El chiste mortal de la salud en Colombia

Por: Francisco Manrique.

Desde que tuve un cáncer hace más de una década, entendí el comentario que yo les oía a mis padres cuando era niño: ” lo único que no se puede perder en la vida es la salud, la familia y el buen nombre”. Todo lo demás se puede recuperar o remplazar de alguna manera. Y no es gratuito que la salud aparezca de primera en la lista, ya que sin ella el cuerpo y la mente difícilmente pueden funcionar.

Por esta razón, el acceso oportuno y de calidad a los servicios de Salud, es lo mínimo que cualquier ciudadano del común espera del Estado. Cuando esto no sucede, la impotencia, desesperación y rabia, son algunas de las emociones más comunes que acompañan a una persona y a sus familiares, que se suman a la angustia de no saber a qué se enfrenta cuando finalmente llega el veredicto, si es que llega, del médico de turno.

Desde la expedición de la Ley 100 en 1993, se buscó que el acceso a la salud fuera universal para los colombianos. Hasta esa época, el porcentaje de personas que podían tener acceso, era muy baja. En la actualidad las estadísticas de cobertura son del 94.5%. En 15 años se incrementó en un 36% esta cifra. Estos resultados los utiliza el Gobierno para demostrar que hemos avanzado significativamente.

Y sin embargo, la calidad y oportunidad, que deberían de ser dos criterios fundamentales para calificar los avances, dejan muchísimo  que desear, como lo voy a demostrar en las siguientes historias reales que he recopilado. En cada una de ellas se ve el mismo patrón: pacientes no atendidos oportunamente, con diagnósticos equivocados, que se salvaron porque alguien los ayudó a salirse del sistema y recurrir a médicos particulares.

Primer caso: Luz es una persona muy cercana a nuestra familia, que hace tiempo padece de tensión alta. Hace unas semanas, preocupada por los síntomas que estaba sintiendo, pidió una cita prioritaria por sus antecedentes de salud. Lo que más la había preocupado, es que el día anterior, había sentido mucha fatiga al caminar o al hacer un poco de ejercicio.

Nos pidió permiso y se fue a la EPS de Famisanar, entidad que responde por su seguro de salud, donde la atendió una medica. Después de hacerle un examen bastante ligero, le dijo que su tensión era normal. Y en cuanto al dolor del pecho y la fatiga que sentía, le diagnosticó  un problema muscular para el cual le recetó un Dolex. Para muchos médicos, parece que estás pastillas son mágicas , especialmente para cubrir su incapacidad profesional y sus diagnósticos irresponsables . Quién sabe cuánta gente muere en Colombia como consecuencia de esta situación.

Después de la cita medica, la persona de esta historia se fue a trabajar. Mi esposa, al verle el semblante que tenía,  tomó la decisión de llevarla a Urgencias de la Fundación Cardioinfantil.  En este centro médico, se dieron cuenta muy rápidamente, que el problema era mucho más serio, y la internaron en cuidados intensivos.

Después varios exámenes, de dos días en observación, y de gran angustia para la familia, porque los síntomas no eran nada buenos, los médicos encargados la tuvieron que intervenir y ponerle un marcapasos. Afortunadamente para Luz, mi esposa había trabajado de voluntaria en un Hospital y fue capaz de entender la gravedad de su situación. Uno de los doctores con quien hablamos, nos manifestó que la decisión tan rápida de llevarla a la clínica,  la había salvado de un infarto y posiblemente de una muerte segura

Segundo caso: Eduardo empezó hace dos años con un fuerte dolor de cabeza. Las picadas que sentía eran tan intensas que casi lo botaban al piso. No podía trabajar ni concentrarse en ninguna tarea. Muy preocupado porque la intensidad de su dolor iba en aumento,  se puso en la tarea de buscar cita en su EPS. Y aquí viene la primera parte increíble de esta historia.

Después de esperar varias semanas para que finalmente le dieran la cita, los médicos de la EPS que lo atendieron, consideraron que no era un tema de urgencia.  Sin embargo, en su desesperación, Eduardo siguió insistiendo, resignándose a esperar a que lo llamaran a una nueva cita cuando hubiera un cupo disponible.

Después de 4 meses de insistir infructuosamente, finalmente le programaron su cita con un médico general,  quien lo remitió a su vez al neurólogo. El problema es que este nuevo medico tenía copada su agenda por 3 meses más y no lo podía atender inmediatamente.!!!

Después de casi nueve meses de sufrir intensamente, desde que se le había manifestado los primeros dolores agudos en su cabeza, finalmente el neurólogo lo examinó, le solicitó otras exámenes y le dijo que su tema requería de una cirugía muy delicada …. Ya para entonces, había pasado un año de este proceso kafquiano y vergonzoso que lo mantenía incapacitado gravemente.

Y ojalá la historia hubiera terminado allí. El día en que estaba finalmente programada la cirugía para Eduardo, esta fue cancelada porque estaba comprometida la sala con una urgencia. La aventura terminó afortunadamente bien para el, pero con un gran costo personal .

