La “hezbolización” del país

Por: Andrés Quintero Olmos.

Hace unos años tuve la oportunidad de visitar El Líbano. Cuando visité este país las negociaciones entre el Gobierno Santos con las FARC apenas comenzaban. Al conocer de primera mano cómo se organizaba el Estado libanés y cómo se relacionaba este con el grupo terrorista Hezbolá, no pude evitar el siguiente pensamiento: ¡ojalá no lleguemos a estas alturas en Colombia con las FARC! Lastimosamente ya hemos llegado a la ‘hezbolización’ del país. Expliquemos el paralelo.

Teniendo en cuenta que cada comparación es evidentemente imperfecta, aquí hay unos puntos en común por resaltar: primero, tanto el Hezbolá como las FARC son grupos terroristas reconocidos por la Unión Europea y Estados Unidos. Segundo, ambos tienen un apoyo popular coercitivo sobre parte de la población y territorio de su respectivo país (aunque en Colombia este sea ínfimo). Tercero, los dos tienen apoyo ideológico más allá de sus fronteras; para las FARC es Cuba y el eje del Socialismo del Siglo XXI y para el Hezbolá es Irán y el eje islámico Chií. Cuarto, las FARC y el Hezbolá han buscado dominar y abarcar el poder político con el propósito de instaurar su cultural modelo de Estado.

Lo destacable del Hezbolá es que tiene dos ramas: una política (completamente integrada en la vida política libanesa) y otra armada. Esta última tiene a su vez dos vertientes: a) un brazo armado que ha logrado en cierta medida penetrar al ejército libanés y b) un brazo paramilitar (por fuera de las instituciones).


FARC Colombia Hezbolá

Archivo. AFP PHOTO / YAMIL LAGE


Hoy, en Colombia, las FARC pretenden, mediante el acuerdo de La Habana, tener una organización similar: constitucionalizar su brazo político (Acuerdo de paz en el bloque de constitucionalidad) y afianzar su brazo armado dentro de las instituciones del Estado y mantener una facción en el monte que complemente las dos anteriores.

En la actualidad de estos últimos días, hay 3 noticias que confirman este fenómeno:

  1. Hay un temor que las zonas veredales temporales se tornen en permanentes y que estas -junto a las zonas de reserva campesina- se transformen en “repúblicas independientes”, como lo aseguraron 28 excomandantes de las Fuerzas Armadas, incluido el General Mora, negociador de La Habana. Además de esto, no hay transparencia sobre la dejación de armas de las FARC. No hay un claro inventario de sus armas y las Naciones Unidas se ven impotentes ante su verdadera desmovilización. Sólo nos atenemos a la buena fe de estas y cerramos los ojos ante la supuesta y variada disidencia que existe en sus tropas (que siguen delinquiendo silenciosamente).
  2. 1.200 combatientes de las FARC pretenden integrar la nómina de la Unidad Especial de Protección (UNP). Esto es el fenómeno de la institucionalización del brazo armado de las FARC en nuestro Estado de derecho.
  3. Los exguerrilleros de las FARC podrán conformar empresas de seguridad privada, según el proyecto de decreto-ley del Gobierno por vía “Fast Track”. Este es su futuro brazo paramilitar.

La “hezbolización” ya no parte de una ficción o suposiciones futuras, tiene como base hechos tangibles y presentes que tenemos que destacar.


 

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