El rol del liderazgo en las ciudades del futuro

Por: Francisco Manrique.

La semana pasada, tuve la oportunidad de hacerle una presentación al Concejo de CONNECT Bogotá Región, sobre las tendencias mundiales, su efecto sobre nuestra ciudad, y los retos, riesgos y oportunidades que yo he identificado en los últimos años. Esta entidad hoy agrupa a 24 Universidades y 36 empresas y organizaciones importantes, con sede en Bogotá.

En CONNECT, que ya cumple cuatro años y medio de constituida, tenemos la misión de articular redes público privadas, y promover espacios de encuentro para ayudar a liderar colectivamente la transformación de Bogotá-Región, mediante la aceleración de la innovación de base científica y tecnológica. En razón a lo anterior, nos interesa estar conectados con el mundo, que es el tablero de juego donde se juega el partido del desarrollo basado en el conocimiento, y con reglas de juego que nosotros no definimos, y donde la ciencia, la tecnología, y la innovación, están en el corazón de las apuestas mundiales para el desarrollo.
En países como Colombia, y regiones como la nuestra, la única opción que tenemos es la de aceptar el juego y sus reglas, o marginarnos de ellas. Si no lo hacemos, el costo es muy claro: nos dejará el tren de la historia.

Imagen cortesía de Ipixtawan en FreeDigitalPhotos.net

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De alguna manera, la consideración anterior, también está detrás de la decisión del Gobierno Nacional, para vincular a nuestro país a la OECD, que agrupa a las naciones que son consideradas las más desarrolladas del mundo.  O jugamos con sus reglas, o no lo hacemos. En este caso, nos marginamos hacia adelante del desarrollo.

Dada nuestra misión, y el convencimiento de que nuestra región requiere de una visión para su desarrollo alineada con estas realidades globales, nos hemos interesado por estar al tanto de las marco tendencias mundiales, y preocuparnos por su impacto en una ciudad como Bogotá y su región colindante.

El año pasado, hicimos todo lo posible para acercarnos a los candidatos a la Alcaldía y la Gobernación, para compartir con ellos la importancia que hoy tiene CTI para la sostenibilidad del desarrollo, y la calidad de vida de sus habitantes. También, para enfatizar la importancia de los trabajos recientes en que hemos participado con la Cámara de Comercio de Bogotá -CCB – (Escenarios y Especializacion Inteligente)

Por las razones anteriores, nos hemos acercado a la nueva Administración de la ciudad, y lo haremos en estos días con la Gobernacion de Cundinamarca, para ofrecerles nuestra colaboración con el apoyo de 60 organizaciones miembros de CONNECT. Pero no lo estamos haciendo solos. En colaboración con la CCB, ProBogotá, ANDI Bogotá, Invest in Bogotá, y otras organizaciones, hemos venido trabajando para construir, por primera vez que yo recuerdo, un frente común de Impacto Colectivo. Somos entidades que queremos participar activamente en la construcción del futuro de nuestra región, pero también, poder  ayudar con los problemas inmediatos que enfrentamos quienes vivimos en ella.

En una ciudad acostumbrada a la apatía e indigencia de sus habitantes, esta voluntad que está emergindo de colaborar y aportar colectivamente desde el sector privado, puede sonar un tanto extraña. Especialmente, pienso que le va tomar algún tiempo a la nueva Administración, reconocer y aprovechar esta nueva realidad de la ciudad, especialmente por la personalidad del Alcalde.

En mi opinión, el haber logrado que haya organizaciones como CONNECT Bogotá y ProBogotá, y que exista la apertura y la disposición por construir una agenda común con otras instituciones, es de un valor incalculable. Es un activo estratégico que hay que cuidar y fortalecer hacia adelante. El no haber contado con este activo hace doce años, permitió que la ciudad cayera en un proceso que la alejó mucho de tener las condiciones que tienen otras ciudades de talla mundial. Mientras aquí nos entreteníamos aceptando pasivamente el saqueo de la ciudad y la polarización posterior, el mundo avanzaba a la velocidad de la luz. La brecha que hay que cerrar es muy grande, más no imposible, si corregimos el rumbo.

Por todo lo anterior, quiero compartir con los lectores de éste Post algunos de los elementos que hoy se tienen en cuenta para construir la ciudad del futuro. Estoy seguro, que si tenemos más ciudadanos y organizaciones conscientes y mejor informados, lograremos vencer la indiferencia y la apatía que nos ha caracterizado e inmovilizado en el pasado. Para ello, voy a utilizar la excelente investigación realizada por la firma Price Waterhouse Coopers -(PwC)- sobre las ciudades del futuro, resultado de entrevistas con 40 autoridades en diferentes partes del mundo.

El primero aspecto relevante que quiero resaltar, está relacionado con el papel de las ciudades en el siglo XXI. De acuerdo a las Naciones Unidas, en sólo quince años, las ciudades tendrán el 60% de la población mundial. Y este no es un tema menor cuando se ve el impacto que estas tienen en la economía y desarrollo de un país.

