizaría el siguiente día. Yo me alisté y me fui juicioso con mucha curiosidad. Al bajarme del carro en que me llevaron, mi sorpresa fue enorme, habían militares, empresarios duros y cuatro (4) personas, que después me enteré, algunos de ellos eran desmovilizados, y otros venían de comunidades que habían sido afectadas por la violencia.

Después de terminar un desayuno me solicitaron acompañar a una de las personas de este grupo.
“Usted váyase a conversar con ella mientras tanto”, necesitaban ayuda mientras el grupo de empresarios y militares conversaban con los demás. Sara, ese era el nombre de quien había estado con las FARC desde muy niña,  me escuchó y yo la escuché. ¡Qué narrativa ese día!, ella y yo por el Club Los Lagartos, entre carritos de golf, sin tener moto o un carro ninguno de los dos; en ese momento entendí que lo que estaba pasando en ese día, iba a ser parte de mi propósito de vida. Lo entendí, lo anhelé, luego me presenté delante de todos y les compartí mis reflexiones. A partir de ese día me siguieron invitando, querían un joven pacificador entre ellos, y yo quería aprender escuchando. – (ver blog de Enero 2013 sobre el testimonio de Sara)

“Desde los clubes no vamos a cambiar a nuestro país.”: Como ya me invitaban a las reuniones, yo estaba feliz escuchando gente experta en cada ocasión. Eran reuniones donde los empresarios daban sus opiniones y proponían acciones para no darle la espalda al País que iniciaba un proceso de paz con las FARC. La dinámica era muy atractiva para mí: se trataba de una reunión en un club diferente cada mes, por lo que creo haber conocido casi todos los clubes de Bogotá.  En cada uno me prestaron corbatas para entrar, comí muy rico y escuche en estas reuniones una gran verdad: “Desde los clubes no vamos a cambiar a nuestro país ”. Me quedé asombrado con el comentario, y de paso, me iba dando cuenta, reunión tras reunión, que ya no tendría clientes para nuestros talleres. Ya no los veía como tales, y sin saberlo, ellos se habían convertido en mis profesores. A lo largo de los meses, yo me llené de apuntes, me convertí automáticamente en el asombrado “actero.” (Yo asumí el llevar las actas de las reuniones).

No deje de asistir, necesitamos que nos digan ciertas verdades”: Un día de abril de 2013, en una reunión en el Club del Nogal, uno de los empresarios comentó que había contactado  a una importante organización internacional para que nos apoyara en la iniciativa. Como empresa líder en el campo de la Innovación en el mundo,  su propuesta no era barata. Miren, ese día sentí ira, mi pecho se incendió, levanté la mano y les dije un par de frases, tal vez un poco “mamertas”, no recuerdo bien, pero que en resumen fue: “o sea, que según ustedes, en Colombia no hay innovadores para la paz”. Supuse que me expulsarían por impertinente, se acabó la reunión y salí. Afuera, un empresario que había participado en la reunión, me dijo que no me fuera, que aún me querían allí, “porque era necesaria una voz distinta”. Bueno, yo estaba retado, triste, me sentía raro pero me quedé.

Vas a hacer la bicicleta de la Paz”: por un tiempo dejé de asistir a las reuniones, me sentía como pasmado, yo ya no podía aportar más. Los empresarios tenían una visión globalizada, yo una visión más criolla. La primera semana de junio, me acosté a dormir como cualquier noche, y estando dormido llegó la imagen de una bicicleta blanca parada en un puente mientras la voz de Dios me decía: “vas a hacer la bicicleta de la paz”. Así nació el proyecto PAZICLETA y la aventura de emprendimiento de mi vida.

Desde ese momento, hasta el 6 de agosto, día en que me entregaron el prototipo de mi sueño, me dediqué a hacer encuestas, a seguir escuchando mientras se hacía el primer plan de negocio, a ser feliz porque iba a demostrar que sí era posible la innovación para la paz en Colombia, y que los sueños que Dios da, sí se hacen realidad. Además,  el 20 de julio,  Nairo Quintana ganó el Giro de Italia. Su triunfo me hizo sentir con mas fuerza , que la bicicleta como una gran metáfora,  era el camino para generar la pedagogía y la innovación hacia la paz en nuestro país.

Como se ve en la foto, cada ítem de la PAZICLETA, tiene un significado y un mensaje que dar.

El problema en Colombia es que no tenemos la capacidad de poner atención a algún tema de forma sostenida en el tiempo”: Fui testigo de ver cómo, mes tras mes, disminuían los asistentes a las reuniones que habían sido convocadas inicialmente por el Dr Manrique desde finales del 2012. A lo largo de esta aventura, aprendí lo que significa la perseverancia. Hoy, ya han transcurrido casi 26 meses, y con la ayuda de un equipo renovado, quien ha liderado la iniciativa no ha desistido y con todos seguimos adelante. Esta lección me iba a servir muchísimo más para impulsar mi proyecto de la PAZICLETA y sortear todo tipo de obstáculos en mi camino para contribuir en un momento histórico para el país.

