¿Vendrá la Primavera Ambientalista?

Por: Hildebrando Vélez Galeano.

Ingeniero Químico UN, Mgtr. Filosofía PUJ, Especialista en economía Ecológica UAB; Ph D (c) Univalle. Activista e investigador independiente.

Catorce6Los ambientalistas preferimos la lucha pacifista y la política desarmada a pesar que cotidianamente tropezamos con la brutalidad armada del sistema, con sus tecnologías tóxicas y depredadoras, con sus relaciones sociales y de poder inicuas.

La lucha ambientalista no es economicista, reconoce que la sociedad está frente a contradicciones complejas y cruciales globales-locales, socio-ecológicas que comprometen la permanencia de la especie humana. Los síntomas son claros: nueve de cada 10 personas que vivan en el siglo XXI fallecerán por efectos de la devastación ambiental: cáncer y deficiencias respiratorias, sequías y hambrunas, inundaciones y epidemias, directa o indirectamente, con la crisis climática (1).

Colombia está en medio de relaciones socioecológicas planetarias: somos Amazonas, Andes, Pacífico, somos parte de las dinámicas sociales y políticas de América y así también debemos ver la influencia de los acuerdos de terminación del conflicto armado que puedan darse de manera definitiva con las insurgencias.


Nevado del Ruiz, Colombia. Wikimedia Commons, 1985. Imagen de dominio público.  United States Geological Survey, agency of the United States Department of the Interior.

Nevado del Ruiz, Colombia. Wikimedia Commons, 1985. Imagen de dominio público. United States Geological Survey, agency of the United States Department of the Interior.


Los últimos cincuenta 50 años, mientras sucedía la confrontación guerrilla-Estado, el planeta se sumergió en una atmósfera cada vez más cargada de químicos tóxicos, de radiactividad y las especies vivas fueron extinguiéndose vertiginosamente. Colombia aporta a esa crisis, sistemas ecológicos destruidos, selvas deforestadas aberrantemente, ganadería extensiva y sus defensores haciendo estragos, ciclos hidrológicos alterados y ríos saturados de mercurio de cuyos peces ya nadie se alimenta.

Salir de la guerra interna es una oportunidad para encarar esos retos que nos conciernen como sociedad y como humanidad. Por eso una agenda ambiental clara puede significar las semillas para una primavera ambiental del movimiento social y a ello queremos contribuir desde un ambientalismo raizal. Nuestra tarea central es acordar un paradigma ambientalista de sociedad que anime las utopías. Otros lenguajes de valorización, otras gramáticas y otras comunidades políticas comienzan a expresarse. Crear interrelaciones, reparar nuestros tejidos sociales regionales e interterritoriales, propiciar nuevas subjetividades colectivas es también nuestro reto.

Invitaremos a refrendar plebiscitariamente los llamados Acuerdos de La Habana, teniendo claro que nuestros propósitos van más allá:

  • El postconflicto no es para asegurar que compartiremos el paradigma del desarrollo que somete la naturaleza a las fuerzas destructivas del mercado y a los intereses egoístas del dinero.
  • Buscar la paz significa insistir en la moratoria minera, en un modelo energético para salir de la adicción al petróleo, construir un plan nacional de seguridad hídrica y soberanía alimentaria, contener la deforestación y el modelo de monocultivo de las Zidres (Ley 1776 de 2016) y detener la ganadería extensiva.
  • Seguiremos siendo críticos y opositores a la implementación de acuerdos bilaterales de comercio pues vulneran la soberanía alimentaria exponiéndola al ingreso incondicionado de alimentos transgénicos y someten la sabiduría de nuestros pueblos sobre su biodiversidad a regímenes inicuos de propiedad intelectual.
  • Apostamos por el fortalecimiento de la Institucionalidad ambiental para la paz. Los acuerdos de paz deben servir para afirmar y ampliar los derechos de los pueblos étnicos a su territorio y su cultura.
  • Queremos que haya múltiples esfuerzos organizativos para comunicar, dibujar, escribir, denunciar, cantar, valorar los impactos y las deudas que ha dejado la guerra y para que podamos construir desde múltiples subjetividades articuladas, colectivas, en convivencia, una sociedad de alfabetizados ambientales. Nuestra apuesta es una campaña pedagógica permanente para construir otras formas de ser en el mudo anticapitalistas, justas y solidarias.

(1) – James Lovelock, The Vanishing Face of Gaia. A Final Warning. Nueva York: Penguin Books, 2009. EDITORIAL Política Exterior 163: Petróleo barato, geopolítica y clima. 01/01/2015  


Nota publicada en la Revista Ambiental Catorce6reproducida en PCNPost con autorización.


 

SOURCE: Revista Ambiental Catorce6

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