De acuerdo al estudio de PwC, “las ciudades son unas redes de intercambio, de inversiones e información, de bienes y personas, así como centros de innovación y gestión del conocimiento”.  Si entendemos bien este mensaje, podremos construir las bases para lograr bienestar, crecimiento y prosperidad. Y de acuerdo al Alcalde Peñalosa, la felicidad de sus ciudadanos.

Evidentemente, las ciudades son los espacios donde la gente vive, trabaja, se educa y convive con otros. Pero también, son espacios de discriminación, inequidad y violencia, que se oponen para lograr la calidad de vida. El estudio de PwC muestra, que hay una búsqueda global de nuevas formas para abordar las tensiones que las grandes urbes generan, y potencializar sus oportunidades. Lo que sí es muy claro, es que ya no sirven las viejas formas de pensar para lograr su desarrollo y sostenibilidad.

A la luz de los resultados de los escenarios para Bogotá, el liderazgo surgió como un aspecto fundamental. También la innovación. Y si se tienen en cuenta las macro tendencias globales, ambos son esenciales para la construcción de una visión de futuro que sea apropiada colectivamente. Mi voto sería por que Bogotá fuera una ciudad global. Por esta razón, me llamó poderosamente el siguiente comentario del estudio:

Queremos destacar la importancia de adoptar una visión global a la hora de afrontar el futuro. Consideramos que el liderazgo es la clave para gestionar todos los capitales mencionados. El liderazgo efectivo, y el uso de la llamada inteligencia social, proporcionan una base sólida para obtener las ideas y las perspectivas que para muchos ya es un gran avance. Navegar hacia el futuro requiere de una mente abierta y de la capacidad de liderazgo.

Y yo añadiría: la vinculación de nuevas ideas y muchas mentes para encontrar las mejores soluciones a los mega problemas que enfrentamos.

En el tercer Post de Diciembre, escribí sobre la La Importancia de la visión en el ejercicio del liderazgo. Me ha impresionado la dificultad que he enfrentado para lograr que este concepto sea aceptado en conversaciones que he tenido sobre Bogotá en estos meses.

Al ver el énfasis que PwC le pone al tema, cuando dice:

Las ciudades necesitan perspectiva de futuro claras e interesantes; tienen que tener sueños claros del futuro. Además, tiene que saber transmitirlos a la ciudadanía, para que ésta sea consciente de lo que se puede lograr con su ayuda.

Y yo añadiría: para que se apropie colectivamente, lo cual es esencial para su sostenibilidad hacia adelante.

De alguna manera me veo reivindicado en mi insistencia sobre el poder de la visión, porque el futuro se construye a partir de una visión que abre posibilidades. También es esencial para:

  • Motivar e inspirar a la gente para enfrentar los retos, dándoles esperanza y seguridad para el futuro.
  • Definir la dirección a seguir a partir de lograr acuerdos sobre el futuro deseable. Se hace el tránsito de ” mi visión,” a “nuestra visión” logrando la apropiación colectiva.
  • Ofrecer una “posición estratégica en mercadeo, comunicación e imagen de marca, para la ciudad”.

Como lo menciona el profesor Rolf Jansen, de Dinamarca, hay un nuevo tipo de sociedad emergente: la sociedad de los sueños. En esa sociedad del futuro, se valora el hecho de contar historias, la cultura, los valores y la ética. Es un nuevo paradigma de sociedad que requiere una nueva manera de pensar y de actuar, y de ahí su importancia. En este contexto, temas como el patrimonio cultural, es un activo que permite diferenciar a la ciudad y volverla más atractiva.

Pero utilizar el pasado, y proponer una nueva narrativa de futuro, necesita de habilidades comunicacionales e inteligencia emocional. Se trata de llegar a la emocionalidad de la gente, conectando el pasado y el presente, con el futuro que se quiere crear. En el proceso, se construyen las bases de la nueva cultura que le da sentido y pertenencia a la ciudad.

Pero veamos como continúa el argumento del estudio, con el cual me siento totalmente identificado, y así lo he escrito en muchos Posts anteriores: “

“Sin embargo el cambio si es real, y las exigencias de cara al futuro están ejerciendo una fuerte presión, por lo que necesitamos líderes con un perspectiva de futuro, con sueños, que capaciten e inspiren a las personas”. Resalto el término inspirar. Ese elemento ha estado ausente en el proceso de la Habana. Por esa razón se habla de la paz de Santos y no de la Paz de todos los colombianos.

En el caso de Peñalosa, puede ocurrir el mismo problema. ¿Cuántos votaron por él en razón a la presunción de que es “un experto” que tiene todas las respuestas , y cuántos lo hicieron por su visión de ciudad y capacidad de liderazgo?. ¿Cuál es su visión?. ¿Qué le falta?. ¿Está dispuesto a fortalecerla con otras visiones complementarias?. De las respuestas a las preguntas anteriores, dependerá la sostenibilidad de los logros que tenga esta nueva Administración, al final de su periodo en cuatro años.

