Ya me los imagino

Por: Andrés Quintero Olmos.

Creo firmemente que el Sí en el plebiscito ganará. No sé si lo hará con contundencia, pero seguro que vencerá. La aceitada de la maquinaria electoral será de tales dimensiones, que no habrá ni la menor posibilidad que el No pueda triunfar, al menos que haya una destacada reacción popular.

Que sepan de antemano los que votarán por el Sí: si ganan el plebiscito no será porque el Gobierno logró convencer al mayor número de colombianos. No. Dejemos a un lado los espejismos democráticos.

Si gana el Sí será en gran parte porque el Gobierno cambió el umbral de participación a uno de aprobación ridículamente inferior (13%), porque lleva meses lavándole el cerebro al pueblo con propagandas camufladas en publicidades institucionales, porque regala casas gratis a cambio de votos desde hace un par de años y porque simplemente comprará tantos votos y manipulará tanto los comicios el día de las elecciones que no habrá otro resultado posible.

Estén conscientes de esto a la hora de cantar victoria el día de los resultados y, también, a la hora de pagar sus impuestos tras la futura reforma tributaria.

Sepan bien que del pago a la DIAN a la mermelada del Sí, hay solo un paso: un gran paso para el Gobierno y las FARC –ciertamente-, pero uno pequeño para nuestra institucionalidad. Esto no me lo invento yo, este fenómeno lo describió perfectamente la actual ministra de trabajo, Clara López Obregón, durante la campaña de 2014: “Santos está organizando la más grande compra-venta de votos que se recuerde”.


 

 

Colombia paz farc sí

AFP PHOTO / Luis Acosta


Ahora, si gana por algún fenómeno pasmoso el No, me imagino a muchos sostener que la “paz” en este país no se pudo construir porque hay gente que vive de los muertos y del negocio politiquero de la guerra. Que este es el único país del mundo que vota a favor de seguir en la guerra. Claro, es que para algunos en esta nación pedir que delincuentes de lesa humanidad cumplan con un mínimo de cárcel es querer vivir en guerra. ¡Hipócritas! Si se hubiera reformado el bloque de constitucionalidad y si se hubiera dado -por derecho propio- curules parlamentarias a los paramilitares a cambio de su desmovilización, ¿qué hubieran dicho?

Pero no, aquí todos sabemos que existe una doble moral que el expresidente Gaviria plasmó perfectamente esta semana: “Los paras son escuadrones de la muerte, (…) (en cambio) las FARC tienen estatus internacional”. Obvio, es que este mundo se divide en dos: los que creen que matar con ideología de izquierda da estatus internacional y los que creen que matar, en stricto sensu, es moral y penalmente condenable independientemente de la supuesta ideología utilizada.

Comprendamos de una vez por todas: sólo habrá “paz” en este país el día que dejemos de tener diferentes raseros según el victimario o la víctima y apliquemos, por tanto, la igualdad de todos frente a la ley. “Las leyes os darán la paz”, hubiese dicho Santander. Ese día ya no podremos ser más insinceros: un día estimando un argumento, otro día desestimándolo porque ya no conviene ideológicamente.


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