El carbón, en la mira europea y principal combustible de los emergentes

Mina Carbones del Cerrejón, Guajira, Colombia. Prensa, Carbones del Cerrejón. www.cerrejon.com

Mina Carbones del Cerrejón, Guajira, Colombia. Prensa, Carbones del Cerrejón. www.cerrejon.com

Empresas, bancos y fondos de inversión, sobre todo europeos, anunciaron que reducirán sus inversiones en el sector del carbón para contribuir a la lucha contra las emisiones de CO2, una actitud opuesta a la de los países emergentes, donde el uso de este combustible está en pleno auge.

Este viernes Noruega ratificó la decisión de retirar su fondo soberano, el mayor del mundo, de las inversiones en empresas que tengan una parte sustancial de su actividad relacionada con el carbón.

A principios de semana, el grupo Total se comprometió a abandonar las actividades que él posee en este sector, principalmente en el sur de África, donde el gigante petrolero interviene en la producción y comercialización del carbón.

A finales de mayo, la aseguradora francesa Axa anunció la retirada de sus inversiones en las empresas más consumidoras de carbón, unas cantidades que alcanzan los 500 millones de euros de aquí a finales de año.

Incluso la Iglesia de Inglaterra (anglicana), que gestiona 12.400 millones de euros en activos, quiere abandonar sus inversiones en la más contaminante de las energías fósiles.

Si bien estos anuncios son importantes desde el punto de vista de la lucha contra las emisiones de CO2, principalmente por el mensaje que envían, no son más que una gota de agua en un inmenso mar.  “El carbón es todavía la columna vertebral de la producción de electricidad en el mundo”, afirmaba en diciembre la directora ejecutiva de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), Maria van der Hoeven.

Según la institución, la demanda de carbón seguirá creciendo de aquí a 2019 a un ritmo de 2,9% anual, frente al crecimiento del 3,3% que registró entre 2010 y 2013.

Pese a que China, primer consumidor mundial de carbón, redujo ligeramente su utilización el año pasado, el país seguirá representando las tres quintas partes de la subida de la demanda de aquí a 2019, según las cifras del gabinete Enerdata.

A finales de 2014, el carbón todavía generaba el 73% de la producción energética del país.

“(China) anunció (la producción) de 500 gigavatios en proyectos de centrales de carbón en los próximos años”, indica Nathalie Desbrosses, responsable del análisis de los mercados de la energía en Enerdata. Es el equivalente a más de 500 reactores nucleares.

Una tendencia ineludible pero ‘insostenible’:

Otros países emergentes le pisan los talones. En India, su consumo aumentó hasta un 11% el pasado año, tras haber registrado un 7% en 2013. El país está invirtiendo masivamente para poder producir más energía. Desde el pasado año, el carbón representa el 74% de sus fuentes energéticas, por encima de China, y el país superó a Estados Unidos en volumen de consumo.

Un ejemplo emblemático sería el amplio proyecto minero (11.800 millones de euros) del grupo indio Adani en Australia, cerca de la gran barrera de coral. Mientras que una decena de bancos europeos y estadounidenses se comprometieron a no financiarlo, el grupo aseguro que esto no provocaría “ninguna incidencia” en sus operaciones.

Además de India, la demanda de carbón también provendrá en los próximos años de otros países del sudeste asiático, de Japón y de Corea del Sur, según la AIE.

Incluso en el seno de Europa la actitud de algunos países es ambivalente. En abril el gobierno noruego dedicó unos 50 millones de euros a salvar a la compañía minera Store Norske, que extrae carbón en el Ártico.

Frente a esta tendencia ineludible pero “insostenible”, según la AIE, una solución para aliviar el impacto en las emisiones de CO2 podría pasar por desarrollar la captación y el almacenaje de CO2 y concentrar las inversiones en centrales de carbón más eficaces, llamadas supercríticas.

Con todo, según un estudio publicado hace unos meses por la revista Nature, para limitar el aumento de las temperaturas a 2ºC, China e India tendrían que renunciar a explotar cerca del 70% de sus reservas de carbón, África, casi el 90%; Europa, el 78% y Estados Unidos, el 92%. (AFP)


 

 

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