El rápido cambio que experimentan las sociedades modernas, “crea la necesidad de un desarrollo estratégico que ofrezca una innovación constante y una renovación de los procesos y la actitud de las personas”.

Pero no sólo es suficiente tener una visión de futuro, es indispensable poderla desarrollar: “algunas administraciones municipales se estancan en la fase analítica y nunca pasan a formular e implementar sus visiones y sueños”.

El problema de las buenas ideas, y las perspectivas claras, es que llevarlas acabo requiere una gran dosis de esfuerzo. También, se necesita manejar las expectativas y vincular a mucha gente. En el caso de Peñalosa, este será un tema álgido en los próximos meses. De su capacidad para manejarlo, dependerá que su visión de futuro la pueda compartir, y volverla una realidad sostenible en el tiempo.

Y aquí quisiera recordar lo que escribí en diciembre de año pasado: “una visión de futuro sin acción es simplemente un sueño; una acción sin visión de futuro carece de sentido; una visión de futuro puesta en práctica puede cambiar el mundo”. (Joe Baker)

Desde la perspectiva que significa enfrentar el cambio acelerado, que afecta el manejo de una ciudad compleja, es claro que una buena gerencia no basta, ya que esta sirve para mantener lo que hay, pero no para transformarlo. Por esta razón, me siento identificado con la metáfora que usa PwC para los gobiernos que conducen su ciudad hacia un futuro incierto: “son la tripulación de una nave y sus pasajeros, la ciudadanía, los empleados y los clientes”.

El proceso de navegación dependerá de la posición actual y del enfoque que se utilice para alcanzar la visión futura.

Hay cuatro posibles caminos:

  1. No leer las tendencias,
  2. Seguir a otros,
  3. Tener planes propios en función de una interpretación de las tendencias,
  4. Responder a estas a medida que ellas cambien.

En cualquier caso, es fundamental la participación colectiva en la construcción de la visión.

Como un buen capitán, quien dirige los destinos de una ciudad compleja como es el caso de Bogotá, tendrá que estar preparado para cambiar de rumbo, y adaptarse con flexibilidad y agilidad,  a las nuevas circunstancias que pueden definir la ruta futura. Y si se presenta una tempestad, tendrá que “navegar contra viento y marea” ajustando el rumbo constantemente.

Y como lo expresa el estudio: ” el líder deberá contar con un tipo del GPS mental, basado en la inteligencia y el otros muchos fuentes. La navegación del conocimiento es un término relevante en este contexto”. Es necesario tener claridad en relación a la dirección que se quiere lograr para el desarrollo de la visión. Esto permite liderar a una comunidad, definiendo el rumbo a tomar, y así poder tomar las decisiones que se estimen necesarias, inclusive las que podrían ser muy impopulares. Especialmente, cuando es a la misma comunidad a la que le corresponde asumir la responsabilidad del cambio. En este caso, el uso exclusivo de la fuerza no sirve. Desde esta perspectiva, me preocupa mucho el uso de medidas exclusivamente policívas, para poner orden en la casa y corregir el rumbo, después de 12 años de una gestión muy deficiente en Bogotá.

La lectura de las marco tendencias, y la evaluación adecuada de la situación de la ciudad, son requisitos fundamentales para liderar la transformación de una urbe como Bogotá. Pero esta tarea, no debe de recaer exclusivamente en los hombros del alcalde, porque ni Superman sería capaz de manejar solo la complejidad que hoy tiene esta mega urbe colombiana.

Se va a necesitar de la ayuda de mucha gente.De la investigación de PwC, surgen algunas preguntas relevantes y necesarias: ¿Dónde nos encontramos en este momento? ¿Hacia dónde nos dirigimos? ¿Cuáles son nuestras perspectivas? ¿Cuáles son nuestros sueños para la ciudad? ¿Con qué rapidez y por qué vía queremos llegar al puerto?. Y como lo plantea esta empresa consultora: “Crear una visión y un sueño lleva su tiempo. Pero aceptando que no hay tiempo que perder, también hay que reconocer que el viaje al futuro ya ha empezado”. Y yo añadiría, sin un norte bien definido, podríamos llegar a cualquier parte. De ahí la importancia de la visión y el rol del liderazgo.

Como se puede observar de los comentarios anteriores, la complejidad y la velocidad de los cambios que hoy enfrentan las ciudades en el mundo, requiere de un nivel mucho más sofisticado por parte de quienes asumen la responsabilidad de gestionar y orientar su desarrollo. Como ya lo mencioné, la buena gerencia es necesaria más no suficiente. La realidad, es que ante un blanco, que es cada vez más movil, en un mundo donde las ciudades compiten por talento y recursos, el ejercicio del liderazgo es esencial para enfrentar estos cambios.

En el próximo Post, veremos cuáles son las tendencias y los retos, que enfrenta el nuevo Alcalde, y nosotros como ciudadanos de Bogotá y su región.


 

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