El impacto de las creencias en nuestra interpretación de la realidad

Por: Francisco Manrique.

Algo peor que estar ciego es tener la vista pero no la visión.

Es importante hacer un alto en el camino cuando en el mundo se ha estado imponiendo el concepto de “la post verdad”, la realidad no existe, y se abren las puertas para convertir mentiras descaradas en verdades absolutas sin ningún cuestionamiento. Se hace necesario hacerse unas reflexiones sobre la manera como operamos los seres humanos cuando nos vemos enfrentados con esta situación.

En Colombia ya entramos en las arenas movedizas de la campaña política del 2018. Volvemos a estar expuestos a todo tipo de mentiras, como sucedió en el 2014 y el Plebiscito por el No en el 2016, donde las exageraciones, las distorsiones, e interpretaciones amañadas de los hechos, definieron la agenda pública. El resultado fue nefasto: un país dividido y una agenda política anclada en nuestro pasado violento sin capacidad de mirar hacia el futuro.

¿Cómo evitar que millones de colombianos queden atrapados por esta dinámica perversa que está minando las mismas bases de nuestra democracia?. ¿Qué podríamos hacer para volver visible y discutible este cáncer que hoy corroe el sistema democrático, pero que no es diferente al que afecta a otras democracias más avanzadas que la nuestra?. Estaba en estas divagaciones, cuando me llegó un vídeo de una conferencia TED de Isaac Lidsky. Después de presentarle al auditorio varios hechos acerca de su trayectoria, y donde supuestamente uno de ellos no era verdad, les confiesa que todos son ciertos, incluyendo el ser ciego como resultado de una enfermedad degenerativa. A partir de esta introducción a su situación personal, introduce a la audiencia en el mundo de como los seres humanos construimos nuestra realidad, y el porque caemos tan fácilmente en manos de manipuladores profesionales de la verdad.


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CC0 Public Domain. Pixabay.


Lo primero que hay que entender, es que los seres humanos actuamos a partir de los supuestos que nos hacemos sobre la forma que opera el mundo. Cuando no somos capaces de cuestionarlos sistemáticamente, se vuelven invisibles, y no nos damos cuenta que estábamos equivocados.

Lidsky afirma que su ilusión de entender la realidad fue destruida cuando quedó ciego. Aprendió que: “lo que uno ve no es una verdad universal y tampoco es la realidad objetiva”. La vista es solo uno de los caminos para definirla, y es el resultado de una elaboración mental que cada uno hace en su cerebro. Esta elaboración está influenciada por las experiencias pasadas, el momento emocional, y la forma como recibimos la información a través de los otros sentidos. El resultado es que la persona crea su propia realidad y se la cree.

El caso personal de Lidsky es muy ilustrativo. Cuando perdió la vista tenía dos opciones de creencias que podía adoptar. La primera, que su incapacidad iba a condicionar su vida y limitar lo que podría hacer. La segunda, que podría evitar una vida miserable, confrontando su nueva realidad, impidiendo que el miedo producido por su situación, le condicionará su percepción personal, y por ende, la posibilidad de crear una nueva vida.

Sentir miedo es una emoción muy fuerte. El ser humano utiliza esa emoción para protegerse de lo que no entiende, es incierto, o percibe como una amenaza. El problema es que el miedo distorsiona la forma como interpretamos la realidad. Convierte los supuestos en verdades incuestionables que definen la forma como respondemos ante la desconocido. “Se ahoga la capacidad de tener un pensamiento crítico”  cuando más se necesita ser un buen observador de uno mismo, como lo afirma Lisdky.

Pero hay otras consecuencias de la emoción del miedo. Una de ellas es la parálisis que nos impide actuar. Pero también, cuando reaccionamos, lo hacemos irreflexivamente. No evaluamos las consecuencias de nuestras acciones para arrepentirnos posteriormente. Está documentado que las personas, que actúan siempre desde el miedo, tienden a convertir sus prevenciones negativas  en realidades que las persiguen.  Mi madre le tenía pavor a las cucarachas, y cuando iba a un hotel, no era una coincidencia que siempre las encontraba.

De todo lo anterior se desprende una lección importante: es necesario entender bien y revisar periódicamente los supuestos que uno tiene, así como los miedos que nos pueden paralizar,. Si no lo hacemos, podemos actuar sin criterio, o justificar y racionalizar irresponsablemente una interpretación distorsionada de como queremos crear y vivir nuestra realidad.

Y lo anterior me lleva a otra conclusión. Las decisiones que tomamos, los criterios que utilizamos, y como nos vemos, dependen de los modelos mentales que tenemos. Estos son los filtros que utilizamos mediante los cuales reforzamos nuestros prejuicios e interpretamos nuestra realidad. Vale la pena señalar que inconscientemente tendemos a escoger la información que confirma nuestras creencias y prejuicios, descartando la que no coincide con ellos .