El proceso completo que está documentado, tardó en total 13 meses !!!. Mientras tanto, para esta persona y su familia, durante más de un año su vida se les convirtió en un verdadero infierno. La incompetencia e insensibilidad de unos médicos que no le pusieron atención a tiempo a sus dolores, y la incapacidad del sistema de salud que no le respondió a tiempo, le obligó a Eduardo a vivir un calvario que es inadmisible, inhumano e indignante.

Tercer caso: Pilar, tiene hoy 50 años . A finales del año 2014, empezó a sentir mucha ronquera y que se le iba la voz con frecuencia, acompañada de mucha tos y de una sensación  de ahogo permanente. Al principio, no le puso atención porque pensó que era una gripa. Sin embargo, llegó el momento de ir al servicio de atención de su EPS en Zipaquira . Allí la atendieron, pero  la remitieron finalmente al Hospital San Ignacio.

En este Centro Hospitalario, le dieron cita en marzo 2015, es decir tres meses después de haber comenzado a sentirse enferma. Desafortunadamente  su calvario continuó. Ya le habían aparecido unos tumores en la cabeza y en la espalda. Lo que es de nuevo increíble en este caso, es que entre  la búsqueda de permisos, exámenes, nuevos estudios médicos, etc,  llegó el mes de septiembre 2015!!

Y aunque el lector no lo crea, cuando logró finalmente su cita con el especialista, quien la iba a operar el primero de Diciembre del 2015, la llamaron para cancelarle la cirugía sin que le dieran una nueva fecha. Como consecuencia de este otro viacrusis documentado, Pilar está con unos dolores de cabeza terribles y hoy ya casi no puede hablar.

Lamentable, hace pocos días, recibimos la noticia de que a Pilar finalmente la había atendió el especialista, quien le confirmó que ” su caso era muy delicado y ya no tenía solución “. De nuevo inadmisible, inhumano e indignante.

Caso Cuarto. Betty es una abuelita, un poquito loquita pero amorosa, como la describe mi esposa quien la tiene en la Casa para Adultos Mayores que apoyamos en las afueras de Bogotá. Ella es una persona consentida y apreciada por todos, que en medio de sus limitaciones, ha  llevando una vida bastante normal, para su edad y situación personal.

Un día estaba caminando cuando desafortunadamente se tropezó y se cayó. Enseguida fue llevada a la Unidad de Salud más cercana, donde le tomaron unas placas y le dijeron que no se veía nada importante. En resumen, la enviaron de regreso al hogar. Solo le recetaron unos analgésicos, y cosa curiosa, también un Dolex para su dolor.

Al día siguiente, las enfermeras del hogar notaron que Betty caminaba con dificultad y muy desequilibrada. La volvieron a llevar de urgencias a otro hospital donde le ordenaron un Tac pero no consiguieron autorización. Ante  esta dificultad, con ayuda de su familia, se asume el costo y le realizan los exámenes requeridos. A que no adivina el lector que encontraron los médicos : Betty tenía “una hemorragia intercraneana severa”, lo que requería una cirugía inmediata .

Al recibir  el hospital el resultado el examen, la remite a un hospital de tercer nivel  donde la operan inmediatamente. Y al igual que el primer caso mencionado en este blog: si la familia no hubiera pagado el Tac, Betty habría muerto. Lamentablemente, después de la cirugía ,la salud de Betty se complicó,  estaba totalmente dependiente , muy ansiosa , totalmente perdida y muy agresiva…había que tenerla amarrada para poderla alimentar.

Hoy, 9 meses después, gracias al cariño del personal del Hogar y de las voluntarias que los apoyan, Betty se ha recuperado mucho. Ya camina nuevamente solita y participa activamente de las dinámicas, donde es un personaje muy especial.

Después de escribir sobre estos casos que conocemos personalmente, puedo afirmar sin que se me sonroje la cara: la Salud en Colombia es un chiste de mal gusto. ¿De qué nos sirve que se hable de un cubrimiento del 95%, si no hay una atención oportuna y de calidad? ¿Qué tipo de profesionales médicos están sacando las universidades en la actualidad? ¿ y qué tipo de control tienen las EPS, IPS, y demás actores que intervienen en la calidad de los diagnósticos y sus consecuencias posteriores?

Para mí queda claro un mensaje dramático: en Colombia, quien no tenga dinero para tener acceso a la Medicina Prepagada, que cuesta mucho dinero, la probabilidad de caer en las garras de un médico irresponsable es altísima. Y con ello de perder la vida en el proceso.

Tal vez en la inoperancia de la Salud y la Justicia, es donde se evidencia de manera patética, la incapacidad del Estado de cumplir con las funciones básicas con la sociedad. Pero también, no es de extrañar que sucedan casos como los que aquí  he relatado, ya que son  la evidencia de la incapacidad, que han tenido diferentes gobiernos, para poner en orden el Sistema de Salud en Colombia.

Mientras que esta situación persista, seguiremos teniendo los Saludcops, Cafesalud, Palacinos, y una larga lista de etc. que muestran diariamente el desmadre al que ha llegado un servicio fundamental. Mientras esto no se corrija, la salud será un chiste mortal para la vida de todos los colombianos..

PD: Y si a alguien le quedan todavía dudas sobre el problema de calidad y oportunidad del sistema de salud en Colombia ver la siguiente nota.


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