En general, con elecciones políticas y con la “mamera” que daba el tema de la paz a toda hora, muchos se fueron y no volvieron. La verdad no los culpo ni los juzgo, aprendí que trabajar por la paz requiere de mucha paciencia y largas horas disponibles. Con humildad puedo decir hoy lo siguiente: creo que durante varios meses, mi proyecto de la PAZICLETA le dio aire para continuar con la iniciativa de Innovacion al servicio de la Paz. No fueron pocas las ocasiones donde el centro de la reunión era “el soñador” que era yo,  cuando daba orgullosamente los avances de la iniciativa de innovación criolla.

“Cuídese de ser flor de un día”: La PAZICLETA llegó a TEDXBogotá, llegó al Héroes Fest, llegó a muchas tarimas, muchos aplausos y alegrías, y eso emociona pero, también puede ser una trampa que siembra vanidad en el corazón. Gracias a Dios que los buenos consejos nunca pararon, por ello decidimos registrar la marca, decidimos hacer un plan a largo plazo soñando con 1.000.000 de PAZICLETAs para los niños colombianos que viven lejos de su escuela. Durante este periodo estuve acompañado por un muy talentoso y reconocido emprendedor, Roberto Agudelo; soñamos con líderes visibles de la paz en todo el territorio y la comunidad nacional e internacional más grande y pacificadora de todas: “Los Paziclistas”. Respecto al registro de marca, me encontré con varios obstáculos y  envidias.

“Deje quieto el proyecto mientras pasan las elecciones”:Para emprender para la paz se requiere respetar a nuestros mayores y entender que sus consejos vienen cargados con mucha sabiduría, que algunas veces es importante ponerle freno a la pasión de un joven sobre ruedas que  también debe detenerse para escuchar. Francisco Manrique  me dijo  “pare”, y yo en mi afán de emprendedor apasionado, afanado, empoderado y endeudado, no le creí y seguí como loco tocando puertas, buscando socios, clientes donde fuera.

Un día de febrero del año pasado, Dios me mandó una señal para que en verdad estuviera quieto hasta finalizar las elecciones: un taxi me arrolló, me partió el brazo izquierdo en pedazos y tuve tres meses de quietud; tres meses sin pedal pero que me sirvieron para probar  un negocio de alquilar Pazicletas que no funcionó muy bien. La vida del emprendedor está salpicada de triunfos y fracasos de los que se aprende, porque brindan la oportunidad de practicar la humildad y recobrar el foco.

No hay nada peor que una muy buena idea en un momento equivocado”: ¿Qué? ¿En serio? Estas palabras me retaron porque salieron de un empresario que lleva 20 años invirtiendo en proyectos de paz en Colombia, un personaje que habíamos detectado como un inversionista “fijo”. Él dijo que el País estaba dividido por los dos líderes políticos que todos conocemos. El riesgo era alto que la PAZICLETA no fuera bien recibida  por la mitad del País, comprometiendo su futuro a pesar de ser un lindo proyecto. Creo que uno se puede permitir una reflexión, que a lo sumo, sea una duda de 30 segundos. Yo no me podía dejar llenar de miedo por las palabras de este experimentado empresario, su comentario no era un consejo, para mi era un reto para seguir con pasión hacia adelante.

“El éxito de un emprendimiento por muy social que sea no está en los eventos, amistades y aplausos, sigue estando en la facturación”: después de la quietud obligada por mi accidente, de las elecciones y de la continuidad del proceso de paz, llegó otro consejo sabio, y en resumen es, bájese de la tarima y métase en la vitrina, César: “Póngase a vender esa visión de largo plazo”. Ese concejo era perentorio.

Dicen que no hay casualidad en el mundo, solo consecuencias de lo que uno hace. A mediados del año, un funcionario de la ACR -(Agencia Colombiana para la Reintegración)- fue a la Fundación Bavaria, cuyo Director, Diego Molano, le comentó de la PAZICLETA cuando se enteró que la Agencia estaba pensando en una idea similar. En esa reunión nació la operación de Pedaleando Sueños 2014, nuestro primer gran proyecto, nuestro primer gran impacto y nuestros primeros clientes: Fundación Bavaria, Fundación Telefónica y la ACR. Todos ellos  se la jugaron por poner la PAZICLETA en todo el territorio nacional. Por fin tuvimos la solución que no estaba en los Clubes sino en la calle de los territorios Colombianos. Hoy se han entregado las primeras 500 pazcicletas y mi historia muestra como todo sueño se puede volver una realidad.


César Salamanca
@CesarSalamancaR
#SoyPaziclista
#SoyPazillero


PD: Le pregunto al lector:¿no le gustaría que el futuro de Colombia estuviera construido por jóvenes emprendedores como Cesar Salamanca, que se atreven y se arriesgan, para pasar un capítulo de sesenta años de sangre y violencia, para mostrarnos el camino de la innovación y la creatividad?.¿Qué estamos esperando para apoyar a Cesar y otros como el, para volver una realidad la ecuación IxE=D+P?.


 

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