El comentario anterior explica el porque las redes sociales tienen hoy en día tanto impacto. Ellas permiten la conformación de comunidades de personas que comparten las mismas creencias y se aíslan de quienes piensan diferente. En estos espacios se generan dinámicas que refuerzan unas distorsiones que nublan el juicio de sus miembros, porque se busca validar las creencias personales que se comparten con el grupo.

Los puntos anteriores también sirven para entender la dinámica política perversa sobre la cual se montan personajes como Trump, Uribe y otros del mismo corte. Al exacerbar los miedos hacia los extranjeros, las FARC, etc, lo hacen reforzando los prejuicios acudiendo a las pasiones más primarias. En ese marco, se esfuman los conceptos de lo que es justo, ético, y correcto. Es más importante el sentido de pertenecer a una tribu que comparten las mismas creencias sin analizar las consecuencias.

Lo anterior también explica las dinámicas que vemos hoy en Colombia, que han vuelto muy difícil debatir con altura los temas de paz. La reacción inmediata es considerar las opiniones contrarias como un ataque personal. No hay espacio para la curiosidad y la exploración, y menos para el encontrar puntos de convergencia y union de voluntades.

En ese entorno, ninguna de las partes está abierta a reconocer que sus prejuicios les impiden ver  los puntos en común y que posiblemente podían estar equivocados. Y lo que es más grave aún de esta dinámica: quienes se atrevan a ir en contra de las creencias y prejuicios establecidos, son considerados enemigos o traidores a la causa. Esta realidad ha definido la agenda nacional entre Santos y Uribe durante los últimos siete años, poniendo al país en una situación muy compleja.

En este contexto, se requiere mucho valor para explorar nuevos supuestos y validar los existentes, porque el costo es el aislamiento social del grupo al que se pertenece. ¿Qué pasa si mis creencias son equivocadas?. Esta pregunta, que permite descubrir nuevas posibilidades, requiere de mucha personalidad y carácter para hacerla. Significa la disposición, curiosidad y apertura a buscar los hechos de la manera más objetiva posible que permitan reinterpretar la realidad personal.

Una reflexión elemental, pero muy relevante, tiene que con lo que sentimos en estas situaciones. ¿Nos sentimos orgullosos o avergonzados cuando estamos equivocados? ¿Nos sentimos intrigados o defensivos cuando la información contradice lo que creemos?

Quienes se atreven a cuestionarse periódicamente sus supuestos y creencias, se les valora porque tienen un mejor juicio y criterio. En el entorno actual, esta disposición es cada día menos frecuente, especialmente en el caso de nuestros políticos, lo que explica su comportamiento irresponsable y su mal ejemplo para la sociedad.

En el caso de los republicanos en los Estados Unidos, y de los uribistas y santístas a ultranza en Colombia, el ejemplo que nos dan no puede ser peor. En el primer caso, sin sonrojarse se niega la realidad del cambio climático, a pesar de la evidencia científica que muestra el inmenso peligro que afecta al planeta. En el segundo caso, se convierte la paz en una guerra personal entre dos dirigentes políticos, desconociendo que Colombia es una calidoscopio de realidades regionales que deben de vivir juntas con un sentido nacional.

En resumen, una buen número de los problemas que hoy nos impiden apreciar lo que tenemos en Colombia, y hemos construido como sociedad, es porque no nos cuestionamos periódicamente nuestros supuestos y no manejamos nuestros miedos. Al no hacerlo, reforzamos nuestros prejuicios que distorsionan nuestra construcción de la realidad con un inmenso costo personal y colectivo.

Hoy vivimos un mundo cada vez más complejo donde el bienestar humano depende de múltiples factores y no de uno solo. Sin embargo, para hay la creencia de que el crecimiento económico es el único termómetro para medir la realidad, sin tener en cuenta la creciente brecha que se ha venido acumulando con el tiempo, entre diferentes miembros de la sociedad que ha marginado a mucha gente. Esta razón explica el Brexit en UK,  y el efecto Trump en los USA. El que las élites que se han beneficiado de estos cambios, no se hayan cuestionado esa creencia, ha puesto en verdaderos aprietos los sistemas democráticos que no han sido capaces de responder a estas nuevas realidades.

En resumen, el mensaje de este Post es muy claro: en un mundo donde la complejidad es cada vez mayor, se hace necesario adoptar una postura de duda y cuestionamiento de nuestras creencias y prejuicios. Estos son filtros muy poderosos que distorsionan la realidad por lo que es muy posible  que asumamos posiciones que pueden estar equivocadas.


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